Las y los integrantes de la LXII Legislatura aprobaron un acuerdo para declarar Recinto Oficial y Sede Principal del Congreso del Estado de Puebla, el inmueble ubicado en la Avenida 32 Oriente 202, Colonia Mártires del Trabajo, de la Ciudad de Puebla, en la zona de Los Fuertes.
Así, este 17 de diciembre se determinó dejar el edificio de la 5 Poniente 128, que fue sede del Poder Legislativo por 119 años.
El cronista Pedro Ángel Palou Pérez, cuenta así la historia del edificio:
A lo largo del siglo XIX, la Sede del H. Congreso del Estado fue ambulante por el Centro Histórico por carecer de inmueble propio, así se instaló en el edificio de la Alhóndiga, en el Cabildo del Palacio Municipal, en el Colegio del Estado y en el antiguo Colegio de San Jerónimo y, por fin, en 1902, se adquirió el edificio de la Calle de Correo Viejo, número 10 para que, hechas las adaptaciones, el 1 de febrero de 1905 se inaugurara su sede.
Ese inmueble tuvo historia: fue sede en 1883 de la Sociedad Filarmónica literaria de la Purísima Concepción, para la enseñanza musical gratuita, por los esfuerzos de Eduardo Gómez Morales y Santiago Carreto, encargándose Eduardo Tamariz Almendaro de su decoración interior.
Más tarde el inmueble fue adquirido por Luis García Teruel, llamándose Casino “Teruel” y adelante Teatro “Miranda”, por su nuevo propietario Martín Miranda, quien presumiblemente trajo de Sevilla los azulejos de su decoración, (Gómez Haro), y por último, sede del Círculo Católico, (1899), fundado y dirigido por el célebre mentor italiano Pedro Spina.
Su decoración se debe a Eduardo Tamariz, (1844-D.F.1886), quien radicó en Puebla tras estudiar en París y visitar el norte de África y el Sur de España, para cultivar el estilo “neo-árabe”, obras únicas en la Angelópolis, como son la Penitenciaría del Estado, que terminó bajo los planos de José Manzo, con detalles moriscos; la Casa de la Maternidad Haro y Tamariz, con su capilla la Virgen de la Maternidad; la Casa del Molino de San Francisco, que renovó, el kiosko morisco del zócalo poblano, desaparecido en 1962, el hotel América, pero sobre todo, las cuatro fachadas y la escalera del edificio del Congreso.