UNIVERSIDAD INTERSERRANA, CUEVA DE CORRUPCIÓN Y ¿LAVADO?
Arturo Luna Silva
La Universidad Interserrana del Estado de Puebla Chilchotla es, para las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP), un foco rojo de denuncias de corrupción y de anomalías de toda índole.
Sin embargo, más debería llamar la atención de autoridades financieras, por la facilidad con que se eluden ahí responsabilidades fiscales, a través de recursos extraordinarios que se solicitan a los alumnos y otro tipo de “comercializaciones”.
En cualquier país del mundo causaría muchas preguntas el destino no reportado de, por poner un solo ejemplo, 175 mil pesos que aportaron los 700 alumnos para un congreso a mediados de este mes.
De acuerdo con una extensa denuncia por escrito, con fotografías y detalles en nombres, fechas y hechos, que llegó a este columnista, este es solamente uno de muchos hechos que señalan corrupción de las autoridades de esta institución.
En el caso de ese congreso, se extendieron recibos sin ningún valor fiscal.
Pero el dinero sí llegó a la bolsa de alguien.
Ya antes en Garganta Profunda, hicimos un primer recuento de varias anomalías, como venta de calificaciones, tráfico de influencias, compras de ropa de marca para directivas y muchas otras más.
En esa ocasión, también se detalló la facilidad con que se les piden “apoyos” y “cooperaciones” a los estudiantes y que los padres de familia, con extrema dificultad y sacrificio, cubren, a pesar de que la institución, conocida como la UICH, tiene presupuesto público para garantizar su gratuidad.
Es escandaloso, por ejemplo, que se haya cobrado hasta 5 mil pesos por un curso para “titularse”, aunque eso no ha ocurrido.
Destaca la forma en que el cuerpo directivo, encabezado por el rector Jesús Antonio Galindo López, se hace de recursos de manera “extraordinaria e irregular”, a través de peticiones y meros pretextos.
Pero el tema ha escalado a la “alta escuela” del cuello blanco.
Porque esas cooperaciones no se reportan.
No se extienden recibos reales y válidos por ellas.
No se ofrecen detalles de qué o para qué se utilizaron.
La última, una petición de 250 pesos por cabeza, una cantidad que parecería mínima, pero no lo es, porque se trata de 700 alumnos.
Son 175 mil pesos que no se sabe a dónde quedaron.
Que supuestamente se utilizaron para el pago de ponentes de un Congreso, pero ¿y el presupuesto público que la UICH tiene para esas y otras actividades?
La institución está atravesada por un pantano lleno de irregularidades.
Por ejemplo, ha habido represalias feroces contra quienes se han atrevido a presentar denuncias.
Está el caso de una docente de Veterinaria, que fue denostada y agredida incluso en su honor como mujer, por haber señalado a docentes que cobraban por las calificaciones.
La denuncia asegura que el mismo rector, el “abogado Galindo”, la difamó, acusándola de ser conflictiva y de que “seguramente” tenía relaciones inapropiadas con los alumnos.
A ese grado.
Nada raro si se atiende cómo llegó Jesús Antonio Galindo López a su cargo.
De acuerdo con una detallada narración, lo consiguió al descarrilar al aspirante natural, Édgar López Avendaño, quien se desempeñaba como director académico.
La trama que ocupó muchas complicidades, construyó o “fabricó” acusaciones de acoso sexual contra López.
El tema creció al grado de que fue descartado y congelado.
Hoy, el caso del acoso no ha progresado.
No hay acciones.
Las denuncias aparentemente desaparecieron.
Da la clara impresión, establece la denuncia, de que todo fue un tema sembrado para descarrilar a Édgar López, quien sufrió toda esta aparente difamación.
Ni disculpas ni un proceso real en su contra.
Hay muchas más acusaciones.
Alumnos que ganan premios internacionales, pero no tienen apoyo para presentarse a recogerlos.
Fue el caso específico de un grupo, que debía viajar a España.
Luego de las denuncias que han aparecido, el rector y sus allegados han iniciado una cacería contra todo aquel que se atreva a exigir justicia.
También una tormenta de amenazas veladas.
Rumores de que desaparecería la institución si hay quejas.
Y un cúmulo de absurdos.
La UICH es una cueva de anomalías y debiera preocupar mucho el tema de los recursos irregulares.
¿Y la SEP?
No. No ha tomado acciones.