Analfabetas funcionales.
Corruptos.
Prepotentes.
Soberbios.
Sordos.
Y convencidos de que el nepotismo es un derecho, nunca un delito.
Así gobierna la mayoría de los presidentes municipales del estado, auténticos “varguitas” que en los hechos cometen peores horrores que en películas de terror o películas realistas como la célebre “La Ley de Herodes”.
Ellos, ellas, forman parte de una legión de espanto, que reproduce los mismos vicios y los mismos excesos que explican el atraso social, económico y político que padece desde hace décadas “la otra Puebla”, esa zona oscura, empobrecida y aislada, víctima eterna de sus autoridades.
Caciques o mini virreyes en potencia, que van por la vida sin controles ni contrapesos, sin conocimiento de la ley y de las facultades de los cabildos –el máximo órgano de decisión en un municipio-, totalmente ignorantes de los derechos humanos y de la libertad de expresión, de asociación y de manifestación, los presidentes municipal mandan “por sus pistolas” y si la realidad no es como ellos quieren, peor para ella, la realidad.
No saben de indicadores de desarrollo y tampoco es que mucho les interese dejar un legado de progreso a sus comunidades.
Fueron electos –por ser los más hábiles o los más perversos o por tener más dinero que el rival de enfrente- y sólo por eso los pueblos deberían estarles agradecidos y obedecerlos sin chistar.
Allá no hay medios de comunicación, mucho menos ese “diablo” llamado Internet, y por tanto no hay vigilantes que entrometan sus narices en lo que no les importa.
Lo suyo es la anarquía, la arbitrariedad y la locura.
Y qué mejores ejemplos de ello, que los horrorosos casos de los ediles recientemente detenidos: Álvaro Tapia, de Acteopan; Emiliano Vázquez Bonilla, de Zapotitlán de Méndez, y Rafael Lara Martínez, de Huehuetla, involucrados en un feminicidio, un homicidio calificado y posesión de dinero de origen dudoso, respectivamente.
Tapia, en estado de ebriedad, golpeó, atropelló y mató a su esposa porque le reclamó su forma de conducir el vehículo en el que viajaban.
Vázquez Bonilla participó en el asesinato de Ramón Malagón García, quien era chofer de Salvador Tino, ex candidato del PT y actualmente alcalde electo.
Y Lara Martínez, edil de uno de los municipios más pobres del estado, fue detenido con más de medio millón de pesos en efectivo al pasar por la caseta de Cuapiaxtla, en Tlaxcala. No pudo acreditar origen lícito de esa cantidad.
Pero, lamentablemente, no son los únicos alcaldes o alcaldesas que asumen que el pueblo que dicen gobernar es de su pertenencia y por tanto tienen “derecho” a decidir sobre las personas y sus bienes; ahí, el erario no es público, sino privado, para el uso de la familia presidencial, y se impone la ley del más fuerte, la del “o te chingas o te jodes”, en pleno siglo 21.
Ahí están Paola Angón, en San Pedro Cholula; José Luis Márquez, en Zacatlán; Norma Layón, en San Martín Texmelucan; Lorenzo Rivera Nava, en Chignahuapan; Juan Cruz Bello, en Acateno; Sergio Sandoval, en Ajalpan; Raúl Pineda, en Lafragua; Mario de la Rosa, en Amozoc; Abraham Martínez, en Acatzingo; Miguel Ángel Morales, en Zihuateutla; Irene Olea Torres, en Izúcar de Matamoros, y tantos otros y otras más con no pocos “cadáveres en el clóset” y un rosario de abusos y corruptelas que los tienen bien colocados en la lista de los peores presidentes municipales del estado de Puebla.
En general, los alcaldes son el eslabón más débil de la cadena y al mismo tiempo más peligroso para la estabilidad del estado, pues tal debilidad es materia fértil para el crimen organizado, que mediante los jefes de las policías municipales se cuelan hasta la cocina, tanto que suelen tener el control de todo el aparato de gobierno local y por tanto del municipio, con el aval de los ediles, que muchas veces llegan al poder patrocinados precisamente por el dinero sucio de las mafias.
Menudo problema va a tener el próximo gobernador, Alejandro Armenta Mier, con muchos de los nuevos presidentes municipales que pronto entrarán en funciones. Entre ellos, hay perfiles, de todos los partidos -no sólo de Morena-, que de verdad espantan. Auténticos pillos -o aspirantes a serlo- que, como muchos de los actuales, serán una auténtica bomba de tiempo para la gobernabilidad del estado.
Véase el caso de los hermanos Uruviel, Giovanny y Ramiro González Vieyra, auténticos caciques de la región de Chalchicomula de Sesma, miembros de Movimiento Ciudadano, que fungirán como alcaldes de Ciudad Serdán -en reelección-, San Nicolás Buenos aires y Tlachichuca, respectivamente, una anomalía que sólo nuestro corrupto sistema político permite.
Las nuevas autoridades estatales deberán estar muy atentas para poner quietos y en orden a estos presidentes cavernícolas; de lo contrario, sus “crímenes” sociales y políticos quedarán sin castigo, condenando a sus comunidades a seguir en el subdesarrollo, el hambre, el atraso, la violencia y la corrupción, en un círculo vicioso y pernicioso que no tiene ni tendrá fin, para desgracia de todos.
SOBRE EL ABORTO EN PUEBLA
Contra todo pronóstico, todo parece indicar que, en próximos días, siempre sí se presentará al pleno del Congreso del estado un dictamen de modificaciones al Código Penal y a la Ley Estatal de Salud para despenalizar el aborto en Puebla.
Según cuentan, el diputado y coordinador del grupo parlamentario de Morena, Édgar Garmendia de los Santos, se dispone a pasar a la historia como el presidente -emanado de la 4T- del poder Legislativo que logró lo que se creía imposible.
No está claro si eso sucedería en una sesión extraordinaria, pero se afirma que ya alcanzó el consenso necesario para que el asunto llegue al pleno y ahí cada diputado y cada diputada se exprese a favor o en contra según sus intereses, su ideología y su óptica personal.
Como ya se ha comentado, Garmendia buscó la anuencia de las autoridades estatales y le habrían dado luz verde; por eso la pasada semana, al ser interrogado, el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina dijo que el tema cae en el terreno del poder Legislativo y en cada diputado y cada diputada, “sin línea ni presiones”.
La idea del presidente del Congreso del estado es que la actual Legislatura resuelva ya este asunto que otras han evadido por años y cerrar sus trabajos haciendo efectiva una añeja demanda de la izquierda y de los grupos progresistas del país.
En este contexto, no fue casual la aparición mediática del grupo de médicos ligados al movimiento “Salvemos miles de vidas”, que hace unos días exigieron que los diputados y las diputadas dejen de hacerse “como que la virgen les habla” y le entren al tema porque cientos de mujeres -muchas de ellas poblanas- mueren cada año al practicarse un aborto clandestino y en condiciones insalubres.