MORENA PUEBLA: ¿QUIÉN ES QUIÉN Y QUIÉN DE QUIÉN?
Arturo Luna Silva
El año está por concluir y con él, la larga temporada de precampañas, campañas y elecciones que mantuvieron a Puebla en vilo, atrapada en una intensa guerra mediática y propagandística.
Para todos en el estado, este sexenio quedará marcado en la historia.
El partido en el poder, Morena, no sólo superó dos elecciones, sino que lo hizo en circunstancias de enorme complejidad.
La primera, una elección intermedia en la que el barbosismo mantuvo su huella; la segunda, una contienda decisiva, que no sólo estuvo marcada por el fallecimiento del entonces gobernador Miguel Barbosa Huerta, sino también por la posterior ascensión de Sergio Salomón Céspedes Peregrina como nuevo líder político del estado, mientras decenas de “corcholatas” —algunas con verdadera trayectoria y capacidad, como Alejandro Armenta Mier— se disputaban la candidatura al gobierno del estado.
Fue en medio de este caos político que, por primera vez en la historia de Morena en Puebla, todos los actores clave tuvieron que aprender a trabajar en conjunto con su Comité Ejecutivo Estatal.
Nombrado en su momento por el barbosismo, este Comité, bajo el liderazgo de Olga Lucía Romero Garci-Crespo, logró hacer frente a los desafíos internos, sumando a todos los grupos y actores del movimiento y dejando claro que Morena no es sólo un partido para un grupo o una persona.
Al principio, muchos pensábamos que la relación entre Olga Romero y Alejandro Armenta no prosperaría, especialmente por el origen político de la dirigente y el surgimiento de nuevas figuras en el escenario político.
Sin embargo, ambos personajes demostraron una madurez política que trascendió cualquier diferencia.
La generosidad de ambos, pero en especial de Armenta, fue fundamental para ello.
No sólo caminaron juntos en la campaña, sino que, pese a todo, Olga Romero se ganó la confianza del hoy gobernador electo, quien ha reconocido públicamente su capacidad y liderazgo.
De hecho, Alejandro Armenta la invitó a formar parte de su gabinete, aunque, como sucede en todo buen juego de ajedrez, las piezas clave deben ser ubicadas estratégicamente en el lugar más adecuado para la batalla.
Así, en lugar de ocupar un cargo dentro de la administración, la figura de Olga Romero se vuelve esencial para el futuro del partido en Puebla.
A partir del 15 de diciembre, Olga Lucía Romero Garci-Crespo iniciará su nuevo mandato en el Comité Estatal de Morena, con la vara muy alta.
No es fácil trascender a tres gobernadores: Miguel Barbosa, Sergio Salomón y ahora Alejandro Armenta.
El trabajo de la nueva dirigencia será crucial para consolidar el respaldo y la confianza que ha recibido del gobernador electo.
La nueva estructura del Comité refleja la apertura y equilibro de Alejandro Armenta para con las distintas corrientes internas, con personajes clave que han sido palomeado por él, aunque su cercanía y afinidad es más a otros líderes del movimiento.
Este Comité quedó conformado de la siguiente manera:
· Presidenta: Olga Lucía Romero Garci-Crespo (afín al gobernador electo, Alejandro Armenta).
· Secretaría General: Guadalupe Siyancan Peregrina (afín al gobernador Sergio Salomón).
· Secretaría de Organización: Arturo Graciel López (afín al gobernador Sergio Salomón).
· Secretaría de Finanzas: Miriam Ávila Peralta (afín al gobernador electo, Alejandro Armenta).
· Secretaría de Comunicación: Isabel Martínez Peñuñuri (afín al gobernador Sergio Salomón y Julio Huerta).
· Secretaría de Formación Política: Wendolyn Aguilar Sandoval (afín al gobernador electo, Alejandro Armenta).
· Secretaría de Derechos Humanos: Carlos Hernández (afín al gobernador electo, Alejandro Armenta).
· Secretaría de Mujeres: Elizabeth Marín Peña (afín al gobernador electo, Alejandro Armenta).
La mesa está servida, y el camino trazado es claro: liderazgo, respaldo y confianza son los pilares sobre los cuales se cimentará esta nueva etapa para Morena Puebla.
Ahora, más que nunca, es cuestión de que el trabajo de la reelecta dirigente hable por sí solo.
Si algo hemos aprendido en esta historia, es que, aunque las expectativas eran inciertas, la capacidad de quien hoy lidera está nuevamente a prueba y es su obligación cumplir con garantizar la unidad y la estabilidad del partido hegemónico en Puebla y el país.