Qué viene con Donald Trump y la industria de la tecnología
Fernando Thompson
Cuando Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos en enero de 2017, su relación con la industria tecnológica fue, en muchos aspectos, ambigua pero a la vez decisiva para el futuro de grandes compañías tecnológicas y la economía global. Una de las medidas más polémicas de Trump durante su primer administración fue la implementación de restricciones migratorias, que afectó directamente a Silicon Valley, un centro neurálgico de innovación tecnológica en Estados Unidos. La negación de visas de trabajo, especialmente las visas H-1B, que permitían la entrada de talento extranjero altamente cualificado, representó un desafío para muchas compañías tecnológicas. Silicon Valley ha dependido históricamente de los ingenieros, científicos y programadores de otros países, particularmente de naciones como India y China. Con la restricción a estas visas, muchas compañías se vieron obligadas a replantearse sus estrategias de contratación, incluso considerando la posibilidad de mover operaciones al extranjero.
Además, el gobierno de Trump adoptó una postura más proteccionista respecto al comercio internacional, lo que afectó a empresas tecnológicas como Google, Apple y Amazon, que dependen de una red global de suministros, manufactura y ventas. Las tarifas impuestas a productos electrónicos importados de China, por ejemplo, elevaron los costos operativos, y el panorama incierto de las relaciones comerciales internacionales afectó la toma de decisiones en el sector.
Esta vez podría ser diferente, a pesar de las diferencias políticas pasadas, es claro que Trump contó con una notable cercanía de cinco de los mayores líderes del sector tecnológico en su inauguración: Elon Musk (Tesla, SpaceX), Mark Zuckerberg (Facebook, WhatsApp), Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google) y Tim Cook (Apple). Estos cinco gigantes del mundo digital estaban literalmente en el momento de la toma de protesta, alineados en segunda fila junto Trump, solo detrás de la familia del Presidente, entonces se puede interpretar que a pesar de las contradicciones que pudieran haber existido entre las políticas del presidente y sus intereses comerciales, ahora las cosas serán diferentes, sobre todo para Elon Musk quién estuvo apoyando monetaria y logísticamente de forma personal la campaña presidencial y que dentro de su cabeza y ego piensa que el fue el factor determinante de la victoria.
Ahora Elon Musk encabezara una iniciativa para hacer recortes millonarios dentro del gobierno, buscando eficiencias, eliminando duplicidades o tomando decisiones sobre lo que podría ser no relevante o necesario y reestructurarlo, por lo que ahora los burócratas norteamericanos están realmente preocupados porque sus plazas de empleo podrían ser eliminadas los próximos dos años.
Por otro lado, tan solo un día después de la toma de protesta y lo que considero personalmente como uno de los momentos clave de la presidencia de Trump en cuanto a la relación con la tecnología, fue el anuncio de inversiones masivas en inteligencia artificial (IA) para ser el país líder a nivel mundial. En esta ocasión, tres de los nombres más grandes del sector tecnológico adicionales a los anteriormente mencionados, van a invertir 500 mil millones de dólares para impulsar la infraestructura de inteligencia artificial en los Estados Unidos, esta vez fueron Sam Altman (OpenAI), Masayoshi Son (Softbank) y Larry Ellison (Oracle), quienes juntos con el Presidente de Estados Unidos anunciaron la inversión monumental, empezando por la creación del centro de datos más grande del mundo, conocido como STARGATE, que se construiría en Austin, Texas, repito y hago énfasis con el objetivo de asegurar el liderazgo de Estados Unidos en este campo por sobre cualquier otra nación, léase China quién hoy actualmente se pelea el liderazgo con los norteamericanos.
Esta inversión no solo representa una apuesta en el futuro de la inteligencia artificial, sino también una respuesta al creciente interés global por desarrollar tecnologías avanzadas en IA. A través de esta iniciativa, se espera crear alrededor de 100,000 empleos, lo que subraya la importancia de la IA como motor de crecimiento económico para Estados Unidos. Sin embargo, aunque la administración de Trump apoyó estos proyectos, las tensiones políticas y sociales que caracterizaron su mandato generaron críticas, especialmente por su falta de atención a temas más inmediatos como la salud pública, la pobreza y el cambio climático.
A pesar de los logros económicos en los que esta enfocado el nuevo presidente, llama la atención que no enuncio nada en su discrurso ni al día de hoy problemas que tiene la nación vecina como por ejemplo el sistema de salud pública, la creciente crisis de las personas sin hogar o el cambio climático, a pesar de los récords de desastres naturales que el mismo Estados Unidos ha vivido los últimos ocho años.
Este vacío de liderazgo en áreas clave, junto con las políticas migratorias restrictivas y la falta de una estrategia coherente en cuestiones sociales, resultó en un creciente descontento, especialmente en las comunidades que se veran afectadas por estas decisiones.
Lo cierto es que se viene una nueva era política llena de tensiones y contradicciones. Si bien sus políticas parece que favoreceran la inversión en sectores estratégicos como la inteligencia artificial, la falta de atención a otros temas sociales y las restricciones a la
inmigración tendrán un impacto negativo en diversas áreas directo e indirecto sobre la misma economía de Estados Unidos. Las gigantes tecnológicas, a pesar de sus diferencias con Trump en temas como el control de las redes sociales y la privacidad, continuaran siendo actores fundamentales en su administración, de hecho la red social X es altamente probable que se transforme en una plataforma digital financiera de criptomonedas y de forma masiva enrole a norteamericanos en un movimiento estratégico para usar la tecnología de cadena de bloques o blockchain y crear dólares digitales dentro de una aplicación que haga desvanecer el uso del dinero en efectivo y hasta el uso de tarjetas. Sin duda, el legado de Trump en la tecnología será recordado por el impulso a la IA y la inversión en infraestructura tecnológica, pero también por las divisiones sociales y políticas que definirán su presidencia.