Este 30 de abril celebraremos en nuestro país el Día de la Niñez, o también Día del Niño y la Niña. Un sector de la población en el que es necesario enfatizar sobre la necesidad de mejorar sus condiciones de bienestar, a través de políticas públicas que impulsen el nivel de educación y bienestar.
La niñez en México es una etapa crucial en la vida de millones de personas que enfrentan una variedad de desafíos y oportunidades.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), aproximadamente el 32% de la población mexicana son niños, niñas y adolescentes menores de 18 años. Sin embargo, a pesar de representar una parte significativa de la población, muchos de ellas y ellos se encuentran en situaciones de vulnerabilidad debido a la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos.
En términos de educación, México ha realizado avances significativos en las últimas décadas, con tasas de escolarización en aumento. No obstante, aún persisten desafíos importantes, como el acceso desigual a la educación de calidad y la alta tasa de deserción escolar, especialmente en áreas rurales y marginadas.
En este contexto, le comparto que conforme a datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), nuestro país tiene una de las tasas más altas de deserción escolar entre los países miembros.
Por otra parte, la pobreza en el sector de la niñez continúa siendo uno de los principales obstáculos para el desarrollo integral de las niñas y los mexicanas. En este sentido, le comento que a partir de datos reportados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), aproximadamente el 40% de las niñas y los niños en nuestro territorio nacional viven en situación de pobreza, lo que, por supuesto, afecta negativamente su acceso a una alimentación adecuada, atención médica y oportunidades de educación.
Otro aspecto relevante que considero presentarle en este espacio que me da la oportunidad de leer, es acerca del desarrollo infantil temprano, etapa que es fundamental para sentar las bases de un futuro exitoso.
Pese a ello, muchas niñas y niños en México enfrentan obstáculos en su desarrollo debido a la falta de acceso a servicios de salud y nutrición de calidad. Al respecto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), ha referido que aproximadamente el 14% de este sector de la población menores de cinco años en sufren de desnutrición crónica, lo que sin duda tendrá efectos duraderos en su salud y bienestar.
Un rubro que no podemos dejar a un lado es respecto a la violencia y la inseguridad toda vez que representan importantes desafíos para la niñez en nuestro país ya que están expuestos a entornos violentos en sus comunidades, lo que puede tener un impacto devastador en su bienestar emocional y psicológico.
Además de estos desafíos, la niñez en México también enfrenta barreras en el acceso a servicios de salud mental y apoyo emocional. La estigmatización y la falta de recursos provoca que no reciban la atención adecuada para problemas como la depresión, la ansiedad y el trauma.
Para superar estos desafíos, es imprescindible implementar políticas públicas integrales que aborden las causas subyacentes de la pobreza y la desigualdad, así como fortalecer los sistemas de educación y salud para garantizar el acceso equitativo a servicios de calidad para todos las niñas y los niños.
Asimismo, se requiere un enfoque multidimensional que involucre a la sociedad en su conjunto, incluidos gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la comunidad en general, para crear entornos seguros y protectores donde los niños puedan crecer y desarrollarse plenamente.
Para tal efecto, la inversión en la primera infancia es fundamental para garantizar un futuro sostenible para México. Al proporcionar acceso a programas de educación y cuidado infantil de calidad, así como a servicios de salud y nutrición, se puede promover un desarrollo integral desde una edad temprana y reducir la brecha de desigualdad en la niñez mexicana.
De igual manera, el empoderamiento de las comunidades locales y la participación activa de los niños y adolescentes en la toma de decisiones que afectan sus vidas son elementos clave para construir un futuro más justo y equitativo para la niñez en México.
Finalmente, aunque la niñez en México enfrenta una serie de desafíos, también representa una oportunidad para invertir en el futuro del país, y con ello, se puede crear un entorno donde todos las niñas y los niños mexicanos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial y contribuir al crecimiento y desarrollo de la nación.