¿Cómo saber si nuestros hijos son felices? Desde luego verlos sonreír con frecuencia, que rían con sus hermanos, primos o amigos; así como escuchar que platican y preguntan con la curiosidad de quien está descubriendo el mundo son muestras inequívocas de una infancia feliz. Ojalá todo fuera así de sencillo. Pero es precisamente en la infancia donde se configura el sujeto del inconsciente.
La palabra infancia proviene del latín infantia que significa “incapacidad de hablar”. Es en estos primeros años en los que las y los pequeños elaboran el Edipo, que no es otra cosa que identificarse con alguna figura parental pero al mismo tiempo asumir la castración, es decir, que no puede estar pegado a mamá todo el tiempo y que él o ella tienen que ir a la escuela a jugar o hacer cosas por su cuenta.
Entonces, lo triste es ver a niños que por alguna circunstancia necesitan también ser escuchados, más allá de la etiqueta que se les allá puesto, atención dispersa, hiperactivo, autista, lo de menos es el cuadro, lo importante es que puedan vivir su niñez a su ritmo.