MARIO RIESTRA-GENOVEVA HUERTA Y EL PAN: OPOSICIÓN DE OPERETA
Arturo Luna Silva
Como patada de mula, o gancho al hígado, cayó en muchos panistas la reunión que a finales de la pasada semana presumieron Mario Riestra Piña y Genoveva Huerta Villegas con el gobernador Alejandro Armenta Mier.
Ilusamente, muchos militantes y consejeros blanquiazules creyeron el discurso del presidente y la secretaria general del Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN, quienes les juraron que ellos, a diferencia de Augusta Díaz de Rivera y Marcos Castro Martínez, sí abanderarían un verdadero movimiento opositor y recuperarían la histórica combatividad y competitividad de Acción Nacional.
Y resulta que más tardaron en cobrar su primera quincena, que en irse a ponerse a las órdenes –“¡a sus órdenes, jefe!”– del mandatario estatal, ya formalmente militante de Morena.
La política es diálogo, acuerdo, pacto, y nadie espera que el PAN -este remedo de nuevo PAN- se tire a matar, se enfunde en su traje de kamikaze y se vaya a la yugular del gobernador, por cierto el principal ganador con este encuentro, pues sin mayor esfuerzo le sirve para fortalecer su discurso de pluralidad, apertura y tolerancia, incluso con quien supuestamente es su principal opositor, al cual ya desactivó con ese, un simple gesto de cortesía política.
Sin embargo, el sentimiento entre los panistas que pensaron que las cosas iban a cambiar y que el PAN recuperaría su esencia y por lo menos haría contraste con el poder en turno, es de decepción, pues Mario Riestra y Genoveva Huerta quedaron retratados.
Sí, re-tra-ta-dos.
“Ya ni disimularon”, me dijo, indignado, un integrante de su propio CDE. “¿Cuál era la prisa para reunirse con el gobernador? ¿Acaso le deben algo?”, cuestionó otro.
Y es que dicho cónclave, del que por cierto pocos detalles se ofrecieron, más allá de post plagados de lugares comunes en redes sociales, sólo vino a confirmar las muchas sospechas que hay en el sentido de que la fórmula Mario Riestra-Genoveva Huerta recibió ayuda, ayuda externa, ayuda poderosa, para ganar a Eduardo Rivera Pérez y secuaces la asamblea del pasado 15 de diciembre.
De ahí el abultado resultado: 70-43 votos.
En la fotografía que corrieron a subir Riestra y Huerta, al lado del gobernador, lucen más sonrientes y satisfechos incluso que el día que se apoderaron del PAN: se les ve felices, radiantes, luminosos; muy diferentes -en el gesto y lenguaje corporal- a Alejandro Armenta, que comparece templado, sobrio, escéptico, quizá asombrado del diminuto tamaño de su oposición, oposición de opereta.
Una oposición muda, ciega, tibia; en esencia: incapaz de tener narrativa propia, de ganar la agenda mediática o al menos de fijar una postura pública sobre los graves problemas que arrastra Puebla, sobre todo los relacionados con la inseguridad pública.
En diciembre pasado, el tibio Mario Riestra movió a sus porristas y bots para burlarse de su rival interno, Eduardo Rivera, por haber publicado una carta dirigida al gobernador, en la que el ex alcalde prácticamente se le pone de tapete y suplica por impunidad; no obstante, en los hechos, acabó haciendo lo mismo, sólo que por distinto método.
Reitero: la reunión con Armenta Mier no cayó nada bien entre muchos militantes del PAN, incluso en algunos morenovallistas que los apoyaron para apoderarse de la franquicia.
Pero si con esto casi se infartaron, se van a morir cuando se enteren del verdadero plan de Mario Riestra, el cual no es otro que apoderarse en 2027 de la candidatura a la alcaldía de Puebla para nuevamente intentar llegar a la presidencia municipal, tras ser arrollado en las urnas en 2024.
Si bien en la campaña interna manejó ante los militantes panistas el discurso de que no buscaría cargos de elección popular y que se dedicaría solo a dirigir al PAN, la verdad es que desde el día uno está haciendo todo -y todo es todo- por lograr su obsesión, ya casi una enfermedad.
Se va a imponer como candidato bajo el argumento que, según las encuestas, no hay nadie más conocido y competitivo que él; es decir, el chiste de siempre.
De hecho, en esa ruta, viene financiando a muchos de los críticos del edil José Chedraui Budib, pues cree que el permanente desgaste y el consolidado fracaso de este, le abrirán con más facilidad las puertas del Palacio Municipal. Ha dejado todas sus huellas.
Lamentablemente para Mario Riestra, al menos hasta hoy no tiene otra cosa que presumir que su gran reunión con el gobernador, un acto vergonzoso -desde cualquier punto de vista- para quien pretende abanderar a la “oposición” en el estado.
Por cierto: ¡qué buenos nombramientos! ha hecho en el Comité Directivo Estatal: ya nada más falta que nombre a su hermano Rodrigo como presidente adjunto o algo similar, pues este sujeto -con una cola más larga que la Vía Atlixcáyotl- es quien realmente toma las decisiones en el PAN poblano; otro es Jorge Aguilar Chedraui, pero esa, esa es otra historia.