Muy probablemente, pasadas las elecciones del 2 de junio, el titular del poder Ejecutivo enviará al Congreso del estado una iniciativa para reformar la ley electoral y regular ¡por fin! el tema de los debates entre candidatos en las campañas.
Así, Sergio Salomón Céspedes Peregrina pretende llenar un vacío legal que en la materia Puebla ha arrastrado por décadas y que ningún diputado ni ninguna diputada ha querido legislar, por apatía, pereza, ignorancia o conflicto de interés.
Actualmente, la ley establece como obligatorio un solo debate entre los candidatos o las candidatas a la gubernatura; en el caso de la contienda por la presidencia municipal de Puebla, no es obligatorio realizar un debate y todo se deja a la buena o mala voluntad del Instituto Electoral del Estado, de los candidatos y las candidatas y de los partidos políticos.
La iniciativa del gobernador iría en el sentido de establecer como obligatorios al menos tres debates entre los candidatos y las candidatas a la gubernatura y las principales alcaldías del estado, tal y como actualmente sucede en las contiendas por la Presidencia de la República y el gobierno de la CDMX.
El pasado domingo se celebró ya el tercer debate entre Clara Brugada, Santiago Taboada y Salomón Chertorivski, y el próximo domingo Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez se verán las caras también por tercera vez.
En el caso de Puebla, eso no ha sucedido ni sucederá. No en el actual proceso electoral.
Mario Riestra se quedó con las ganas de un debate con Pepe Chedraui.
Y Eduardo Rivera clama por un segundo debate con Alejandro Armenta.
Ambos, Riestra y Rivera, lo necesitan según los números y las tendencias que muestran las encuestas.
Forma parte de una estrategia de campaña, de posicionamiento, de exposición; también, en el fondo, una muestra de debilidad, una señal de que les urge remontar.
Pero debatir cuantas veces sea necesario, a nadie debería asustar y debería ser parte de la normalidad política; incluso, un derecho constitucional de los ciudadanos para conocer y saber quiénes son y qué proponen quienes pretender gobernarlos.
(También debería ser obligatorio presentar un examen de salud física y mental, pero esa es otra historia).
El 22 de agosto de 2015, por medio de un decreto publicado en el Periódico Oficial del Estado de Puebla, se reformaron, adicionaron y derogaron diversas disposiciones del Código Electoral.
Entre ellas, la modificación al contenido del artículo 224, estableciendo en su primer párrafo la obligatoriedad de organizar por lo menos un debate entre las candidaturas a la gubernatura.
Asimismo, se modificó el párrafo segundo en el que se determinó que el Consejo General del Instituto Electoral de Estado promoverá, a través de los consejos distritales y municipales, la celebración de debates entre candidaturas a diputaciones locales y presidencias Municipales, eliminando la obligatoriedad de los mismos.
La iniciativa de Sergio Salomón corregirá este defecto de nuestro sistema electoral.
Los debates serán por lo menos tres y todos obligatorios, para bien de la salud de la democracia poblana.
En mayo de 2021, en la contienda por la alcaldía de Puebla, la candidata Claudia Rivera (Morena) y el candidato Eduardo Rivera (PAN) sostuvieron, junto con el resto de aspirantes, un único debate.
Claudia Rivera pidió en público y en privado al menos uno más, pero Eduardo Rivera se negó reiterada e insistentemente. Iba arriba en las encuestas y no tenía ninguna necesidad de correr riesgos.
Hoy, vaya paradoja, el candidato del PRIANRDSI a la gubernatura quiere, exige al menos uno más, pero el puntero Alejandro Armenta, como diría el clásico, “ni lo ve ni lo escucha”. El candidato de Morena va arriba en las encuestas y no tiene ninguna necesidad de correr riesgos.
Es de manual.
Pero los debates, reitero, deben ser obligatorios.
Mientras más, mejor.
Y de preferencia, de ellos debe excluirse a los candidatos o las candidatas que vayan en tercer lugar, pues usualmente sólo estorban y por lo general juegan el juego de alguno de los otros contendientes.
(Véase si no, el papelón de Enrique Doger en 2018, de Alberto Jiménez Morales en 2019 y de Fernando Morales este 2024).
Se puede alegar que es antidemocrático e injusto; incluso que se coarta el derecho de un candidato a exponerse mediáticamente y a presentar sus propuestas y puntos de vista.
También que es política -y periodísticamente- incorrecto, pero ojalá la iniciativa del gobernador establezca que los candidatos o las candidatas con menos de dos dígitos en las encuestas, no tengan derecho a participar en el segundo y tercer debate.
Y es que sólo distraen y meten ruido en contiendas que siempre, siempre, son o acaban siendo únicamente entre dos.
SOBRE EL “ATENTADO” CONTRA EDUARDO RIVERA
De buena fuente se sabe que será hasta después del 2 de junio cuando la Fiscalía General del Estado dé a conocer el reporte completo de lo que realmente sucedió el pasado 4 de mayo en el fraccionamiento donde vive Eduardo Rivera.
La investigación prácticamente ya está concluida.
Sin embargo, en el entorno del fiscal Gilberto Higuera Bernal se ha valorado que informar en uno u otro sentido va a ser aprovechado, a favor o en contra, por los contendientes a la gubernatura, sobre todo faltando tan poco para la jornada del 2 de junio.
Si de por sí el clima electoral, también el clima en general, está caliente, sería como echar más gasolina al fuego.
También de buena fuente le puedo decir que se fortaleció la hipótesis de un robo o intento de robo a casa habitación, como el móvil de la irrupción de los delincuentes.
Se trataría de una banda colombiana que ha dejado sus huellas en varios fraccionamientos de la zona de Cholula y que ha agraviado a varios poblanos y poblanas, no sólo lamentablemente a las vecinas del candidato.
Incluso, dicha agrupación delictiva habría actuado en un fraccionamiento cercano al de Eduardo Rivera el mismo día de los hechos ocurridos en el suyo.
Este miércoles, por cierto, el gobernador Céspedes Peregrina también dijo, durante una rueda de prensa, que será hasta pasadas las elecciones que dirá “su verdad” sobre la fotografía en la que aparece con la candidata del PRIAN detenida por la Marina (Tania “N”) y que Eduardo Rivera utilizó para golpearlo en el debate del pasado domingo.
Una fotografía, como lo he dicho, fuera de todo contexto, y un golpe totalmente innecesario, que tendrá varias consecuencias a corto y mediano plazo.
Y no sólo por la conocida Tercera Ley de Newton:
“Toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto”.