En el marco del Día Internacional contra la Corrupción, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer su Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL), la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), el Censo Nacional de Gobierno Federal (CNGF) y el Censo Nacional de Gobiernos Estatales (CNGE); a través de los cuales se proyectan datos muy relevantes sobre el tema.
Sin duda, como se lo he referido en este espacio que le agradezco tenga usted a bien leer, la rendición de cuentas es un factor fundamental para la confianza de las y los ciudadanos hacia las entidades gubernamentales, los organismos públicos y privados, así como cualquier instancia que atienda necesidades de la sociedad. Y en este contexto, la corrupción se ha convertido en un terrible cáncer que va en contra del buen desarrollo y bienestar en todos los ámbitos, desde la actividad gubernamental hasta lo económico.
Es así que le presento los principales indicadores que presenta el INEGI que nos permitirá contar con una mayor claridad sobre la percepción de la ciudadanía. El organismo nos señala que en 2023, el 22% de las personas adultas indicaron que la corrupción es uno de los tres problemas que más le preocupan, aunque los hombres lo perciben con mayor frecuencia que las mujeres.
Lo anterior nos muestra que la corrupción se mantiene dentro de las prioridades que se debe dar un cauce de solución. Lo hemos analizado y seguramente usted recordará que los otros temas que la gente tiene muy presente es lo correspondiente a la seguridad y su economía. De ahí que en esta radiografía se haga presente el problema de la corrupción, no está por demás enfatizar e insistir que es un problema que deba encontrar cauces de solución.
Y ente contexto, vale la pena señalar que en los resultados que da a conocer el Instituto, es que la corrupción no se aprecia por la ciudadanía de una manera homogénea, esto que significa, que cada sector tiene una apreciación diferente. Déjeme comentarle que el INEGI establece a través dela la policía y los partidos políticos fueron las instituciones que fueron consideradas como las más corruptas en todo nuestro país pues el 88.8% y 85.4% de las personas encuestadas afirmaron que recurren a actos de corrupción de manera frecuente o muy frecuente, respectivamente, indicadores que resultan muy altos frente al compromiso y responsabilidad que tienen frente a la sociedad de, por un lado, garantizar la seguridad que hoy en día es urgente resolver, y por otro, que los institutos políticos son los entes que se encuentran en el foco de atención precisamente por el proceso electoral que inició tanto a nivel federal como en las entidades locales.
Ahora bien, le presento los indicadores en algo que en mi consideración es muy relevante, y es lo referente a ese porcentaje de la población que por alguna situación ha sido, como muy bien se señala, víctima de un acto de corrupción. Es así que el 14.7 % de la población de 18 años y más, que tuvo contacto con alguna autoridad fue afectada por la corrupción, cifra menor a la observada en 2019 cuando se registró una prevalencia de 15.7 por ciento.
En su reporte, el INEGI destaca: “Desde 2016, con la publicación de la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción y la implementación del Sistema Nacional Anticorrupción, todos los entes públicos están obligados a crear y mantener una infraestructura institucional, así como a implementar acciones para prevenir y sancionar los actos de corrupción”.
Y en teoría, esto tendría que ser una constante, sin embargo, nuestra realidad lamentablemente no se observa del todo. Por ello, le presento lo que en mi consideración es fundamental para que se cumpla la eliminación de la corrupción.
En primer lugar, porque se fortalece una promoción de la justicia y equidad ya que la corrupción distorsiona la asignación de recursos y oportunidades, favoreciendo a unos pocos en detrimento de la mayoría.
Por otro lado, erradicar la corrupción se promueve el desarrollo económico, ya que ese problema actúa como un obstáculo para el crecimiento económico sostenible. Cuando los recursos públicos se desvían hacia actividades corruptas en lugar de proyectos que beneficiarían a la sociedad, se debilita la capacidad de una nación para invertir en infraestructura, educación, salud y otros sectores clave.
Asimismo, la corrupción puede desalentar la participación ciudadana, ya que las personas pueden perder la confianza en el sistema. Al combatir la corrupción, se impulsa la participación activa de la sociedad civil en la toma de decisiones y se fortalece la democracia.
De igual manera, la corrupción a menudo contribuye a la perpetuación de la pobreza, ya que los recursos destinados a programas de desarrollo y reducción de la pobreza pueden desviarse hacia actividades corruptas. Al eliminar la corrupción, se pueden dirigir recursos de manera más efectiva hacia programas que beneficien a los sectores más vulnerables de la sociedad.
En suma, la eliminación de la corrupción es esencial para promover el desarrollo sostenible, fortalecer las instituciones democráticas, mejorar las condiciones económicas y sociales, y construir sociedades más justas y equitativas.