UN AÑO EN LA RUTA A PALACIO NACIONAL. PUEBLA Y SU ESCENARIO
Arturo Luna Silva
Dentro de un año, si gana la elección presidencial de 2024, Claudia Sheinbaum Pardo estará despachando su primer día en Palacio Nacional. Contado desde este domingo 1 de octubre de 2023, comenzará su sexenio. Andrés Manuel López Obrador termina su gobierno el 30 de septiembre del próximo año. Para la oposición, pareciera que 365 días son toda una vida. Al menos así se percibe por su lentitud, desorganización, pereza y falta de rumbo en el país y en Puebla, salvo destellos y honrosas excepciones.
Luego de la caída libre de la abanderada opositora, Xóchitl Gálvez Ruiz, a quien literalmente la abandonaron todos en el Frente Amplio por México, surgen las preguntas de si vale la pena ir a ciertas competencias.
Veamos.
Puebla es de los 18 estados en que el presidente López Obrador tiene mayor aprobación.
Todos arriba de 60 por ciento.
Aquí, de acuerdo con Consulta Mitofsky, el aval de los poblanos y poblanas a su gestión es de 65.4 por ciento, hasta agosto.
Si eso se traduce en votos, entonces en Puebla estaría ya muy cerca de su meta de obtener resultados mayores a 66 por ciento.
Así lo ha pedido el tabasqueño a su partido.
En este escenario, ¿vale la pena que la oposición, unida o por separado, vaya a competir por la Presidencia de la República y por la gubernatura?
No.
Esa sería la respuesta en este momento, en que Xóchitl está cayendo.
Cuando nadie la ayuda ni en el PAN, el PRI ni en el PRD.
Cuando los días pasan y se juntan en meses.
En un año, el 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum, quien estuvo el sábado en Puebla, podría estar recibiendo las llaves de Palacio Nacional.
Hay que recordar que, tras la reforma de 2014, se adelantó la asunción presidencial, del 1 de diciembre, que era originalmente desde la Constitución de 1917, al 1 de octubre.
Es la primera vez que ocurrirá.
El escenario es complicado.
Pero eso no quiere decir que la oposición deba dimitir a cualquier batalla electoral.
No.
Pero siendo francos, entonces la oposición del Frente Amplio, con sus versiones locales, debiera ir pensando en presentarse a una elección solamente municipalista y legislativa.
De facto.
Buscar así conseguir con decoro el mayor número de alcaldías, así como curules locales y federales, y escaños en el Senado, aunque sean plurinominales.
Salvo tal vez casos como Querétaro y Guanajuato, no hay en el horizonte buenas expectativas para las gubernaturas.
La distancia para las campañas constitucionales es, desde hoy, de siete meses.
Faltan luego 9 meses para la jornada electoral.
Y 365 días para que asuma la próxima presidenta.
¿El tiempo alcanza para disputar realmente la Presidencia?
¿Para cristalizar una estrategia y proyecto competitivo para la gubernatura poblana?
El famoso tango dice que “20 años no es nada”.
En los tiempos políticos mexicanos un año lo es todo.
Y es muy poco.