El envejecimiento de la población en México y Puebla es un fenómeno que no deja de crecer, reflejando cambios demográficos y sociales que traen consigo desafíos importantes, pero también grandes oportunidades para la sociedad.
Según el Censo de Población y Vivienda del INEGI 2020, más de 15 millones de personas en México tienen más de 60 años, lo que equivale al 12% de la población total del país. Este sector, que sigue en aumento, exige que las políticas públicas se adapten, sobre todo en áreas como la salud, la economía y la infraestructura social.
México tiene una población de 126 millones de personas, de las cuales 15.1 millones son mayores de 60 años. Este dato marca una tendencia de envejecimiento que ha ido acelerándose en las últimas décadas, impulsada por la reducción de la tasa de natalidad y el aumento en la esperanza de vida. Actualmente, el 51.2% de la población mayor son mujeres, y el 48.8% son hombres.
En el ámbito nacional, es relevante mencionar que el 52.4% de los adultos mayores presenta alguna discapacidad o limitación física, lo cual plantea un reto significativo para el sistema de salud y los servicios sociales. Y solo el 80.2% de los adultos mayores en México tiene algún tipo de afiliación a servicios de salud, lo que solo garantiza acceso a atención médica en momentos críticos a este segmento y hay un 20% que tiene que ver como obtiene atención médica por su cuenta.
Un aspecto crucial para los adultos mayores es su nivel educativo. En México, el 84.1% de las personas mayores de 60 años sabe leer y escribir, mientras que el 15.8% aún es analfabeto. Aunque este último grupo es minoritario, representa una parte
vulnerable de la población que enfrenta dificultades para acceder a información y servicios, lo cual impacta en su calidad de vida y en su capacidad para participar activamente en la sociedad.
La educación es un pilar fundamental para el bienestar de los adultos mayores. Aquellos con mayores niveles educativos tienden a disfrutar de mejor salud, mayor independencia y una participación más activa en la comunidad. Es esencial, por tanto, que se fortalezcan las políticas de educación para adultos y los programas de alfabetización, especialmente en zonas rurales y marginadas.
La participación económica de los adultos mayores es un tema que no puede ignorarse. En México, el 39.8% de las personas mayores de 60 años están económicamente activas, y de ellas, el 98.7% tiene empleo. Esto nos da a conocer la necesidad de adaptar las políticas laborales para incluir a esta población, asegurando condiciones de trabajo adecuadas y accesibles, así como protecciones sociales que les permitan una jubilación digna.
Muchos adultos mayores siguen trabajando no por elección, sino por necesidad, debido a la falta de ahorros suficientes o a pensiones que no cubren sus necesidades básicas. En este contexto, es vital que tanto el gobierno como el sector privado trabajen de la mano para crear políticas que no solo apoyen a los adultos mayores en la fuerza laboral, sino que también les proporcionen las herramientas necesarias para su retiro.
En Puebla, la situación muestra tendencias similares a las nacionales, pero con particularidades propias. Con una población total de 6.5 millones, 745,419 personas en el estado tienen más de 60 años, lo que representa el 11.3% del total. Este
porcentaje, inferior al promedio nacional, indica que Puebla está en una etapa de envejecimiento más temprana en comparación con otros Estados del país.
En términos de género, la distribución es bastante equilibrada, con un 52% de mujeres y un 48% de hombres. Este balance es crucial para diseñar políticas públicas que respondan de manera equitativa a las necesidades de ambos géneros en la vejez.
Al igual que en el panorama nacional, una gran parte de la población mayor en Puebla enfrenta desafíos en cuanto a salud y educación. El 76.7% de los adultos mayores en el estado sabe leer y escribir, mientras que el 23.2% sigue siendo analfabeto, lo cual resalta la enorme necesidad de programas educativos específicos para esta población en el Estado.
En cuanto a la salud, el 75.9% de los adultos mayores en Puebla tiene acceso a servicios de salud, un indicador positivo. Sin embargo, queda un 24.1% de esta población que podría estar en situación de vulnerabilidad debido a la falta de acceso a estos servicios.
El envejecimiento de la población en México y Puebla no solo plantea desafíos, sino también oportunidades para construir una sociedad más inclusiva y equitativa. Es crucial que las políticas públicas se centren en crear un entorno donde los adultos mayores puedan vivir con dignidad, independencia y seguridad.
Una de las áreas clave para lograrlo es mejorar el sistema de salud, asegurando que todos los adultos mayores tengan acceso a atención médica de calidad. Además, es fundamental fomentar la participación económica y social de esta población, proporcionándoles las herramientas necesarias para que puedan seguir contribuyendo a la sociedad si así lo desean.
Igualmente, es vital promover un cambio cultural que valore y respete a los adultos mayores. Esto incluye combatir la discriminación por edad, fomentar la integración intergeneracional y garantizar que los derechos de los adultos mayores sean protegidos y promovidos en todas las esferas de la vida.
El envejecimiento de la población en México y Puebla es una realidad innegable que demanda la atención de todos los sectores de la sociedad. Los datos demográficos destacan la urgencia de adaptar nuestras políticas y programas para asegurar que los adultos mayores reciban el apoyo necesario para vivir de manera plena y activa.
El reto es crear un entorno que no solo cubra las necesidades básicas de los adultos mayores, sino que también les permita seguir siendo parte activa y valiosa de nuestra sociedad. Esto requiere un compromiso tanto del gobierno como de la comunidad para trabajar juntos en la construcción de un futuro donde todas las generaciones puedan prosperar juntas.
El camino hacia una sociedad que valora y cuida a sus adultos mayores es largo, pero con la voluntad política y social, es un objetivo alcanzable. La clave está en ver el envejecimiento no como un problema, sino como una oportunidad para fortalecer el tejido social y construir un México más justo y equitativo para todos.