Anecdotario electoral
Lesly Mellado May
Dicen de la jornada de este 6 de junio que es “la elección más grande de la historia” de nuestro país. El calificativo obedece al número de cargos en disputa: 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, 30 congresos locales (1 mil 63 diputaciones), y 1 mil 923 presidencias municipales. Puebla se incluye con la elección de 15 diputados federales, 41 diputados locales y 217 presidentes municipales.
No sabemos si lo acontecido en este proceso electoral local pasará a la Historia, pero haremos un recuento de lo que lo caracterizó.
La pandemia por COVID-19 sin duda modificó por completo la elección: los candidatos se quedaron sin actos masivos para su registro ante el IEE e INE y también tuvieron que hacer cierres de campaña con un número reducido de personas; aunque fueron reuniones con menos asistentes de lo habitual, la sana distancia y el uso de cubreboca no fue respetado. En el otro extremo, hubo candidatos que confiados en el potencial del voto morenista ni se ocuparon en gastar sus zapatos pidiendo el voto popular.
La COVID generó que buena parte de las actividades sociales y educativas pasaran al terreno virtual, pero las campañas quedaron a deber en ese ámbito, en el caso de Puebla no hubo estrategias efectivas para impactar en redes sociales y ningún candidato logró hacer una tendencia en éstas. Falta saber si la pandemia afectará la afluencia en las urnas.
La vacuna contra COVID avanzó junto con las campañas electorales, incluso se sacrificó la segunda dosis para adultos mayores en los municipios del interior del estado con el objetivo de inmunizar a la chavorruquiza. Las campañas también fueron acompañadas por la narrativa de que la tercera ola sólo existía en la imaginación por eso nunca llegó y que está muy cerca el fin de la pandemia.
La “nota de color” sin duda la dio el candidato de Morena a reelegirse como diputado federal por Puebla, Saúl Huerta, que terminó (como temía) destruido por un escándalo sexual.
La morenista Nora Escamilla se convirtió en protagonista de las primeras veces. Por enroques electorales es la primera mujer en ocupar la presidencia del Congreso del estado, y es también la primera persona en no pedir licencia al cargo para hacer campaña, es decir, en ejercer la diputación y ser al mismo tiempo candidata a reelegirse.
A falta de elección de gobernador, la atención se centró en la presidencia municipal de Puebla que terminó en ser una justa con los mismos punteros que en 2018: la disputa de los Rivera por alcanzar la reelección.
La estrategia de la morenista Claudia Rivera naufragó entre las fotografías que se tomó para la publicidad electoral y la anulación de dos de sus principales colaboradores Liza Aceves y Andrés García. Aceves tuvo el desatino de “denunciar” un amasiato y García fue procesado por hostigamiento sexual.
La presidenta municipal de Puebla abrió y cerró su campaña alegando violencia política de género. Su imagen cotidiana es abismalmente diferente a la que se exhibe en la propaganda electoral, lo que generó una tormenta de críticas que crecieron exponencialmente en redes sociales. Hay que recordar que Mario Marín fue señalado cuando se borró un lunar que tenía en el entrecejo para sus fotos de campaña, y luego se lo extirpó. En el ámbito nacional, Beatriz Paredes también recibió embates porque la publicidad de su campaña rumbo a la Jefatura del gobierno de la CDMX (allá por 2006) mostraba una imagen irreal que incluso llegaron a comparar con la “metamorfosis de Betty”. En esta misma campaña vimos notas sobre las arregladas que se dieron físicamente y digitalmente morenistas como Karina Pérez y Nora Escamilla.
La decisión de cambiar el huipil blanco y vino que usó en la publicidad de 2018, por el vestido blanco y el peinado perfecto en la de 2021, le salió caro a Claudia Rivera.
El panista de cepa Eduardo Rivera también fue protagonista de las primeras veces. Sí el hijo prodigio del PAN, el orgullo UPAEP, el acérrimo crítico del PRI, el joven ejemplo de la derecha, el politólogo que pasó décadas luchando contra el régimen tricolor se convirtió en candidato del ex partidazo. Se puso el chaleco rojo, fue ungido abanderado en el viejo edificio de la 5 Poniente, en la boleta estará con el logo del PRI… del PAN, del PRD… ¡qué tiempos!
Finalmente, el hoy partidazo Morena sacó a flote su sangre priísta, perredista y hasta panista, la disputa por las candidaturas en Puebla terminó en una batalla por la que van mal heridos al 6 de junio; pero no les importa porque piensan que evocando al mesías los votos caerán del cielo.