Claudia arrancará el período de campañas con una cómoda ventaja. Si la mantuviera, podría convertirse en la primera mujer en ocupar la presidencia. Para llegar a donde está, ha debido seguir fielmente los dictados del presidente. ¿Continuaría apegada al guion de ganar la presidencia?
No son pocos quienes están convencidos de que obedecerá ciegamente. No coincido. Me resulta difícil creer que alguien que alcanza el poder sea capaz de resistir el éxtasis de poseerlo y ejercerlo. Mi interpretación es que Claudia tiene claro que, para arribar de la manera más tersa al poder, no debe sembrarle al presidente la menor duda de que sólo será “el segundo piso” y que se comportará como corresponde a una Sierva de la Nación. De allí que tenga convencidos a todos—los suyos, fundamentalmente—de que así será; debe evitar cualquier fuga que la ponga en predicamentos.
Mantener tranquilo al presidente, podría tener sus bemoles. Sólo en el caso de que Xóchitl no sorprenda nuevamente y, consecuentemente, la ventaja de Claudia se mantenga o incremente—sólo en ese caso—su apego al guion recibido no le acarreará problemas. Sin embargo, el proceso de las campañas no será similar al de las precampañas. Éstas recibieron poca atención, pues no había más que una candidata por partido; inevitablemente serían ellas quienes contenderían por la presidencia. El resultado de las precampañas se conocía y no era relevante. El resultado de las campañas (la elección) se presta a interpretaciones y los grupos opositores estarán muy activos tratando de evitar el triunfo que a diario cantan el presidente y el oficialismo. De allí que habrá batallas. Por si fuera poco, el INE ha determinado que las dos candidatas y el candidato estarán obligados a participar en los debates. Inevitablemente, los temas de inseguridad, salud, la corrupción e impunidad, el fracaso de las mega obras, entre otros, cobrarán relevancia y Claudia deberá tener recursos para salir adelante. Me temo que defender la gestión y comprometerse a continuarla no le reportará beneficios. Sus números podrían verse afectados. Sin embargo, desviarse de él no será fácil porque podría enfurecer a su mentor, quien decidiría cercarla más aún en la misma campaña.
Así pues, me inclino a pensar que Claudia sabe que a lo largo de la campaña deberá mantenerse fiel al papel que ha jurado desempeñar. Tal vez tenga ya definida una estrategia de supervivencia con tácticas específicas para momentos especiales y los temas escabrosos. Pero en la medida en la que retarde su ruptura, en esa misma medida permanecerá débil ante López Obrador. ¿Podrá definir su gabinete sin el palomeo del presidente? Recordemos que no pudo colocar a García Harfuch como candidato a la jefatura de la Ciudad de México. ¿Podrá contrarrestar el poderío de los hijos de López Obrador en las diferentes secretarías de estado? ¿Podrá apartarlos de los negocios? La relación con la iniciativa privada está muy dañada y su recomposición es un asunto que deberá ser atendido urgentemente el sexenio próximo. ¿Podrá hacerlo con la presencia de los López Beltrán y sus cadenas de intereses? ¿Podrá
hacerlo sin chocar con los intereses empresariales del Ejército, ahora factor relevante? ¿Estará dispuesta a enfrentar a López Obrador en los primeros meses de su mandato, a sabiendas de que la ley de revocación podría ser utilizada en su contra? ¿Decidiría posponer la ruptura hasta ya pasada la primera mitad de su sexenio? ¿No sería ya tarde?
Además, para tener fuerza propia, Claudia tendría que hacer alianzas con militares no cercanos a Crescencio Sandoval, lo cual no se ve sencillo. En primer lugar, porque los intereses que ahora existen dentro de las fuerzas armadas son muchos y superan a los que existieron anteriormente. Sandoval debe tener un control muy sólido al interior del instituto armado, de manera que los grupos disidentes deben estar plenamente identificados; un acercamiento con la candidata resultaría muy obvio y, por tanto, peligroso para todas las partes. En segundo lugar, porque al pretender crear esos lazos, Sheinbaum estaría descobijándose y mostrando su verdadero juego. Estaría en peligro.
Así pues, si bien el camino de Claudia hacia la presidencia parece cómodo y despejado, su llegada y permanencia en el poder no podría resultar tan sencillo. Claudia es una mujer inteligente y sabe que su paso por la presidencia podría convertirse en un infierno si de veras mantiene el estado de cosas existente.
¿Podrá modificarlo? ¿Tendrá la capacidad y los recursos para hacerlo?
Esas son preguntas que deberemos hacer durante el proceso electoral. Los tiempos nos exigen ponderar el futuro.