Todo, sí, está perfilado para que Jorge Aguilar Chedraui asuma en su momento la coordinación del grupo parlamentario del PAN y también, inevitablemente, la presidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado de Puebla.
Los consensos entre los diputados electos van más que avanzados, así como la operación con –y entre- los factores de decisión.
La suerte está echada y no hay vuelta de hoja, aunque haya quien pretenda correr versiones en sentido contrario.
Por ejemplo, que el ex secretario de Salud está vetado por El Yunque y que Aguilar Chedraui ha condicionado su afiliación al PAN, a cambio de que el dirigente estatal de esa fuerza política y quien tiene en teoría la última palabra, Rafael Micalco Méndez, garantice su visto bueno para nombrarlo coordinador de la bancada panista en el poder Legislativo.
Según cuentan al interior del blanquiazul, ambas versiones son más falsas que un billete de 9 mil pesos.
Aguilar Chedraui no sólo no ha dudado en convertirse en un miembro más de Acción Nacional; de hecho, pase lo que pase con la coordinación del grupo parlamentario y con la jefatura de la Junta de Gobierno, el diputado electo por la coalición Puebla Unida estará presentando su solicitud de afiliación antes de que termine este mes de septiembre; a inicios de octubre a más tardar.
Ahora bien: ¿está o no vetado por El Yunque?
Una fuente cercana al alcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, asegura que no, de ninguna manera.
De hecho, cuentan, entre los acuerdos para empujar a Aguilar Chedraui al liderazgo de la Cámara, hay uno y muy importante: se garantizará que el diputado electo y ex secretario de Gobernación Municipal Pablo Montiel Solana sea el representante de los intereses de la ultraderecha en el Congreso.
En otras palabras: el Juan Carlos Espina de la nueva Legislatura, con todo, todo lo que eso implica.
Así que el trayecto de Aguilar Chedraui se ve despejado y más ahora con, como ha trascendido, el posicionamiento de Pablo Rodríguez Regordosa como muy probable relevo de Gerardo Maldonado en el PAN municipal, una jugada de tres bandas –carambola pura- desde Casa Puebla.
Sin embargo, hasta hoy nadie se ha hecho una pregunta básica: Aguilar Chedraui va a ser, sin duda, el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, pero ¿en qué año?
En ¿2014?, ¿2015? o ¿2016?, considerando que dicha presidencia es rotativa y que por eso se asigna por el lapso de un año a cada uno de los líderes de las tres principales fuerzas representadas en el Congreso.
Aquí sí entra en consideración algo que se llama coyuntura y su hermana gemela, la conveniencia.
En efecto: ¿qué le conviene más a Aguilar Chedraui, en función de su proyecto político personal? ¿Empezar o cerrar la Legislatura como líder de la Cámara? Sobre todo cuando, como todo mundo sabe, hay algo llamado minigubernatura en el horizonte.
Y es que no es lo mismo ser hoy el presidente de la Junta que mañana, justo cuando se tomará la gran decisión sobre el hombre que ocupará el poder Ejecutivo por un año.
En cierto sentido, es lo mismo que ha pasado con la presidencia de la CONAGO con Rafael Moreno Valle: hay un mundo de diferencia entre serlo hoy, cuando las reformas del presidente Enrique Peña Nieto están a debate en todo el país, que haberlo sido hace unos meses, cuando la CONAGO y su presidente, el gobernador de Sinaloa, francamente pasaron de noche debido a la inexistencia de una agenda nacional de alta prioridad.
La pregunta, entonces, sigue siendo la misma: ¿Qué va a hacer Aguilar Chedraui?
Y más que el qué: cuándo. Sí, cuándo asumirá el liderazgo de la Cámara: ¿al principio, en medio o al final?
Como diría el clásico: la duda mata.