La titular de la Auditoría Superior del Estado de Puebla (ASE), Amanda Gómez Nava, se cerró ya todas las puertas. La única que le queda abierta es la que conduce a la salida y por la vía trasera, a la que lleva un camino pavimentado de deshonra.
Ya no hay nada que justifique su permanencia.
Y nada que evite que se le finquen responsabilidades.
Al cúmulo de elementos que hacen urgente su renuncia, por su pésimo desempeño y opacidad en ese cargo, al que llegó con el barbosismo, se suma su actitud en la comparecencia ante diputados locales, el pasado lunes.
Es insostenible.
Como se ha negado a renunciar, su destitución, anunciada por diputados de todos los partidos, es inminente.
Desde su llegada a la ASE, con una pésima comparecencia para postular para el cargo, que fue burla y nota nacional, Amanda Gómez ha delatado graves deficiencias profesionales.
En ese entonces, en mayo de 2022, ni siquiera supo contestar qué es una cuenta pública.
Da la impresión de que sigue sin saberlo.
La encargada de transparentar, fiscalizar y sancionar, si hay responsabilidades, el uso de los recursos públicos estatales evade respuestas concretas, por ejemplo, sobre los boquetes financieros que heredó el barbosismo.
Así lo hizo este lunes ante la Comisión de Control, Vigilancia, Evaluación del Congreso del Estado.
Su excusa es que en esa administración y cuando ocurrió el primer faltante por más de 600 millones de pesos que se invirtieron en el Banco Accendo y que son irrecuperables, ella era titular de la Función Pública.
De ese modo, elude una responsabilidad que ahora tiene.
Porque la institución, ya lo dijo el gobernador Sergio Salomón, sí tiene y debe pronunciarse sobre ese y otros casos.
Para eso está.
Para eso fue creada.
Es la función y la razón de existir de la ASE.
¿Qué podemos esperar de una funcionaria cuyo desempeño profesional es opaco y carente de la técnica indispensable, cuando deba revisar el complejo entramado de los gastos de los 217 municipios?
En las entidades del estado.
En los órganos autónomos.
¡Estamos perdidos con la auditora!
La queja sobre la ASE ha sido, eternamente, que se utilice como “garrote político”.
Que se negocie y se “venda” la protección e impunidad para los desfalcos.
Con el ejercicio como cabeza de la institución, ¿qué se puede esperar?
Porque da la impresión de que no hay siquiera la capacidad técnica para auditar.
En otra entrega de Garganta Profunda alertamos de esto.
“La auditora y su equipo cercano, quienes al parecer siguen sin saber qué es una cuenta pública, omitieron y erradicaron todas las buenas prácticas que mantuvieron el orden y el correcto funcionamiento de la entidad pública, que a través de los años formaron y construyeron los anteriores titulares de la ASE”.
Esa advertencia se desprende de una evaluación que hizo el Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización (ISAF) del Estado de Sonora, con el que la ASE firmó convenio en septiembre de 2022.
Todo esto es apenas un resumen.
Un vistazo a los problemas de la ASE y las deficiencias profesionales de su titular.
Amanda Gómez Nava pareciera que defraudó a todos.
Incluido al finado gobernador Miguel Barbosa, quien la impulsó.
En la comparecencia del lunes ante el Congreso del Estado llegó con guardaespaldas y en camioneta de lujo.
Los rasgos de soberbia también se exhiben como reto a las instituciones.
Hubo diputados que tuvieron una buena participación, interrogantes puntuales, y plantearon un cuestionamiento: si tiene Amanda Gómez Nava la calidad moral para permanecer al frente de la ASE.
¿Qué o quién la sostiene?
¿Por qué no la han destituido?
Posiblemente y de alguna forma, hay quienes crean que puede ser útil, para apretar, mediante las cuentas públicas, a los alcaldes de todos los partidos para que apoyen al candidato o a la candidata de Morena a la gubernatura.
¿Será?
La duda queda.