Más de 500 investigadores de universidades e institutos localizados en siete países piden al Gobierno de México evitar la suspensión de actividades del Gran Telescopio Milimétrico (GTM), instalado en la cima del volcán Sierra Negra, en Puebla.
En caso de que esta petición no prospere, el instrumento científico más grande y complejo que existe en México se quedará sin dinero para operar, a partir del próximo 31 de agosto; un mes antes de que concluya su gobierno el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador.
El Gran Telescopio Milimétrico es un instrumento de altísima sensibilidad capaz de captar señales tan pequeñas, en forma de ondas de radiación, que pasarían inadvertidas por otros telescopios y que se pueden comparar con el eco de eventos que ocurrieron hace miles de millones de años y siguen viajando por el espacio. Por eso se le considera fundamental para entender el origen y evolución del Universo. Una de sus contribuciones más notorias fue demostrar, en colaboración con otros radiotelescopios, que en el centro de nuestra galaxia existe un agujero negro o región con una fuerza de gravedad tan fuerte que ni siquiera la luz es capaz de escapar.
Para tratar de evitar el cierre de proyectos de investigación, autoridades del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), así como del Instituto de Astronomía y del Instituto de Radio Astronomía y Astrofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enviaron cartas el 19 de marzo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología (Conahcyt) para que revisen la situación presupuestal y amplíen la disposición de fondos.
REACCIÓN DE SORPRESA
El movimiento que busca obtener recursos suficientes para garantizar la operación del telescopio más poderoso de México emergió con fuerza el fin de semana al darse a conocer en redes sociales que el instrumento capaz de captar señales desde los lugares más lejanos del universo no cuenta con dinero para operar a partir del 1 de septiembre de 2024. Ese día dejaría de operar el Fondo Fordecyt 297324, que se ha mantenido vivo con prórrogas, pero que llegará a su fin dentro de cinco meses.
Hasta el cierre de esta edición, 539 investigadores de instituciones mexicanas y extranjeras se habían sumado a la petición de proteger al GTM. Esos científicos, técnicos y profesores laboran en universidades e institutos como la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, el Tecnológico de Monterrey, las universidades autónomas de Puebla, Baja California, Hidalgo, Sinaloa, Morelos, Querétaro, Guadalajara, Tlaxcala, Estado de México, Veracruz y Zacatecas, entre otras; así como decenas de científicos de instituciones de Alemania, Japón, Estados Unidos, España y Nueva Zelanda, como el Instituto de Astrofísica de Canarias, el Observatorio Nacional de Japón, las universidades de Massachusetts, Arizona, Wisconsin, Canterbury, Sevilla, Autónoma de Madrid, Cantabria, Valladolid, Complutense, y el University College London, entre otras.
Por su tecnología, por su ubicación a una altitud a 4 mil 600 metros sobre el nivel del mar y por la latitud y longitud en la que se encuentra, el GTM es un instrumento único en este planeta y fundamental para la exploración de las regiones más lejanas del universo.
Las adhesiones para pedir la protección al GTM no sólo aportan firmas, sino argumentos, como los siguientes ejemplos:
“Para salir del subdesarrollo como país es fundamental el apoyo continuo a la ciencia y tecnología nacionales, por parte de nuestras autoridades, tanto legislativas como hacendarias”, argumenta en su adhesión Leonardo Javier Sánchez Peniche, del Instituto de Astronomía de la UNAM (IA-UNAM).
“Es deber del Estado Mexicano cumplir con los proyectos científicos que don de beneficio nacional e internacional para el avance del conocimiento, de los profesores y estudiantes y para gloria de la nación”, escribió Juan Pablo Gallo Reynoso, del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo AC (CIAD).
“Es una tristeza y una aberración que cuando la ciencia está creciendo a pasos agigantados, hacia adelante, nuestro país haga todo lo contrario, como cangrejos hacia atrás, cuantos años más nos seguiremos atrasando. País que no desarrolla ciencia y tecnología está condenado al ostracismo y estancamiento”, argumenta José Antonio Cassani Galindo, del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
El GTM es un proyecto binacional México-Estados Unidos, con valor de aproximadamente 200 millones de dólares, invertidos desde 1994. La parte mexicana ha aportado 70 por ciento del financiamiento a través del INAOE y la Universidad de Massachusetts en Amherst (UMASS-Amherst) ha aportado el 30 por ciento. Los escenarios que se proponen para mantener el financiamiento incluyen una ampliación del presupuesto federal anual para el INAOE, una nueva prórroga al Fondo Fordecyt 297324 o una nueva reunión binacional México-Estados Unidos para crear un mecanismo de financiamiento a largo plazo, tras la desaparición de los fideicomisos para ciencia en México.
Con información de Crónica