En sus elecciones para renovar las dirigencias nacional y estatales, Morena es un caos total. En Jalisco, una asamblea distrital terminó el sábado a balazos, por la irrupción de un grupo armado. En la guerra por la presidencia del CEN, los golpes bajos son de una intensidad inédita y se ve muy probable que la elección en Congreso Nacional, fijada para finales de noviembre, se postergue para 2020. Puebla no es la excepción en el desorden. No hay padrón confiable. El tiempo es mínimo para la organización de las 15 asambleas distritales para el 20 de octubre, como marca la convocatoria. Además, aquí el mayor enemigo de Morena son los morenistas “puros”, quienes descalifican al actual gobierno, emanado de sus filas, con un encono al que ni la oposición se atreve.
En el papel, este 20 de octubre, en el estado de Puebla el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) deberá elegir, en votación abierta de su militancia, a sus 150 congresistas.
Son 10 por cada uno de los 15 distritos electorales federales que tiene la entidad.
Cinco hombres y cinco mujeres, en cada demarcación.
Ellos y ellas votarán por la planilla que dirigirá al partido en el estado y participarán en el Congreso Nacional, citado para el 20 de noviembre, por la dirigencia nacional.
Pero es, reitero, en el papel.
La realidad en el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador es completamente distinta a los deseos, a los tiempos y a las formas que marca su convocatoria para el caso.
En principio, no hay un padrón confiable y cada quien da una cifra de militantes.
Dependiendo de su conveniencia o su cálculo, así, a ojo de buen cubero, lo sitúan entre los 100 mil a los 80 mil.
Sin embargo, hay referencias en declaraciones de prensa de dirigentes que lo ponen en 30 mil.
Nadie tiene una leve idea.
Ni un dato sólido al respecto.
Sobre la organización de las asambleas, que formalmente comenzaron este sábado 12 de octubre en Jalisco y otras entidades, y deberán terminar en el país el 27 de este mes, tampoco hay buenas noticias para Puebla.
En el estado deberán realizarse el día 20, pero no se ve que haya mucho avance, a una semana de la fecha.
Encima, Puebla está inevitablemente contaminada por el caos con la elección de la dirigencia nacional, que ya lleva consigo la posibilidad de que ya no se lleve a cabo este año.
Los aspirantes Mario Delgado Carrillo, Alejandro Rojas Díaz-Durán y Yeidckol Polevnsky Gurwitz ya se pronunciaron a favor de que se dé hasta 2020.
Eso también tiene vueltos locos a los poblanos morenistas.
Y del nerviosismo que comienza a permea, luego de lo ocurrido en Jalisco, ni se diga.
En esa entidad, mientras se realizaba la asamblea del Distrito 9 en Huentitán, un grupo armado disparó en varias ocasiones contra el portón y cuatro personas resultaron lesionadas.
También, la agencia Quadratín informó que en los distritos 3, 5, 7, 8, 9, 10, 16 y 17 “ingresaron sujetos armados, se llevaron equipos de cómputo, listados nominales, urnas y boletas para elegir los delegados que participarían en la renovación de la dirigencia nacional”.
Pero además, en esta maraña que solamente le ocurre a Morena, hay que recordar que recientemente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) validó que sí se puede elegir presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y de los Comités Ejecutivos Estatales, vía encuestas.
Si transita esta posibilidad en sus órganos internos, las 300 asambleas distritales del país, 15 en Puebla, estarían de sobra.
Y hay más: en Puebla hay visos de amotinamiento.
Algunos de los militantes llamados “puros”, como el ex candidato a la gubernatura, Abraham Quiroz Palacios, y otros, han comenzado a despotricar públicamente contra la Cuarta Transformación (4T) poblana y contra el gobernador Miguel Barbosa y sus cercanos.
Que es solamente una “simulación”.
Que extravío los principios partidistas, dijo recientemente el también investigador universitario.
Morena está ya muy mal.
Pero pinta para estar peor.