Sobre la pandemia, hay nuevas malas y nuevas buenas. Puebla alcanzó, con 917 casos reportados en un solo día, el pico más alto e histórico. Todos conocemos a alguien, en nuestro entorno inmediato, que tiene COVID-19. La variante Ómicron ha resultado la más contagiosa, pero, hasta ahora afortunadamente, la menos letal. En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que este mal mundial podría estar llegando a su final.
Vemos en los reportes diarios de la Secretaría de Salud el resultado de la combinación de la variante más infecciosa, con la disminución de los cuidados.
Pero afortunadamente, no se refleja en la misma proporción en las hospitalizaciones y en las muertes.
Este mismo martes, en su comparecencia ante el pleno del Congreso del Estado, el titular de Salud de Puebla, José Antonio Martínez García, informó a detalle sobre los esfuerzos por combatir el virus.
La entidad ha sido reconocida a nivel nacional por el manejo de la pandemia.
Ni los más irracionales críticos del gobierno de Miguel Barbosa se han atrevido a poner en duda la enorme labor que se ha realizado.
Puebla está por arriba de 90 por ciento de cobertura de la vacunación.
Sólo así se ha logrado amortizar los efectos de la que para nosotros es la cuarta ola.
La que más contagiados arroja, pero menos muertos.
Esa es una buena noticia, por donde se le vea.
Pocos lo recuerdan, pero desde el principio se anunció que la pandemia sería larga.
El encargado de la estrategia nacional de combate a la COVID, Hugo López-Gatell Ramírez, tan criticado por sus momentos de protagonismo, lo dijo una y otra vez.
“Nos tenemos que preparar para una pandemia larga”.
Quizá eso es lo único en lo que haya acertado este funcionario muy dado a la mentira, las malas prácticas y la ocultación de información.
En dos meses se cumplirán dos años de que en Puebla se registró el primer caso.
En el país se reportó el 28 de febrero de 2020.
Casi dos años llevamos de pandemia.
Hay en el país más de 300 mil muertes, aunque las cifras reales hablan de una cifra muy superior a esa.
Cada muerte es una tragedia humana, familiar y personal.
Y el manejo de la pandemia por parte del gobierno federal ha dejado mucho qué desear, por no decir que ha sido criminal.
Incluso ya hay denuncias penales contra López-Gatell porque muchos, muchos decesos pudieron haberse evitado con una mejor conducción institucional de la emergencia sanitaria.
A la fecha, la OMS está considerando que el abatimiento de la variante Ómicron puede traer consigo el final de la pandemia, primero en Europa.
El efecto dominó, como ha sido en las otras oleadas, vendrá luego hacia América.
“Es posible que la región (Europa) se esté acercando al fin de la pandemia”, dijo el domingo pasado, a la agencia AFP, Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa.
Sin embargo, hay también una advertencia del mismo especialista: la mitad de los europeos podría contraer la enfermedad en las próximas semanas.
A pesar del pronóstico que señala el final de esta pesadilla, que ojalá se cumpla, no hay que bajar la guardia.
Los 917 casos reportados de este miércoles en Puebla son un recordatorio severo.
Falta mucho para llegar al final de este difícil y oscuro túnel.
Ya mucho hemos sufrido como humanidad.
Pero hay que tener paciencia y seguir cuidándonos.