Y EL YUNQUE QUIERE GUERRA…

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Envalentonados y con torpeza, los gerentes de El Yunque, el ala de la ultraderecha anquilosada poblana, quienes por décadas se han disfrazado de falsos empresarios y se han atrincherado en la Coparmex y el CCE, han decidido declarar la guerra contra el Gobierno de Puebla, en la que de antemano van derrotados, porque no solamente no tienen legitimidad, sino que también carecen de argumentos, un mínimo de razones y hasta dignidad.

¿Qué quieren en realidad?

Privilegios y prebendas.

Contratos e impunidad.

¿Qué ofrecen?

Nada.

No generan empleos.

No producen.

No aportan.

No pagan impuestos, muchos de ellos.

No impulsan la economía, ni siquiera la local.

Los barones de la derecha más radical no son los verdaderos empresarios poblanos.

En la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de Puebla y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) local no están los hombres del capital.

Sus militantes no son quienes producen las fuentes laborales.

Son simuladores.

Pero están atrincherados en esas organizaciones de membrete, para exigir a gritos y sombreros que no se les toque.

Qué se les dé a manos llenas.

Quieren terrenos -que además, en otras épocas, se les han regalado y los han desperdiciado o subutilizado-.

Exenciones de impuestos.

Posiciones en la administración pública.

Pero, efectivamente, como ha dicho el gobernador Miguel Barbosa, son incapaces siquiera de ofrecer un cubrebocas en este tiempo de pandemia.

O aspirinas y mejoralitos a los poblanos, como donación.

Algo que de manera natural y cotidiana ocurre en otras entidades y con otras asociaciones.

Ni sus impuestos pagan algunos de ellos.

No se puede esperar que ofrezcan generosamente recursos para, por ejemplo, fortalecer la seguridad pública.

Para respaldar a las instituciones.

Pero eso sí, con estridencia demandan un combate contra la delincuencia y reclaman, airados, a nombre de la sociedad, la “toma” de la UDLAP -un tema complejo, viejo, que no nació en este sexenio-.

Los anteriores gobiernos, tarde o temprano, terminaron doblándose a sus exigencias.

Los sobrevaloraron.

Lo hicieron por intereses muy personales, de los gobernadores, en distintos momentos.

Salvo Manuel Bartlett Díaz, quien en un principio los enfrentó, aunque luego término por legitimarlos, nadie los había enfrentado.

Miguel Barbosa sí los ha encarado.

Porque los conoce.

Porque sabe distinguir entre abarroteros y gerentes, y los verdaderos empresarios.

Los gerentes de la ultraderecha no están acostumbrados a un gobernador que sí dice lo que piensa.

Eso los desquicia.

Ya hubo un desencuentro, cuando el gobernador asistió al relevo de la dirigencia de la Coparmex local, en noviembre pasado, y Barbosa Huerta los paró en seco.

No aprendieron.

Siguen simulando y tocando tambores de guerra.

¿Hasta dónde llegarán?

¿Quiénes serán sus aliados, abiertos o encubiertos?

Porque entre los integrantes de El Yunque, la organización ya ni tan secreta que reúne intereses perversos, hay funcionarios, líderes partidistas y hasta periodistas.

Será muy fácil identificarlos a ellos y a sus intenciones.

Solo hay que tener los ojos bien abiertos.

Porque estos barones de la ultraderecha siempre han ido en contra de los intereses de Puebla.

En contra del bienestar colectivo.

En contra de los poblanos.

Que nos quede muy claro.

gar_pro@hotmail.com

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