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Baño de humildad

Jueves, Enero 9th, 2014

Dirán que soy una exagerada pero el kilómetro diario que he caminado los últimos tres días me hacen sentir grande. Y es que caminar una sola calle me agota. Así de grave está mi condición física.

Entonces decidí dejar el auto y tomar el transporte público. De esta manera me obligo a caminar y empezar a calentar mi cuerpo para las “grandes ligas”, osea una jornada de una hora trotando. Esa es la meta en el corto plazo.

Tal vez a muchos les pase que, como yo, conducimos de prisa, sin fijarnos en quienes van por la acera o esperan la combi. Vamos viendo de frente sólo atendiendo los semáforos y que nadie se nos meta en el carril. Hoy la vida me dio una lección especial.

Después de 15 minutos de caminar de la casa a donde supuse que pasaría algun micro o combi que me acercara al centro de la ciudad de Puebla, me hallé parada junto a un pareja de la tercera edad. Tendrían unos 70 u 80 años. Me conmovió ver cómo él, con la mano llena de arrugas y moviendo lentamente los dedos le daba a cuentagotas peso por peso el monto del pasaje a su esposa, quien con atención veía las monedas caer una a una sobre su mano.

Lo primero que pensé fue en su historia de amor. En mi historia de amor. Pensar que algún día, si Dios quiere, seré una anciana y a mi lado estará un hombre que habrá envejecido a mi lado. Pensaba en áquel concepto de “compañeros de vida”.

Seguí observando al par de viejitos. Ella cargaba una bolsa de esas con las que las señoras van al mercado. Pesaría al menos unos seis kilos. Mi impresión fue mayor cuando vi que él llevaba una bolsa de dialisis. Y así subió y bajó de la combi. Entonces me quedé helada.

Por mi mente pasaron todos los spots de Lolita Ayala en los que habla de la salud y los males degenerativos. Pensaba ¿Por qué esperar a que nos digan que hay que amputar el pie diabético? ¿Por qué esperar a que te digan que el riñón o el higado ya no te funcionan?

Luego pensé en nuestras autoridades. Tan ajenas a estas historias que se ven en la combi. ¿Cuándo habrá sido la última vez que lo hicieron? ¿Lo habrán hecho alguna vez?. Pensaba en el concepto de “baños de pueblo” que tanto se menciona en el círculo político. Esos en los que todos los que anhelan el poder se sumergen para atraer votos. Sin embargo, dudo que en sus giras de trabajo, el gobernador, el presidente o los diputados puedan percibir las carencias y las emociones de quienes viven con los pesos contados.

En gran parte, el cuadro me sorprendió porque, gracias a Dios, mis abuelos no están en esa situación. La invitación es, pues, ser más humildes, hacer ejercicio, ser saludables, trabajar y exigir resultados a nuestros gobernantes para tener una mejor calidad de vida hoy y mañana. Feliz año nuevo.

¿Qué nos gusta del periódico?

Martes, Noviembre 26th, 2013

La crisis de los medios impresos es una realidad. Es un hecho que quien quiera sobrevivir a ella debe migrar al mundo digital pues más que el papel o los formatos tabloide, lo que la gente quiere es información, contenidos e interacción.

Bajo la premisa de que el periódico es el método tradicional de información, de difusión y de promoción de actividades, el avance de la tecnología y los cambios de la sociedad han desplazado su influencia al grado que grandes corporaciones de medios han decidido desaparecer sus ediciones impresas.

Con base en lo anterior, Consulta Mitofsky realizó un estudio en el que preguntó a los mexicanos qué es lo que les gusta y qué no les gusta del periódico. Aquí los resultados más destacables:

• En primer lugar, cada vez menos personas leen los diarios impresos. En promedio los mexicanos leen 1.2 días el periódico en una semana, mientras que más de 6 de cada 10 dice que lo lee 0 días y solamente 4% que lo lee los 7 días.

• Entre más sea el nivel de escolaridad del ciudadano más lee el periódico en promedio, aunque aun así, quienes estudiaron universidad leen solamente 2.4 días de la semana un diario.

• A mayor nivel socioeconómico se lee el periódico 2 días en promedio, mientras que a menor nivel sólo se lee 0.8 veces.

• Para quienes leen periódicos, las secciones que más menciones obtienen un “Le gustan” son la policiaca (41%), después la política (32%) y los deportes (31.6%).

• Los ciudadanos de edad intermedia, son los más interesados en las noticias de inseguridad y al igual que los jóvenes, en los deportes. Por sexo, los hombres gustan en general más en promedio de todas las secciones salvo de “espectáculos”, “sociales” y “estados”.

• Por edades, a los jóvenes les gustan más los “espectáculos”, “sociales” “anuncios clasificados” y las noticias de otros estados.

• Los mayores de 50 años sienten más interés en noticias generales ya sea del ámbito local o nacional, también en los editoriales.

• En las zonas rurales gustan más las noticias de inseguridad, de política, de deportes y los anuncios clasificados, en todas las demás muestran desinterés respecto a lo que se observa en zonas urbanas.

7 tipos de tuiteros

Lunes, Noviembre 25th, 2013

Por sus #hashtags los conocerás. Se trata de los tipos de tuiteros según una clasificación que tiene que ver con las etiquetas que ocupan, es decir, cómo definen qué palabras etiquetar en aras de convertirse en trending topic o sumar más followers.

De acuerdo con la revista Quo, el periodista Jeff Wilser afirma que el uso de estos llamados hashtags está yendo demasiado lejos pues si bien promueven causas sociales, también pueden ser utilizados como memes.

Aquí la clasificación de Wilser que difundió New York Magazine para que veas con cuál te identificas y a cual simplemente bloquear de tu lista:

1. Hashtag Stuffers o los “embutidores” de hashtags. Es el tipo más común de abuso de hashtag, según Wilser. Añaden múltiples hashtags para todos los mensajes que escriben e incluso agregan etiquetas con palabras al azar dentro del mensaje. Wilser afirma que estas personas no captan la idea del hashtag, o lo usan como una forma de tener más seguidores y ampliar su audiencia.

El “embutidor” es incapaz de compartir una foto de las celebraciones del 4 de julio sin escribir: #fuegosartificiales #4deJulio #Julio4 #boom! #celebracion #independencia #diadelaindependencia #EstadosUnidos #rojo #blanco #azul #hermoso

2. Verbal Hashtagger o el “hastagero” verbal. Son el tipo de personas que usan la palabra hashtag en las conversaciones cotidianas.

3. Hashtag Stringers o cadeneros de hastags. Juntan varias palabras para formar un hashtag extra largo. Por ejemplo, un hasthag tan largo que abarca los 140 caracteres permitidos en Twitter.

4. Gratuitous Event Hashtaggers o los “hastageros” de eventos. Éstos usuarios incluyen a las personas que acuden a eventos en sus publicación y además, utilizan excesivamente el hashtag asignado para dicho evento (concierto, conferencia, …).

5. Hash Swaggers o los presumidos. Utilizan hashtags de eventos sociales para alardear de su presencia en ellos.

6. Hack-taggers o mercenarios. Son usuarios de redes sociales que asechan a las empresas, las marcas y los políticos, se valen de hashtags (hechos por las propias empresas, los políticos, las personalidades o por ellos mismos) para protestar.

En diciembre Starbucks pidió a la gente en Twitter utilizar el hashtag #spreadthecheer (esparce la alegría) para compartir sus mensajes.

7. Crutch Hashtaggers o “hashtageros” discapacitados. Utilizan etiquetas constantemente a través de múltiples plataformas en un intento de ser ingeniosos o para aclarar el tono de un mensaje (e.j #sarcasmo #OkNot). 

Wilser afirma que, si bien el uso de “hashtags” se trata de algo divertido e inteligente, la novedad ha desaparecido.

Fuente: Quo.mx

México: uso y abuso del celular

Miércoles, Noviembre 20th, 2013

Hay veces que me pregunto cómo era que sobrevivíamos en la sociedad sin teléfonos celulares. Yo, por ejemplo, tuve el primero a eso de los 20 años. Y ahora que lo pienso, no sé ni para qué. Me lo regalo mi papá y lo usaba para comunicarme con el novio en turno. Antes de eso, uno se comunicaba hasta llegar a su casa, de lo contrario podíamos andar por la ciudad ilocalizables, con la mamá tronándose los dedos pensando en los peores escenarios de por qué no habíamos llegado de la escuela.

Hoy usamos el celular para todo menos para hablar por teléfono. En mi caso, sólo ocupo una cuarta parte del tiempo aire que incluye mi plan Telcel, envió tan sólo 5 de los 50 mensajes SMS a los que tengo derecho, pero eso sí, apenas me alcanzan los 500 MB que me ofrecen al mes por la módica cantidad de 550 pesitos.

Valga mi confesión para presentar datos interesantes que Consulta Mitofsky halló en una encuesta que denominó, atinadamente, ‘México: uso y abuso del celular’. En ésta determinó que la tercera parte de la población en nuestro país posee teléfono en su vivienda y además un teléfono celular, y en contraparte existe aún un 27% de mexicanos “incomunicados” ya que no posee ninguno de los dos tipos de acceso telefónico (en 2010 eran 32%, es decir, se amplió la cobertura).

Aquí más incongruencias de la era de la comunicación digital:

• Mientras 8% de los mexicanos tienen teléfono fijo y no un celular, el 30% posee un celular sin tener teléfono fijo en su vivienda.

• Casi 8 de cada 10 usuarios de telefonía dicen que utilizan tarjeta de prepago y 19% que su contrato es algún plan tarifario.

• En promedio, cada usuario de telefonía celular estima en $296.30 pesos el total mensual que paga; aunque mientras 29% dice que paga 100 pesos o menos , 8% afirma pagar más de 500 pesos.

• Uno de cada 50 portadores de un aparato celular dice que cambia de aparato al menos cada 3 meses pero el mayor porcentaje (46%) dice que cambia cuando el aparato ya no sirve.

• De 2010 a 2013 el promedio de contactos guardados en un aparato celular subió de 42 a 61 personas, casi 50% de incremento. 1 de cada 4 personas dice que en su celular hay más de 50 contactos.

• Mientras casi la mitad de usuarios (46.1%) dice que no revisa periódicamente su teléfono salvo cuando suena, tenemos un grupo de 8% que dice que lo revisa al menos cada 10 minutos.

• De 2010 a 2013 subió de 5.8 a 8.4 el número de llamadas promedio que realiza un usuario de celular, y de 7.3 a 9.9 el promedio de llamadas recibidas.

• 3 de cada 4 usuarios de celular dicen que duermen con el celular a la mano; 69% que se lo lleva cuando va al cine y 48% cuando va al baño.

• Más de la mitad de los usuarios regresan a su casa si se percatan que han olvidado el celular y 7% incluso dicen que jamás lo olvidaría, sólo 24% dice que seguiría su camino sin él.

En el siguiente recuadro más conclusiones de los excesos en el uso de los llamados teléfonos inteligentes:

Parquimóvil

Martes, Noviembre 12th, 2013

Una de las complicaciones para quienes tenemos auto es dónde estacionarlo. En el centro de la ciudad de Puebla es simplemente imposible encontrar un lugar disponible, autorizado y gratuito. Una vez llegué a pagar casi 200 pesos por tenerlo en el estacionamiento privado por nueve horas, mientras trabajaba. En otras ocasiones, perdía entre 30 o 40 minutos dando vueltas esperando que alguien desocupara un lugar. Y de aquellos especímenes, por no decirles parásitos, llamados “viene, viene” o franeleros mejor ni hablamos.

De hecho, basta con recorrer las calles aledañas a restaurantes, auditorios o lugares públicos para verlos con sus aires de “dueños de la banqueta”, exigiendo 40 o 50 pesos por “estacionada”, y si uno se rehúsa entonces no se hacen responsables de la “cuidadita”. Horror.

Valga esta introducción para hablar de una iniciativa de un poblano llamado Carlos Anaya que consiste en una especie de parquímetros virtuales, bautizados como “parquimóvil”. En su natal Zacatlán, logró que las autoridades eliminaran los obsoletos y arcaicos parquímetros gracias a que su empresa ideó un sistema de pago de estacionamiento virtual.

El sistema luce complicado, pero no lo es tanto. De hecho resulta práctico. El conductor deja su vehículo en un cajón de estacionamiento, mismo que ya ha recibido un folio permanente, después envía un mensaje de texto con saldo para liquidar el espacio y dar de alta sus placas.

Otras opciones de pago son mediante tarjetas de crédito o débito a través de una aplicación en un smartphone o con efectivo en algún establecimiento comercial cercano, que pueden ser tiendas de abarrotes, hoteles, restaurantes, entre otros.

El modelo de negocio consiste en que por cada transacción, Parquimóvil se queda con 70 u 80 por ciento y el resto lo paga al gobierno local.

Tan sólo en 2012, Parquimóvil registró 470 mil transacciones de 228 cajones y prevé licitar permisos en Brasil y Colombia.

Aquí la explicación completa: