“¡Tan bien qué iba!”.
Fue, en esencia, la opinión generalizada en la “comentocracia” mexicana que se expresa en las redes sociales más politizadas, especialmente X (antes Twitter).
Y es que cayó bastante mal el nombramiento del todavía dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, como secretario de Educación en el gabinete de Claudia Sheinbaum, que este jueves anunció un tercer bloque de designaciones.
Más un porro que un político, estridente hasta la nausea, mal ganador, limitadísimo intelectualmente hablando, Mario Delgado es, evidentemente, un mal necesario y un pago de cuota a la militancia morenista.
Pero también un asunto de forma: Sheinbaum no podría no sumar a su gabinete a quien, al menos en el papel, le coordinó su campaña y a quien, para bien o para mal, resolvió el complicado entuerto de la designación de candidatos y candidatas a las gubernaturas, las diputaciones federales y las senadurías en todo el país.
Sin embargo, el mensaje que se manda con su nombramiento es pésimo. Y es que significa otro sexenio más en el que la educación de México, de por sí en niveles vergonzosos de eficiencia y aprendizaje, será politizada y sobre ideologizada.
¿Qué sabe de educación Mario Delgado? Absoluta y literalmente, nada.
Llega para seguir adoctrinando a los estudiantes mexicanos y a continuar imponiendo la sectaria visión que la 4T tiene sobre la historia, las ciencias, las artes, la técnica, etcétera… Igualmente, para acabar de consolidar la base electoral de Morena mediante programas como las Becas para el Bienestar “Benito Juárez” o “La Escuela es Nuestra”.
Sí, Mario Delgado es el gran frijol en el arroz del gabinete de Claudia Sheinbaum y ni siquiera funcionó el claro mensaje que se envió en días pasados mediante la sección editorial Rayuela del periódico La Jornada, El Granma del bloque duro del lopezobradorismo, en el que ya anticipaban y descalificaban la llegada del líder de Morena a la SEP.
“¿Quién es ese hombre que coordinó con Claudia X. González la aprobación de la reforma educativa de Peña Nieto en el Senado? No se vaya a estar pensando en él para dirigir la educación de este país”, fue el comentario en el espacio periodístico que muchas veces fija la opinión del régimen.
Incluso, Claudia Sheinbaum hizo hace unos días una extraña -por inusual- visita a La Jornada, donde seguramente se tocó el tema.
Pero ni así.
Y es que no sólo se pensó en Mario Delgado para la SEP, se le nombró como el próximo secretario de Educación de México.
Lamentable.
Por otra parte, hay que decir que en este tercer -que no último- bloque de designaciones, se vio claramente la mano del presidente Andrés Manuel López Obrador, en lo de Delgado, pero sobre todo en dos nombramientos más en lo particular:
El de Rosa Icela Rodríguez, actual secretaria de Seguridad Pública, como futura secretaria de Gobernación y el de Ariadna Montiel Reyes como secretaria de Bienestar, posición que ya ocupa en el actual gobierno federal, tal y como ya sucedió hace poco en el caso de Raquel Buenrostro, quien hoy es secretaria de Economía, pero fungirá como secretaria de la Función Pública en el gobierno de Sheinbaum, y de Rogelio Ramírez de la O., quien permanecerá al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Obviamente son piezas, soldados del actual presidente, quien con ello extiende las muchas dudas que existen sobre la influencia que realmente tendrá en el próximo gobierno -aunque ese es otro tema de fondo-.
Por lo demás, en términos generales, el gabinete de Claudia Sheinbaum puede calificarse de bueno; incluso con gratas sorpresas.
Hasta hoy los nombramientos mejor recibidos por la opinión pública, por el alto perfil técnico y político de los personajes, han sido los siguientes:
Juan Ramón de la Fuente – Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)
Marcelo Ebrard – Secretaría de Economía (SE)
Rosaura Ruíz Gutiérrez – Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación (de nueva creación)
Alicia Bárcena – Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
Julio Berdegué – Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader)
Luz Elena González Escobar – Secretaría de Energía (Sener)
David Kershenobich – Secretaría de Salud (SSA)
Jesús Antonio Esteva Medina – Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT)
Edna Elena Vega Rangel – Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu)
Y, sobre todo, Omar García Harfuch – Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPPC).
Con García Harfuch se abre una esperanza de que la principal preocupación de los mexicanos, la inseguridad, dé un vuelco de 180 grados.
¿Terminará, por fin, la errática política de “abrazos, no balazos“?
Es muy probable; sin embargo, habrá que esperar hasta verlo en los hechos.
En contraste, una designación adicional, la de Ernestina Godoy como consejera Jurídica de la Presidencia, ha levantado varias cejas; sin embargo, se entiende que es de todas las confianzas de Claudia Sheinbaum y que por eso la necesita ahí como su consejera jurídica, aunque su desempeño como titular de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX dejó mucho, pero mucho que desear.
Se prevé que la virtual presidenta electa todavía dé a conocer un cuarto bloque de nombramientos de su gabinete.
Faltan secretarías sumamente muy importantes como: Defensa Nacional, Marina, Trabajo, Cultura y Turismo, donde la poblana Olivia Salomón Vivaldo podría ser tomada en cuenta.
La ex secretaria de Economía del estado de Puebla, quien fungió como coordinadora nacional de enlace empresarial de la campaña de Sheinbaum, tiene todo de su lado.
Y no sólo por el factor de género.