EDUARDO RIVERA Y SU COSTOSO “¿EN DÓNDE ESTÁ EL GOBIERNO?”
Arturo Luna Silva
Hasta hace unas semanas, Eduardo Rivera Pérez aseguraba que la seguridad no debe politizarse.
No se vale, decía, utilizar un tema tan sensible para sacar raja política.
Lo dijo públicamente el pasado 8 de diciembre, durante el arranque del operativo “Guadalupe-Reyes”.
“La seguridad pública no se politiza, no cabe la distinción de colores y partidos en tiempos electorales”, subrayó, en medio de aplausos de sus colaboradores.
La prensa registró puntualmente tan sabias palabras.
Sí: la seguridad no debe politizarse.
Pero más rápido cae un hablador que un cojo y el ex alcalde capitalino fue el primero en traicionar su palabra.
Sus palabras.
Y es que enfundado ya en su traje de precandidato del PAN-PRI-PRD-PSI a la gubernatura, el pasado martes, a través de un desafortunado post en X, Eduardo Rivera dijo todo lo que decía no debe decirse ni hacerse.
Es decir, politizar la seguridad pública.
Aseguró que los poblanos “vivimos con miedo en la casa, en la escuela, en la calle y ahora hasta en las carreteras” y que el estado está “sumido en la inseguridad”.
Sí: sumido, palabra mayor.
Como si hablara de Guanajuato, Chihuahua, Colima, Chiapas o Michoacán.
Aún peor:
Para rematar, lanzó una pregunta que sin ningún problema pudo haberse ahorrado, por las serias implicaciones políticas que tiene y tendrá en el proceso electoral 2024:
“¿Dónde está el gobierno?”.
Es decir, ¿dónde está Sergio Salomón Céspedes Peregrina?
Es decir: no hay gobierno.
“No podemos seguir viviendo así, tenemos que corregir el rumbo de Puebla”, cerró, presa del entusiasmo.
En su post, Eduardo Rivera se refería destacadamente a un delito en particular, con base en una publicación periodística: el robo a transportistas en las carreteras y autopistas del país.
Un delito federal, cuyo combate es responsabilidad precisamente del gobierno federal a través de la Guardia Nacional.
De inmediato, como era previsible, llegó la respuesta al ex edil.
O más bien, las respuestas.
En X, usuarios de la red social le escribieron, por ejemplo:
“Más miedo en las calles de la capital, donde cualquier cafre te puede atropellar sabiendo la ausencia de Tránsito Municipal”.
“Casualmente hace no mucho tú gobernabas a muchos de esos ciudadanos que tienen miedo y hoy siguen teniendo ese mismo miedo”.
“Qué bueno que reconoces que desde que llegaste sigue la misma situación y no ha cambiado nada… Y si no pudiste con el municipio, menos con el estado“.
“El chiste se cuenta solo”.
Y así, cientos de réplicas más.
Tal vez a Eduardo Rivera se le olvidó que hasta hace un mes, aproximadamente, era presidente municipal de Puebla y que la ciudadanía no quedó precisamente satisfecha por los resultados de su gobierno en materia de seguridad.
Un informe que circuló profusamente con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, señaló que la incidencia delictiva subió mientras el hoy precandidato fue edil.
Feminicidios al triple, trata de personas al doble, robo de autopartes 78%…
A través de X, Pepe Chedraui, aspirante a la candidatura de Morena a la alcaldía capitalina, le escribió:
“En tu administración rompiste récord en inseguridad. Los datos son claros y hoy nuestra capital es de las más inseguras del país:
La dirigente estatal de Morena, Olga Romero Garci-Crespo; la regidora Elisa Molina; el presidente del Congreso, Eduardo Castillo López, la diputada Nora Escamilla, el regidor Leobardo Rodríguez y un largo etcétera hicieron lo propio.
Y en similar sentido.
Bueno, hasta Toño López, legislador del PT, salió a exigir la renuncia de la titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Consuelo Cruz Galindo, por sus pésimos resultados en la materia.
Sin duda que el tema de la inseguridad en el país es preocupante y los atracos a transportistas y automovilistas en las carreteras de México son una pesadilla en aumento.
Pero en qué momento a Eduardo Rivera se le olvidaron sus palabras, aquellas de que la seguridad “no debe politizarse”.
Peor: quién de sus sesudos asesores -que no alcanzan a entender nada de nada- le aconsejó salir a preguntar, como preguntó, “¿dónde está el gobierno?”.
Como diría Juan Gabriel:
Pero qué necesidad.
Parece que el aspirante a gobernador ha cometido un grave error, más que un acierto.
Su post en X podrá ser recordado, tal vez, como el más grande yerro de su campaña.
Y es que, de forma innecesaria, subió al ring a quien hasta el momento no se había puesto los guantes, porque no le habían dado ningún pretexto.
Ahora ya se lo dieron.
Y a partir de hoy se hará sentir y hará valer su peso, peso pesado -por si no se han enterado-.
Después de todo, él no fue quien dio el primer golpe.
Pero muy probablemente será quien dé el último y el más contundente, el próximo 2 de junio.