Esta semana arranca la campaña electoral federal que culminará el próximo 2 de junio. Y la visión en prospectiva al momento actual parece no tener cambio (desde hace meses): MORENA y su candidata a la Presidencia, Claudia Sheinbaum, lidera con comodidad las preferencias de los votantes.
Todas las encuestas serias (por milésima vez aclaro que las mediciones telefónicas, por muy serias que parezcan, adolecen de un importante sesgo pues no controlan muestras y siempre sobrerrepresentan las preferencias a favor del PAN; las mediciones más certeras siempre son con levantamientos cara a cara, buscando a los encuestados por sección electoral) coinciden en que la ventaja de Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez es de más de 20 puntos (conservadoramente, pues hay zonas del país donde la ventaja es de 30 puntos… o más).
Ya ni se diga de la campaña testimonial que hará Jorge Álvarez Máynez por Movimiento Ciudadano, que no levanta más de 4 o 5 puntos porcentuales en preferencias a nivel nacional (en Puebla creo que no obtiene ni el 3% de votantes probables).
Cabe señalar que es el primer proceso electoral en el que las mediciones demoscópicas tienen un protagonismo inusitado. Todos los partidos (sobre todo el que tiene las preferencias mayoritarias, MORENA) han basado su definición de candidaturas a través de Encuestas. Bien hechas o mal hechas (o sólo como pretexto para imponer a candidatos), hoy las encuestas se convirtieron en el método más aceptado por todos para definir a sus candidatos.
Esto ha provocado dos cosas, naturalmente: Primero, que las encuestadoras serias y establecidas desde hace años, tengamos mucho trabajo y solicitudes cotidianas de aspirantes y partidos para definiciones de sus procesos internos. Pero también, desgraciadamente, que abunden las “mediciones” falsas, realizadas (o inventadas) por supuestos “despachos”, “empresas” (que ni siquiera existen, ni facturan, ni dirección tienen) para favorecer a ingenuos aspirantes que piensan que difundiendo resultados que les favorecen (y que son desde luego inventados), van a lograr una candidatura.
También están abundando “mediciones” en internet o redes sociales que NO son encuestas con validez estadística, sino puntadas de supuestos “investigadores” que sueltan cuestionarios en Facebook o X y que obtienen resultados absolutamente sesgados (porque nunca van a controlar su muestra, sino que los responde quien quiere, donde quiere, y cuantas veces quiera), que generalmente venden a incautos precandidatos que les gusta creer lo que quieren creer. La desilusión viene después, cuando ya gastaron mucho dinero ingenuamente en esas tonterías y se dan cuenta de que jamás fueron “los punteros”.
Finalmente, y por desgracia, también están abundando los “operadores” que aseguran cuentan con la bendición de sus líderes partidistas o candidatos (a cargos mayores, como Presidencia o Gobernatura) para definir candidaturas. Y encargan “estudios” para favorecer a precandidatos y literalmente venderles una candidatura y desde luego rechazan resultados de encuestas que no les gustan (porque no favorecen a sus elegidos, con quienes ya pactaron negocio). Y en esta transa andan metidos también medios y “periodistas”.
Sí. Continúa la venta de candidaturas, como en los mejores tiempos del partido hegemónico. Solo que ahora cambió de siglas. ¿Quieres una candidatura a Diputado o a una Alcaldía o te quieres reelegir? Cuesta tanto. Y saldrás “arriba” en las “encuestas” (a modo, que traen ya convenios con los “operadores”). Y cómo caen incautos. Y cómo gastan su dinero.
Pero bueno, tampoco nos espantamos. Como en cualquier profesión, hay de todo: Despachos, empresas o consultores serios, establecidos desde hace muchos años, con experiencia en muchos sitios, con dirección, con infraestructura y con identificación fiscal. Y hay también siempre vivales que no existen realmente, no tienen sede, no facturan e inventan literalmente lo que les pide alguien con intereses específicos. Cada quién decide con quién trabaja.
Por lo demás… ¡Arrancan campañas! Y nosotros seguiremos midiendo.
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