viernes, 22 noviembre 2024
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Mañanera
Posted inGarganta Profunda

LA BATALLA (NI TAN) SECRETA EN EL PAN DE PUEBLA

En este proceso electoral lo que está en juego en el PAN de Puebla es el control y la hegemonía en el PAN de Puebla, para los siguientes 10 o 20 años, así como la aparición, tal vez, de un nuevo grupo, un grupo emergente, que desplace a aquel que históricamente ha tenido el poder en el partido: El Yunque.

Eduardo Rivera Pérez y Mario Riestra, enemigos-amigos, amigos-enemigos por conveniencia, dirimen tras bambalinas una acre disputa que tiene que ver, por supuesto, con la jornada electoral del próximo 2 de junio, pero que trasciende, por mucho, esa gran batalla en las urnas frente a Morena y sus partidos aliados.

Y es que hay una pelea interna quizá todavía más importante.

La suya.

A finales de año, de este mismo año, se deberá renovar la dirigencia estatal de Acción Nacional, cuestión crucial y de la máxima atención para los bandos en disputa, pues de ello depende su futuro político personal, pero sobre todo el de los integrantes de los grupos que representan y que defienden intereses totalmente divergentes.

Tanto Eduardo Rivera como Mario Riestra no pueden sino disimularlo, pero en los hechos se han preparado con intensidad para ese inevitable choque de trenes, tanto si ganan su respectiva elección como si la pierden.

No fue casual que el ex alcalde capitalino haya dispuesto todo lo posible para seguir vigente, y con los hilos del PAN en la mano, en caso de un resultado desfavorable el primer domingo de junio próximo.

Coló como diputada federal a su esposa y ex presidenta del Sistema Municipal DIF, Liliana Ortiz.

Sembró a dos de sus más cercanos para una diputación local: Celia Bonaga y Marcos Castro.

E impuso para el próximo Cabildo de Puebla a seis allegados y allegadas: Guadalupe Arrubarrena García, José Carlos Montiel Solana, Hilda Araceli Limón González, Alfredo Ramírez Barra, Pilar Aguilar Nájera y Hugo Martínez López.

Si Rivera Pérez no gana la gubernatura y Mario Riestra sí se convierte en presidente municipal de Puebla, aquel tratará de hacerse del PAN estatal ya sea impulsando al mencionado Marcos Castro o, si el género así lo indica, a la mismísima Liliana Ortiz.

Un Mario Riestra empoderado y vencedor, emergería como el nuevo gran liderazgo en el PAN y jugaría sus propias cartas para la dirigencia estatal, a fin de bloquear a las de Eduardo Rivera.

El diputado federal y candidato a la presidencia municipal empujará ya sea con su hermana, la regidora Susana Riestra, o a la legisladora y actual candidata a la reelección Carolina Beauregard.

Si Eduardo Rivera ganara el próximo 2 de junio, no habrá otro que él para ratificarse como el máximo líder del panismo poblano. De la mano de El Yunque, por supuesto.

En un escenario distinto, Mario Riestra sería el nuevo factótum del Partido Acción Nacional, con el apoyo decidido, por cierto, de Marko Cortés y su sucesor en la dirigencia nacional, que abominan a Eduardo Rivera.

En una reciente entrega, preguntábamos:

¿Qué tan unidos están, en realidad, Eduardo Rivera Pérez y Mario Riestra? 

¿Cuánto quiere uno el triunfo del otro?

¿De verdad les conviene?

¿Son amigos-enemigos?

¿Enemigos-amigos?

¿Son una verdadera mancuerna?

¿O más bien, males necesarios que no tienen otra opción que coincidir en una batalla electoral en la que no sólo están en juego sus carreras políticas, sino sobre todo el futuro y el control del Partido Acción Nacional en Puebla?

Es decir, o Eduardo Rivera gana y se confirma como el dueño del PAN poblano, o Eduardo Rivera pierde y Mario Riestra gana y emerge, el 2 de junio, como el nuevo mandamás en el partido y como la ficha con la que Acción Nacional jugará la sucesión estatal en 2030, que por increíble que parezca ya corre.

¿De verdad caminan unidos para lograr un “Mejor Rumbo para Puebla”?

¿En serio uno anhela el triunfo del otro, y viceversa?

¿De verdad?

Y es que ambos libran, sí, una batalla contra Morena y sus partidos aliados, pero también una guerra (fría) entre ambos.

Un último escenario es que tanto Eduardo Rivera como Mario Riestra pierdan su respectiva elección, y entonces ahí en la guerra tribal en el PAN habrá por necesidad otros jugadores.

Especialmente Genoveva Huerta y Rafael Micalco.

Dos panistas que ya fueron dirigentes estatales de la franquicia y que aguardan tan atentos como pacientes el desenlace de este choque de trenes para tratar de hacerse nuevamente del control del partido.

Porque “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

Como diría el clásico: al tiempo.

Periodista desde 1990. Ha sido reportero de Televisa Puebla, El Universal de Puebla, La Jornada de Oriente y Síntesis.

Fue coordinador editorial de El Universal de Tlaxcala y jefe de información de El Universal de Puebla.

Dirigió la revista Síntesis Policiaca, el área de noticias de Marconi Comunicaciones - donde condujo el noticiario matutino de “La Tropical Caliente” durante cuatro años- y el periódico El Heraldo de Puebla.

Desde 2001 ha publicado su columna “Garganta Profunda” en medios digitales, impresos y electrónicos.

Es director general del periódico digital Puebla Online y del periódico Crónica Puebla.

Trabajó durante 10 años en Televisa Puebla, donde condujo el noticiero nocturno -también el matutino y vespertino en distintas etapas- y fungió como gerente de Noticias por casi un lustro.

En 1990 recibió el Premio Nacional de Periodismo Juvenil, en 1991 el Premio Estatal de Periodismo de Puebla en el género de reportaje y en 1996 el Premio Estatal de Periodismo BUAP-Froylán Manjarrez.

Ha sido jurado del Premio Estatal de Periodismo del Estado de Tlaxcala.

Realizó estudios profesionales en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP.