Más de 800 mil personas fallecieron en México por efecto de la pandemia de COVID-19 en poco más de tres años, de 2019 a 2022. Sin embargo, este saldo rojo tuvo efectos secundarios en las familias de esa cantidad catastrófica de muertes: quedaron huérfanos 250 mil niños y adolescentes sin que, hasta el momento, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador haya dispuesto acciones de apoyo, como respuesta a su equivocada estrategia de combate y control de la enfermedad.
Así lo señaló el doctor Julio Frenk Mora, ex secretario de Salud en México y actual Rector de la Universidad de Miami, en EU. Destacó la necesidad de que el gobierno mexicano emprenda programas emergentes para restaurar los programas para la protección de la salud de los mexicanos, entre los que destacó el de Emergencia Epidemiológica y el de Vigilancia para la Previsión de Posibles Futuras Pandemias, y “no sorprendan al gobierno y a sus instituciones con los brazos cruzados”.
Puntualizó que, en el sector de la Salud en particular, junto con el resto de instituciones de la administración pública y de los gobiernos de los estados y municipios, se establezca una estricta coordinación en la que participen todas las fuerzas políticas del país, a fin de declarar que la “Salud es un derecho de los mexicanos”.
Con relación a efectos derivados de la pandemia de Covid-19, “pusieron en evidencia el poder de la ciencia y las fallas de la política”. La ciencia permite superar la afección, pero, “si falla la política, el problema se convierte en catastrófico”. Ojalá entendamos esta lección.
La ciencia es una actividad humana. Nos protege de los fenómenos naturales, como la presencia y difusión de virus. La lección que nos deja, es que “hay que proteger a los que nos protegen: éstos son los científicos, los médicos y médicas que, en México y en el resto del mundo, “estuvieron al pie del cañón”, aplicando la ciencia para salvar vidas, y “la población que respondió con las conductas que se le indicaron”.
Cuando hablamos de lo bueno y lo malo, como es el caso de la afección del virus de Covid-19, lo más importante fue la colaboración de los científicos. Sin embargo, reconoció que muchos políticos, sobre todo de los países ricos, se acapararon las vacunas. Así, “una agenda que tenemos pendiente, es que las vacunas se tienen que compartir con los países de todo el mundo.
“Ningún país está seguro, hasta que todos los países del mundo estén seguros”, apuntó el doctor Frenk, y dijo que “en casos particulares de Estados Unidos, Canadá y naciones europeas, tienen que compartir la ciencia y tecnología para proteger, incluso, sus propios intereses”.
Advirtió que, mientras haya países como la India, con más de mil 400 millones de personas, en donde sólo el 2 por ciento están vacunadas, habrá alto riesgo de contagio. La variante “Delta” y otras, se han convertido en alto riesgo en países como Inglaterra, sin descartar a Estados Unidos y México.
“Esta variante del virus, cuando entra al organismo humano, se reproduce y muta. Así se comporta el virus. En la medida en que se enferma más gente, muriendo algunos y vacunándose otros, se reduce el número de personas susceptibles.
“Así, en las mutaciones, cuando surge una variante más eficiente en contagiar, tiene una ventaja de selección natural, con la posibilidad de que serán las variantes que van a dominar”.
En estas condiciones, el mensaje a las autoridades sanitarias, es en el sentido de que en México estamos en una carrera contra el tiempo. “Si queremos evitar un nuevo ‘pico’ de la pandemia, tenemos que acelerar el paso con la vacuna”.
Si ya se demostró que se puede aplicar dosis masivas de vacunas, en México se tiene que mantener el ritmo de inmunizadores, frente a la necesidad de llegar al 70 por ciento de la población de 12 años para arriba sean inoculados.