Hay realmente escasa información sobre lo que acontece en la transición en el municipio de Puebla, el más importante del estado.
Más allá de los limitados -y muy esporádicos- comunicados sobre las reuniones -van siete a la fecha- entre los equipos del alcalde sustituto, Adán Domínguez Sánchez, y el presidente municipal electo, José Chedraui Budib, no se sabe realmente absolutamente nada.
Hay, eso sí, muchos rumores.
Mucho ruido.
Y un vacío que, como es normal, se ha llenado con verdades a medias y mentiras completas, según los intereses de cada quien.
Cables cruzados que quizá no lo sean tanto.
Desde el pasado 2 de junio, José Chedraui ha dejado todo el espacio mediático y político al gobernador electo, Alejandro Armenta Mier.
Ha sido cuidadoso y respetuoso al extremo.
Y por supuesto que se entiende, son códigos básicos de la política mexicana: el 1 es el 1.
Del gabinete del alcalde electo, de sus prioridades, de sus preocupaciones, de sus objetivos reales, de sus grandes proyectos, poco o nada se conoce, salvo algunas filtraciones por ahí, algunas suposiciones por allá.
No hay aún fecha para que dé a conocer a los integrantes de primer nivel de su equipo de colaboradores.
Al menos ya informó del nombramiento sin duda más importante, el del futuro secretario de Seguridad Pública, Fernando Rosales Solís, una designación acordada tanto con Alejandro Armenta como con el próximo responsable del tema en el nuevo gobierno federal, Omar García Harfuch.
Pero del resto, nada.
Como prácticamente nada de los asuntos que se han tocado en las reuniones de transición entre el gobierno que se va y el gobierno que llega en menos de un mes.
Hay voces (muchas voces) que empiezan a cuestionar lo hecho por el panista Eduardo Rivera Pérez como alcalde y lo realizado por Domínguez como edil sustituto.
Este miércoles, por ejemplo, el dirigente del PVEM y diputado local, Jaime Natale, se les fue a ambos a la yugular en declaraciones a la prensa.
Se habla de “abandono”, de “descuido”, de “brazos caídos” tras la derrota electoral del PAN, así como de un largo y nutrido etcétera reflejado en redes sociales y columnas.
Pero, en el fondo, visto en perspectiva, el problema no es de la actual administración, que finalmente ya se despide, sino de José Chedraui.
Y es que si el edil electo no informa, no habla, no reporta, no transparenta, no dice con TODA CLARIDAD y puntualidad el verdadero estado en que recibe tanto la administración municipal como la ciudad en materia de seguridad y obra pública, servicios y finanzas, los costos políticos los terminará pagando él y sólo él.
Y es que la ciudadanía, que no es tonta como muchos políticos suponen, le va a adjudicar las deficiencias, los retrasos, los incumplimientos -de haberlos- del pasado y ello se sumará a las dificultades propias de todo nuevo gobierno, cuando obviamente se da un acomodo lento y complicado, aunado a la inevitable curva de aprendizaje -que en algunos casos se prolonga varios meses-.
Es imperativo, por eso, que José Chedraui no se guarde nada y, antes de ocupar la oficina principal del ayuntamiento de Puebla, dé a conocer a los habitantes -a todos, no sólo a quienes votaron por él- cómo le dejan las cosas y qué está mal.
Porque así la sociedad podrá distinguir entre una y otra administración, entender mejor al nuevo gobierno y conocer los retos que va a tener que enfrentar.
¿Exactamente cuánto dinero en caja le van a dejar?
¿Para qué le va a alcanzar y por cuánto tiempo?
¿Le heredarán deudas?
¿Cuáles y cuántos litigios pendientes?
¿Cuáles focos rojos en materia de seguridad?
¿Cuál es la situación del alumbrado, del bacheo, del sistema de semáforos, de parques y jardines, de obra pública, de la regulación comercial, de la movilidad, del medio ambiente…?
Y, así, una larga lista de preguntas que, al menos hasta hoy, por extraña razón, no se ha respondido.
Se entiende que hay información confidencial, información delicada que no es ni debe ser del dominio publico, pero lo esencial, lo básico, lo que sí es del obligado interés general, sí debe ser reportado.
Hay grandes expectativas en el gobierno que José Chedraui encabezará a partir del próximo martes 15 de octubre.
En campaña se prometió mucho.
La ciudad no pasa por la mejor de las situaciones en varios rubros.
Es evidente.
Y de él, sólo de él, depende que no le adjudiquen errores o deficiencias que no le corresponden.
El silencio no es el mejor camino.
Callar puede tener consecuencias.