Amor verdadero
Hablamos de amor todo el tiempo. Lo gritamos. Pero no lo escuchamos. No nos escuchamos. De eso va el Psicoanálisis. De hacer y deshacer el amor con palabras. De hablar y escuchar nuestras palabras en la voz de otro que sí nos mira.
Si no fuéramos unos neuróticos ordinarios, quizá podríamos vivir en la psicosis. Ahí donde no existe la metáfora. Ahí donde frases como “toma mi corazón”, “el amor es ciego”, “cupido nos flechó”, “te doy mis ojos”, “me desangró por ti” o “te amaré hasta que la muerte nos separe”, no son simples y banales expresiones que nunca alcanzan a decir lo que realmente sentimos.
Hay en el arte mucho del inconsciente. Y Tim Burton nos ha regalado a manos llenas – con todo y tijeras – sus más oscuros sueños de amor. En la exposición que muestra su extraño mundo, nos deja ver la obra que con sus manos plasmó en cada servilleta de un café o un pub. Nos muestra el extraño mundo que creó y habitó en su mente antes de ser el productor y/o director de “Alicia en el país de las Maravillas”, “El Cadáver de la Novia”, “El joven manos de tijera”, la primera trilogía noventera de “Batman”, “Charlie y la Fábrica de Chocolate”, “Sombras tenebrosas” y otra veintena de filmes llenos de personajes góticos, melancólicos e inadaptados.
Es precisamente un proyecto no nato titulado True Love (Amor Verdadero) donde menos metáfora existe. Donde muestra a un malvado cupido atravesando con su flecha los ojos de un par que se mira fijamente. Donde un dragón de fuego se para en la orilla de la tierra para replegarse codo a codo a un monstruo marino que no puede salir del lago. Amor imposible, lo llama. Donde un pobre enamorado se arranca el corazón y lo entrega a una mujer ingrata y aterrada.
Mientras recorría la exposición no dejaba de pensar en la melancolía infinita que hay en cada personaje con mirada triste, con cuerpos que reclaman un poco de amor, que con sus dientes afilados o sonrisas tenebrosas evocan ternura, trazos que rayan entre lo sensual, lo fantástico y lo bizarro, monstruos y fantasmas que están cansados de ser los malos del cuento. “Debe haber algo más allá que andar por el mundo espantando con un bu”, escribió al lado de uno de ellos.
Si bien la fama de Tim Burton viene tras cada blockbuster taquillero, en el que nos ha dejado claro que el amor no es un #FelicesPorSiempre sino un eterno dejar ir para reencontrarse, y que al “The End” siempre le sigue el “Or is Not?”. Yo quedé enamorada de su obra como escritor y cuentista. En especial de los personajes del libro de cuentos La Melancólica Muerte del Chico Ostra, que después aparecieron en una serie animada en Flash. Todos extraños, solitarios y atascados de humor negro. Mi corazón se apachurró un poco entre el huérfano Chico Mancha que debe acabar con todos los frikis como él, y la Chica con muchos ojos, de quien sugiere que debe ser muy complicado tener una novia así porque cuando llora, seguramente uno quedará muy empapado.