LAS EXTORSIONES EN EL PAN PUEBLA
Arturo Luna Silva
Todo, y todo es todo, con tal de seguir mandando en el PAN estatal.
Incluso, las extorsiones.
No hay otra forma de denominarlas.
El grupo de Eduardo Rivera Pérez viene echando mano de las peores prácticas con tal de salirse con la suya.
Para que el ex alcalde y ex candidato a gobernador pueda seguir controlando la franquicia, mediante alguno de sus alfiles, requiere forzosamente que el método de elección del nuevo dirigente del partido sea mediante un Consejo Estatal.
Mismo Consejo Estatal en el que, al menos hasta hoy, cuenta con mayoría de incondicionales.
Si el método llegara a cambiar y se optara por una elección abierta a la militancia, su objetivo se verá fuertemente comprometido.
La derrota podría materializarse.
Sobre todo ante opositores como Edmundo Tlatlehui Percino, Mario Riestra Piña y Mónica Rodríguez Della Vecchia.
Para que sea el Consejo Estatal quien elija al nuevo presidente del Comité Directivo Estatal, se requiere que al menos la mitad más uno de los 84 Comités Municipales den su consentimiento.
De ahí que Eduardo Rivera, a través de sus operadores, la dirigente de membrete del partido y el secretario general del mismo, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández y “el diputado del amor” Marcos Castro Martínez, estén desplegando una serie de estrategias y presiones para lograrlo.
Dichas estrategias ya han sido detectadas por algunos consejeros estatales del PAN, quienes incluso ya levantaron la voz ante lo que, evidentemente, es una abierta extorsión.
Tal es el caso de Jonathan Calderón Gómez Cházaro, quien hace unos días apuntó a través de la red social X:
“Es inaceptable que el PAN Puebla esté condicionando recursos etiquetados y aprobados por el consejo estatal a cambio de que las estructuras, que no reciben apoyo desde enero, firmen para que la elección sea por consejo. Están acabados, han perdido la dignidad y la vergüenza”.
En efecto: Eduardo Rivera ordenó a Augusta Valentina Díaz de Rivera y Marcos Castro congelar desde inicios de 2024 el suministro de presupuesto a los presidentes de los Comités Municipales, a fin de tenerlos bajo control y poder manipularlos con facilidad.
Es, reitero, una especie de extorsión.
En sus visitas a los Comités Municipales en los últimos días, los operadores de Eduardo Rivera les han dicho que si firman un documento en el que aceptan que el método de elección de la nueva dirigencia sea a través del Consejo Estatal, de inmediato los recursos económicos que les corresponden, de todo el años, les serán liberados para que los manejen a su antojo.
El tema es tan grave que ya también ha sido registrado por la ex diputada Mónica Rodríguez, aspirante a la presidencia del CDE, quien secundó a través de su cuenta de X:
“El PAN Puebla no ha entregado prerrogativas a varios Comités Directivos Municipales durante meses. No vaya a ser que hayan planeado extorsionarlos con el recurso a cambio de que soliciten que la votación para la renovación del Comité Directivo Estatal sea por consejo. ¡Estamos atentos!”.
Sí, no hay dudas.
Lo peor es que se reporta que varios presidentes de Comités Municipales están cayendo en la extorsión, por lo que es muy probable que Eduardo Rivera logre su cometido e imponga a quien quiera -el nombre ni siquiera importa- como sucesor de Augusta Valentina Díaz de Rivera -después de ésta, cualquiera, cualquiera puede estar al frente de la franquicia-.
Todo esto revela muchas cosas, pero principalmente dos:
La primera: la enorme contradicción en que incurre el ex edil capitalino, pues él forma parte de la planilla de Jorge Romero, quien sí será electo como el nuevo dirigente nacional del panismo mediante una elección abierta a la militancia, el próximo 10 de noviembre. En otras palabras: “democracia” a conveniencia; a nivel nacional, sí; en el estado de Puebla, no, ni de chiste.
Y la segunda: el tamaño del miedo que Eduardo Rivera y su grupo tienen de ir a una elección abierta a la militancia. Si tienen el dinero, el control de las estructuras, la capacidad de operación y un costal de mañas, ¿qué temen? ¿Por qué no abrirse y dejar que sean los militantes quienes, con libertad, decidan el futuro del arruinado y prostituido PAN en Puebla?
En medio de todo esto, es de llamar poderosamente la atención el silencio que guardan algunos aspirantes a la presidencia del CDE.
Tal es el caso del ex diputado federal y ex candidato a la presidencia municipal de Puebla Mario Riestra, quien curiosamente sigue con sus visitas a los Comités Municipales, pero extrañamente no se ha enterado de la extorsión que vienen sufriendo, o se ha enterado y por alguna razón que se desconoce, ha preferido evitar la fatiga de denunciarlo.
Lo que sí está claro, clarísimo, es que Eduardo Rivera está dispuesto a todo, y todo es todo, con tal de seguir mandando en el PAN estatal.
Sin escrúpulos.
Y es que de ello depende su futuro político, la supervivencia de su grupo -o lo que queda de su grupo- y hasta su libertad personal -y la de sus más cercanos colaboradores en el ayuntamiento de Puebla-.
Porque, aunque el ex alcalde lo crea, no hay pacto de impunidad.
Aunque esa, esa es otra historia.