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DISTRIBUIDOR JUÁREZ-SERDÁN: AÑO 20

DISTRIBUIDOR JUÁREZ-SERDÁN: AÑO 20

DISTRIBUIDOR JUÁREZ-SERDÁN: AÑO 20

El pasado 22 de enero se cumplieron 20 años de la inauguración del Distribuidor Vial Juárez-Serdán, la obra más polémica, y más criticada, de Luis Paredes Moctezuma, alcalde de Puebla en el periodo 2002-2005.

Su construcción se realizó en medio de fuertes ataques mediáticos y políticos, que fueron resistidos hasta culminar una obra cuya utilidad se negaban a ver sus detractores (unos por consigna, otros por envidia y muchos más por ignorancia).

Anclados en esa mediocridad que siempre busca lo barato -aunque no sirva o se deteriore pronto-, censuraban su alto costo negándose a ver hacia el futuro.

Estaba pensada para soluciones de largo plazo, como ha quedado demostrado con la utilización de los carriles confinados para el sistema de transporte colectivo, hoy la RUTA; mañana, un tren que, cuando las circunstancias lo exijan, podrá ser de dos pisos (por eso su altura) como ha sido implementado ya en algunas ciudades europeas con sus metros saturados.

La estación más importante de la RUTA se ubica precisamente en el espacio que para ello Luis Paredes destinó muchos años antes de que este sistema se implementara, en tiempos de Rafael Moreno Valle Rosas.

Luis Paredes, entonces militante del PAN y potencial candidato a gobernador, previó y actuó a pesar de los ataques de los “políticamente correctos”.

Jamás se ha inundado (ni se inundará) debido al colector pluvial que se construyó -a un alto costo- hasta el río Atoyac, sirviendo además a las colonias aledañas.

La mediocridad hubiera ahorrado mucho dinero no haciéndolo, aunque luego desparramase aguas negras.

Fueron muchos quienes criticaron que se dejaran pasos para el líquido que mana de los veneros sulfurosos en su entorno, sin considerar que el agua es imparable y que hay que canalizarla adecuadamente.

Después de 20 años, el Distribuidor Vial Juárez-Serdán no tiene baches, porque se usaron técnicas y materiales de calidad, de esas que por su costo espantan a los timoratos.

La obra a cuatro carriles -sólo para automóviles- hubiese sido mucho menos costosa (de todos modos hubieran atacado a Luis Paredes), pero asumió un costo 50% mayor dejando dos carriles dedicados al transporte público (contando los costos de la mayor altura, del colector pluvial y del espacio para la estación).

Pero ¡oh despilfarro!, gastaron más de lo que hubiesen hecho los puritanos gazmoños que sólo piensan en el ahorita para que los que vengan después se hagan bolas.

Esta obra, al paso de los años, resultó todo un acierto. Y debería ser un ejemplo para actuales y futuros gobernantes, esos que creen estar inventando el “hilo negro” cuando en realidad sólo se están empachando de soberbia y frivolidades.

Por cierto: fue en el trienio de Luis Paredes que se estableció la concesión del alumbrado público, un tema que también fue muy atacado.

Dicha concesión sigue vigente, sólo que en condiciones menos favorables económica y técnicamente que las que dejó, y que fueron derogadas mediante la entusiasta unanimidad de los regidores a las órdenes de Mario Marín Torres, con el decidido aval de los regidores del entonces dirigente estatal del PAN, un sujeto llamado Eduardo Rivera Pérez.

Los gobiernos tienen tres tiempos:

Lo heredado de sus predecesores.

Lo hecho durante su periodo.

Y lo que permanece después de que este fenece.

Ojalá, por la salud de Puebla, se entendiera.

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