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EL JUEGO DE TRUMP Y EL RIESGO PARA LOS MIGRANTES POBLANOS

EL JUEGO DE TRUMP Y EL RIESGO PARA LOS MIGRANTES POBLANOS

EL JUEGO DE TRUMP Y EL RIESGO PARA LOS MIGRANTES POBLANOS

El otra vez presidente de Estados Unidos Donald Trump arremetió, desde el discurso inaugural de su nuevo juramento al cargo, contra México y contra los migrantes. Sus palabras suenan estruendosas y sus amenazas se perciben como cuchillos. Sin embargo, ya en el análisis pausado, están muy lejos de concretarse en la realidad.

En primer lugar, en lo que respecta al tema de las deportaciones masivas.

Ahí sus amagos suenan irreales.

Su plan de expulsar a millones de indocumentados requiere un presupuesto descomunal.

Incosteable, en lo inmediato, incluso para la nación más rica y poderosa del mundo.

Una cantidad de dinero que ni siquiera está calculada, que no tiene en este momento Donald Trump y que deberá, en su caso, aprobar antes el Congreso estadounidense.

No obstante, su beligerante actitud preocupa al menos a 30 millones de connacionales y de ellos a 3.5 millones que son poblanos y poblanas.

Si bien no todos son susceptibles de la deportación, esa medida sí terminaría por afectar su entorno familiar y social.

Sin embargo, por varias razones es en este momento inviable.

La primera, por supuesto, es económica, como ya dijimos.

La segunda es que no puede quedarse, de un día para otro, sin la mano de obra de los migrantes indocumentados mexicanos y poblanos.

Claudia Sheinbaum dejó una muy clara postura en su visita a Chinantla, Puebla, una tierra de migrantes, en donde una mitad vive aquí y la otra, principalmente, en Nueva York.

La presidenta dijo que los mexicanos que están en Estados Unidos enviaron 65 mil millones de dólares en remesas a México el año pasado.

Pero eso es apenas 20 por ciento de lo que producen.

El otro 80 por ciento se queda en la Unión Americana en consumo e impuestos.

El canciller Juan Ramón de la Fuente también lo ha dejado claro: los mexicanos en la Unión Americana generan alrededor de 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de aquella nación.

Muy lejos de amedrentarse, la presidenta Sheinbaum, y para el caso de los poblanos, el gobernador Alejandro Armenta, han sido muy firmes y tienen posturas sólidas y nacionalistas respecto de la defensa de los migrantes, allá y acá.

Armenta ha instruido su gobierno a tener listos programas de respaldo para los migrantes, en caso muy remoto por cierto, de que se dieran deportaciones masivas.

El Instituto Poblano de Asistencia al Migrante (IPAM) está listo con varios programas emergentes y otros permanentes de empleo, apoyo económico y hasta educativos, en caso de que sean repatriados infantes en edad escolar.

Pero ojo, hay que ponderar los discursos en su justa dimensión.

No hay que olvidar que Trump, con sus amenazas, está complaciendo a su base social y electoral.

A ese estadounidense promedio que, sin información suficiente, se cree el cuento de que los mexicanos y personas de otras nacionalidades les quitan el trabajo.

A diferencia de su mandato anterior, ahora Trump no ha amenazado con el muro.

Por lo pronto, la medida más llamativa que anunció el magnate es que ha etiquetado a los narcotraficantes como terroristas.

Bajo esa nueva clasificación, podría justificar inserciones, incluso militares, en territorio mexicano para acabar con los cárteles de las drogas.

Algo -hay que decirlo- en lo que muchos mexicanos están totalmente de acuerdo, más allá de nacionalismo y soberanías.

La declaratoria de emergencia nacional en la frontera sur es también una amenaza que lanza para satisfacer a su base social.

Al menos en el terreno discursivo, en el que tan bien juega Donald, ha encontrado una posición firme de Claudia Sheinbaum.

En el mismo sentido, Alejandro Armenta ha calificado de beligerantes, intransigentes y aniquiladoras las palabras del presidente estadounidense.

Es una buena noticia que Trump no tenga el dinero suficiente para las deportaciones masivas.

También que haya matizado y que se haya concentrado en señalar a los indocumentados con antecedentes criminales.

Pero es una mejor noticia que Estados Unidos depende tanto de México.

Como dijo la presidenta Sheinbaum en Chinantla, sin los mexicanos y sin los poblanos, allá no tendrían “comida en su mesa”.

Más allá de una metáfora o de una frase que busca aliviar la preocupación de nuestros paisanos y paisanas, es efectivamente una realidad.

Estados Unidos no puede prescindir de los mexicanos ni de los poblados.

La pregunta que hizo el gobernador Armenta, también el domingo en Chinantla, de si Estados Unidos está preparado para prescindir de la mano de obra calificada y de todos los oficios que con maestría realizan los poblanos, es muy pertinente.

Y la respuesta es muy sencilla.

Estados Unidos no podría vivir, ni un día, sin los poblanos y sin los mexicanos.

Lo saben en la Casa Blanca.

Lo saben en el Capitolio.

Lo saben en Los Ángeles, en Chicago y en Nueva York.

Puebla York existe y es indispensable.

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