¿UN MARINO PARA PUEBLA?
Arturo Luna Silva
“Licenciatura como Ingeniero Hidrógrafo por la Heroica Escuela Naval Militar.
“Maestría en Administración Naval por la Universidad Naval.
“Comandante del Grupo de Tarea de la Policía Naval en Apoyo a la Seguridad Pública.
“Lleva temas de seguridad y ha participado en diversas reuniones y foros en Veracruz sobre la coordinación de los 3 niveles de gobierno.
“Colaboración con la sociedad para frenar el saqueo en las escuelas y sobre prevención del delito” (sic).
Tal es el contenido de la sencilla, breve ficha biográfica del marino que será, todo parece indicar, el secretario de Seguridad Pública del gobierno de Alejandro Armenta Mier, a partir del próximo 14 de diciembre.
Aunque el nombre del elegido ya es conocido ampliamente por personajes cercanos al armentismo y algunos presidentes municipales electos, el gobernador electo se ha reservado el anuncio del nombramiento -el más esperado y el más importante, sin duda, de su gabinete- por razones de estrategia.
Se sabe que el miembro de la Secretaría de Marina (Semar) ya pasó todos los filtros del Gabinete de Seguridad Nacional, mientras que el próximo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, Omar García Harfuch, no lo objetó.
La ficha biográfica no lo dice, pero el futuro funcionario, que presumiblemente se habrá sacado “la rifa del tigre”, es bien visto hasta por Estados Unidos.
Hace aproximadamente un año estuvo presente en una reunión de alto nivel en Norfolk, Virginia, entre jefes y subjefes de la Semar y comandantes de la Fuerza Naval de la Unión Americana.
Todo parece indicar que es el perfil correcto para enfrentar la complicada situación que vive Puebla desde hace varios meses y que este pasado fin de semana quedó aún más expuesta con el hallazgo de más cadáveres en automóviles calcinados sobre la autopista Puebla-Orizaba y Xonacatepec.
Un escenario que evidencia una lucha entre cárteles o ramificaciones de cárteles, especialmente el Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa.
Al respecto, este lunes el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina explicó, en una rueda de prensa y posteriormente a través de sus redes sociales, que “lo que hemos visto en días recientes, obedece a una serie de actos que realizan personas y organizaciones al margen de la ley que buscan, con el estruendo, mandarse mensajes entre ellos a partir de lo que consideran que da resultados a sus intereses: el lenguaje de la violencia.
“La obligación del Estado es prevenir que este tipo de sucesos ocurran, porque cuando ocurren, generan zozobra y la inquietud legítima de la población y de los medios de comunicación.
“Hoy quiero RATIFICARLE a nuestro pueblo, que la administración a mi cargo no ha descansado ni va a descansar un sólo segundo de aquí hasta el 13 de diciembre.
“No vamos a bajar la guardia, mantendremos la estrecha coordinación entre órdenes de gobierno para que la paz y tranquilidad de la población sigan estando garantizadas.
“Las poblanas y los poblanos deben tener certeza de que sus autoridades en funciones y electas, cerramos filas para salvaguardar la integridad de sus familias en todos los rincones del estado” (sic).
Que la seguridad es la demanda número uno de los poblanos y las poblanas, nadie lo pone en duda.
No se necesitan encuestas ni investigaciones ni bolas de cristal para saberlo.
De ahí el enorme reto que el nuevo gobierno tendrá en la materia desde el primer día que entre en funciones.
Ya hubo un antecedente con un marino a cargo de la seguridad pública del estado.
Al inicio de su administración, el gobernador Miguel Barbosa Huerta nombró como secretario al vicealmirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez.
Pero el experimento salió mal.
Duró en el cargo escasos meses, del 1 de agosto de 2019 al 28 de febrero de 2020.
No dio resultados y la relación con Barbosa acabó en pésimos términos, a gritos y sombrerazos -entre otras razones, porque Amezaga Ramírez, un marino de carrera, sólo quiso tener un jefe: el titular de la Semar-.
Entonces, Barbosa Huerta regresó al viejo modelo y encumbró a un civil en la SSP: el chiapaneco Raciel López Salazar.
Y el remedio resultó peor que la enfermedad.
Y es que 14 meses después, Barbosa Huerta lo corrió como consecuencia de presuntos abusos y excesos cometidos por personal a su mando.
Ojalá esta vez Alejandro Armenta sí dé en el clavo.
Por el bien de Puebla.