Hemos tardado varios años en acostumbrarnos a la realidad democrática en nuestro país… y en nuestro Estado. Durante prácticamente todo el siglo XX gobernó un partido hegemónico y la alternancia llegó hasta la llegada también de un nuevo siglo.
El problema es que aunque la alternabilidad es ya un evento permanente -ya nadie cuestiona que gana quien más votos logra-, en la actualidad, en un país de poco más de 130 millones de habitantes y un Estado con casi 7 millones, es prácticamente imposible lograr consensos en todo lo que hace o dice una autoridad electa. Somos muchos, con muchos problemas y arrastrando decenios de malos gobiernos que postergaron su solución.
Hay democracia sí, pero las actuales autoridades federales -y estatales electas- tienen ahora el reto de dirigir bien, resolver problemas, atender necesidades urgentes, estar alertas a emergencias de todo tipo (desastres naturales, de inseguridad, altercados políticos, diferencias sociales, culturales, económicas…) y mantener… la gobernabilidad.
Siempre que tengo la oportunidad de dar cursos a partidos, candidatos, gobiernos y organizaciones empresariales les pregunto a los asistentes: ¿De veras quieren gobernar? (cualquiera que sea su entorno geográfico) ¿Saben lo que viene? ¿Están conscientes de que las necesidades y demandas de la población SIEMPRE son superiores al presupuesto que se tiene para intentar resolverlas? ¿Entienden que, aunque obtuvieron la mayoría de los votos en las urnas, la mayoría de la población NO votó por ustedes (entre abstencionistas, votos opositores y menores de edad)?
Y desde luego los candidatos y miembros de los partidos siempre me responden que lo saben y que están conscientes. Hasta que se topan con los primeros problemas.
En Puebla, MORENA y sus aliados ganaron en forma indiscutible el gobierno del estado. Alejandro Armenta obtuvo casi dos millones de sufragios (1,908,954) de un padrón de posibles votantes de 4,978,643 ciudadanos. O sea, Armenta obtuvo poco más de la tercera parte de apoyo ciudadano. No es la mayoría de habitantes, pero sí la mayoría de votantes. Así funciona nuestra democracia y todos están de acuerdo.
Ahora viene el reto de gobernar bien y… para todos (para esos casi 5 millones de ciudadanos con derechos y obligaciones). Que haya gobernabilidad (o “gobernanza” que está de moda el término), en un estado con demasiadas demandas y problemas sociales.
Y en ese ámbito, el gobernador Armenta ha encargado al abogado y maestro (recientemente graduado justamente en Gobernanza y Gobiernos Locales) Samuel Aguilar Pala una de las dos o tres secretarías del gabinete estatal más importantes: la Secretaría de Gobernación.
Tengo el gusto de haber platicado con él y me parece un hombre centrado, padre de familia amable, conciliador y para nada poseedor del protagonismo ramplón que caracterizó a los que han ocupado esa Secretaría en los sexenios priistas y panistas, quienes siempre estaban más preocupados por aspirar a un siguiente cargo que a actuar con eficiencia. Pienso francamente que eso es lo que necesitamos en nuestro Estado: Una persona que sepa entender la enorme problemática de todas las zonas de Puebla y resolverla con prudencia y eficacia.
Samuel Aguilar Pala es un hombre del pueblo y de MORENA, lo hemos visto. Ha acompañado -sin excesos de cámaras y fotos- a Alejandro Armenta durante muchos años y encargos. Ahora se enfrenta al compromiso más grande en su carrera: MORENA ganó en forma contundente, pero ahora tienen que demostrar que sí gobierna bien. Y cualquier problema ya no puede ser trasladado en culpas a los gobiernos anteriores del PRI y PAN, porque MORENA ya gobernó con Barbosa y luego con Sergio Salomón Céspedes. Creo honestamente que el encargo para el maestro Aguilar Pala fue un acierto del gobernador Armenta. Lo observaremos con atención.
Por supuesto habrá (hay ya) problemas y retos por cumplir en este estado nomás de 217 municipios (más cientos de comunidades, juntas auxiliares, inspectorías, rancherías, etc.). Ahí es donde se verá la preparación y la experiencia política. Va mi voto de confianza.
Nosotros (en el BEAP , pues), vamos a estar midiendo a la opinión pública (como lo hemos hecho los últimos 25 años) y veremos cuáles son los problemas y demandas que más preocupan a la ciudadanía. Y veremos también cómo actúan las nuevas autoridades para solventarlas. Ya nomás falta un par de meses para que empiece… la nueva gobernanza.
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