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EL OMBUDSMAN FANTASMA

EL OMBUDSMAN FANTASMA

EL OMBUDSMAN FANTASMA

Prácticamente no hubo medio de comunicación poblano que no reportara la pesadilla que vivió Verónica Inés Barbosa Pérez.

Como en una novela de terror -o del absurdo-, esta mujer de 49 años de edad, oriunda de Tehuacán, fue detenida y acusada de secuestro exprés solo por cometer el pecado de ser solidaria con el prójimo.

Caminaba por las canchas del fraccionamiento Santa María, en ese municipio, cuando se percató que en el suelo se encontraba un teléfono celular que alguien, al parecer, había extraviado.

Acomedida y honrada, tomó una decisión que a la postre le costaría lágrimas y dolor: empezó a buscar al propietario.

En sus redes sociales colgó la imagen del aparato e informó que estaba en su poder.

“Si el dueño lo reconoce y acredita que efectivamente es suyo, yo lo tengo y yo se lo entrego”, posteó -palabras más, palabras menos-.

Y ahí empezó el horror: debido a una serie de confusiones y hechos inexplicables, resultó aprehendida.

Y acusada de ser una peligrosa delincuente.

Verónica Inés Barbosa Pérez fue torturada física y psicológicamente.

A los policías les urgía que confesara su “culpabilidad”.

“Soy inocente, soy inocente”, repetía.

“Yo sólo me encontré el teléfono e intenté devolverlo a su dueño”, explicaba.

Pero nadie le creía.

Su familia no supo nada de ella.

Estaba detenida y en medio, sí, de una pesadilla.

La peor, seguramente, de su vida.

Y todo por actuar de buena fe.

Como una persona decente.

Al trascender y conocerse los detalles, el caso se hizo viral.

En redes sociales muchos expresaron su indignación ante la evidente injusticia.

Su abogado, Víctor León Rueda; medios de comunicación, activistas, amigos, parientes… se movilizaron.

Afortunadamente, fue liberada.

No había -no hay- una sola prueba que la relacione con ningún secuestro.

Tampoco con ningún otro delito.

Pero la privación de su libertad, los golpes, la tortura, el dolor, las lágrimas, el terror… nadie se los quita.

Tampoco la indignación, la rabia, la impotencia…

¿Y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla?

¿Y su flamante presidente, José Félix Cerezo Vélez?

Bien, gracias.

Sí, ni sus luces.

Borrado.

Anulado.

Ciego, sordo y mudo.

Un cero a la izquierda.

Imposible que no se enterara del caso.

Increíble que no lo conociera.

Intolerable que no interviniera.

La negligencia andando.

La insensibilidad flagrante.

Como siempre.

Un vil burócrata.

Un defensor de opereta.

Un “ombudsman” fantasma.

***

En otra ocasión me he referido con todo detalle a la desastrosa gestión de José Félix Cerezo Vélez al frente del organismo.

Un verdadero desastre.

La historia de Verónica Inés Barbosa Pérez ratifica todo.

Todo lo que se sabe de este abogado, maestro del cinismo.

Y es que nadie se explica con qué cara se registró para reelegirse -lo que no va a suceder-.

Y menos de dónde encontró valor para aspirar a la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos -lo que raya en lo ridículo-.

Junto a él, quedaron como aspirantes a la CDH de Puebla: Rosa Isela Sánchez Soya, Edson Humberto Lucas Benítez, Gabriel Hernández Campos, Félix Ramos Montaño, Blanca Laura Ollivier Palacios, María Elena Guerrero Flores, Raquel Medel Valencia, José de Jesús Aguilar Carrasco, Juan Manuel Chi Carrera, Marco Antonio Moreno Rosado, Mónica Roldán Reyes, Luis Armando Soriano Peregrina y María Luisa Núñez Barojas.

Entre ellos y ellas está el nuevo o la nueva titular del organismo defensor de derechos humanos del estado.

Y todo Puebla sabe que será imposible que, quien quiera que sea, lo haga tan mal como el “ombudsman” fantasma.

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