Aunque suena correcto y honorable defender el voto de los mexicanos en el extranjero y puede resultar mediáticamente muy redituable, para la nota del día, quejarse de la rasurada que el INE dio al padrón de quienes podrán sufragar fuera de México, la realidad es que, desde su implementación para la elección presidencial de 2006, la participación de nuestros paisanos, principalmente desde Estados Unidos, lamentablemente no incide en los resultados y es apenas simbólica.
Las cifras muestran que los mexicanos y los poblanos que viven fuera del país no tienen mucho interés en votar.
Los paisanos, y hay que reconocerlo, principalmente los indocumentados, están más ocupados de enviar dólares a sus hogares en Puebla, que en las ofertas políticas del estado.
Eso no quiere decir que a muchos otros, sobre todo aquellos que tienen una situación migratoria regular o ya tienen las dos nacionalidades, no les interese opinar o participar en política.
En Puebla, los migrantes, principalmente quienes viven en la zona triestatal de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, son líderes de opinión y pueden inclinar la balanza electoral en sus comunidades de origen.
Pero ese es otro tema, pues lo hacen influyendo directamente en sus familiares y paisanos, no solamente como sufragantes desde el extranjero.
Todos los partidos y candidatos se han quejado al unísono de que el Instituto Nacional Electoral (INE) excluyó 39 mil 724 solicitudes de mexicanos residentes en el extranjero de la Lista Nominal.
Las razones fueron por inconsistencias documentales o errores en las firmas.
Al menos, por las críticas, el instituto abrió una prórroga, hasta el 5 de mayo, para hacer el registro.
Una fecha de sobra simbólica para Puebla y también para los mexicanos en Estados Unidos, quienes junto con otras comunidades latinas lo festejan con mayor entusiasmo que el Día de la Independencia Mexicana.
¿Pero de qué estamos hablando realmente, cuando se aborda el tema del voto de los mexicanos y de los poblanos en el extranjero?
La referencia numérica está en 2018.
En esa elección presidencial votaron 98 mil 470 mexicanos y mexicanas desde el extranjero.
Ganó, de calle, Morena en la votación presidencial, al recibir 63 mil 863 sufragios desde el exterior.
De Puebla, sufragaron 6 mil 012 personas y los poblanos fueron el quinto lugar en participación, por estado de origen.
La mayoría de los votos vinieron, como es obvio, de Estados Unidos: 77.17 por ciento.
Siguió Canadá (5.22%), España (3.03%), Alemania (2.7), Reino Unido (1.96%), Francia (1.82%)… y así.
Pero veamos este árbol, en el contexto del bosque.
En 2018, en la elección presidencial se emitieron en total 55 millones 039 mil 913 votos válidos.
Es decir, el voto de los paisanos en el exterior representó menos de 0.18 por ciento.
Se trata de un derecho genuino y ganado a pulso por los migrantes.
Pero el debate no es, como han querido plantear algunos políticos, que esos votos incidan de manera definitiva en el resultado.
Antes de que se realizara la exclusión de las más de 39 mil solicitudes, más de 12 mil poblanos se habían registrado para votar desde el extranjero.
Eso sería un incremento de casi ciento por ciento, en comparación con los y las poblanas que votaron en 2018, cuando por primera vez se sufragó, desde el exterior, por gobernador de Puebla.
Faltará ver cuántos de esos más de 12 mil paisanos poblanos fueron excluidos por el INE.
Lo cierto es que, a diferencia de otras naciones, el voto foráneo es todavía un ejercicio incipiente.
Pero les sirve de carne de demagogia a algunos candidatos.