El cantado triunfo de Marko Cortés como nuevo presidente del PAN, este domingo, abre la puerta para que en Puebla se restaure la cohabitación entre el morenovallismo y el panismo de cepa y yunquismo que rompieron con el ex gobernador Rafael Moreno Valle. La dirigencia que encabezará el michoacano posibilita el regreso de esa coexistencia, que podría fortalecer a la que quedó como segunda fuerza política del estado y del país, tras el tsunami lopezobradorista. Sin embargo, esta nueva configuración partidista deberá enfrentar en la entidad y a nivel nacional el embate, de proporciones aún imprevistas, por la salida del calderonismo para formar un nuevo partido de derecha.
De manera tolerada, en el grupo de apoyo al nuevo presidente electo del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) albiazul convergen morenovallistas con cuadros poblanos que habían denunciado abusos del grupo del ex mandatario, como Humberto Aguilar Coronado, Rafael Micalco Méndez y Juan Pablo Piña Kurczyn, coordinadores en el país, en el estado y en la Cuarta Circunscripción, respectivamente, de la campaña de Cortés entre la militancia.
Evidentemente, con el reciente nombramiento de Genoveva Huerta Villegas como presidenta estatal del PAN, el control de la dirigencia formal sigue en manos de Moreno Valle y su grupo, pero la inclusión de los tres mencionados en el CEN, en alguna cartera, como anunció Marko Cortés, generan la posibilidad de equilibrios.
Sobre todo cuando llegue el momento, en 2021, con las elecciones local y federal intermedias, de colocar candidatos de uno y otro bandos.
Incluso, si no opta a seguir a Felipe Calderón Hinojosa -quien renunció luego de su voto por el derrotado Manuel Gómez Morín-, con quien tiene muchos puntos de identificación, el ex alcalde Eduardo Rivera Pérez podría también encontrar cabida en esta concomitancia.
Precisamente en estas horas y en los próximos días, estará en evolución el cálculo serio de la nueva dirigencia nacional panista sobre el boquete que representa la salida del segundo Presidente de la República emanado de sus filas.
Ya antes el PAN, con la dirigencia anayista y el propio Ricardo Anaya Cortés, como candidato presidencial -de quien se deslindó Marko, pero con quien trabajó muy de la mano los últimos años-, sufrió una ligera desbandada de cuadros, cuando la esposa de Calderón, Margarita Zavala, decidió dejar su militancia e ir en busca de una efímera candidatura presidencial.
Calderón argumentó que su renuncia se debe a que ese partido dejó “de ser el instrumento de participación ciudadana para la construcción de un México que pensaron sus fundadores”.
De inmediato, la respuesta del PAN vino como crítica:
“Nos sorprende, sin embargo, que alguien con su capacidad (Felipe Calderón) no esboce la más mínima autocrítica por los errores que señala (hacia el PAN), muchos de los cuales comenzaron a incubarse y a potenciarse precisamente cuando él, como Presidente de la República, tenía el control total del Partido”.
En Puebla, hay que decirlo, la corriente calderonista hace años que vino a la baja.
La cabeza en su momento de esplendor fue el ex senador Ángel Alonso Díaz-Caneja, quien sin embargo ya ni siquiera está en el radar de la actividad partidista.
También en algún momento, Eduardo Rivera fue considerado afín al grupo del ex Presidente.
Hoy Lalo apenas ha alcanzado a esbozar una crítica por el “secuestro” del PAN por un grupo, en referencia al morenovallismo.
Falta ver qué tanto siguen los fieles poblanos a su líder.
Subyacente al triunfo de Marko Cortés en las urnas en las que sufragaron este domingo los panistas está el futuro inmediato del ex gobernador poblano, quien, eso sí, cumplió al pie de la letra los acuerdos al regalarle una victoria contundente en Puebla: 18 mil 061 votos para Cortés, por mil 116 para Manuel Gómez Morin.
Muy a su estilo, Rafael Moreno Valle dejó en el aire la duda de si será él nuevo coordinador de los senadores del Grupo Parlamentario del PAN, tras derrocar al actual, Damián Zepeda.
Hay una versión que atribuye esa posibilidad a una negociación de ex gobernadores y gobernadores panistas, con Marko Cortés.
“Estoy participando en lo nacional y creo que tendré mayores responsabilidades muy pronto” en el Senado, respondió Moreno Valle este domingo en una entrevista colectiva.
De cualquier modo, eso ocurrirá, si sucede, hasta que termine con diciembre el actual periodo ordinario de sesiones.
Con la llegada de la nueva dirigencia nacional, en Puebla también se irán moviendo las fichas del poder albiazul.
Falta ver si la civilidad entre grupos tiene una lejana fecha de caducidad o será breve.
Son tiempos de retos también, sobre la actitud que tomará el PAN ante el nuevo régimen lopezobradorista: ¿enfrentamiento o negociación?
Y también de cara al fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) sobre la gubernatura de Puebla.
Moreno Valle le cumplió a Marko Cortés; ahora éste debe asumir sin regateos la defensa del triunfo de Martha Erika Alonso.
Quid pro quo, le llaman.