La declaración del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina sobre los dichos del alcalde capitalino, Eduardo Rivera Pérez, sobre los pendientes financieros del pasado reciente, tiene valor de advertencia para atajar una indeseable y prematura guerra preelectoral: “Hay que tener memoria… A pregunta expresa y a pronunciamiento expreso de lo que tiene que ver con la administración estatal, siempre les voy a responder”.
En un tono directo, el mandatario poblano fijó así las reglas de convivencia que deben prevalecer.
Estableció que al son que pretenda tocar la oposición tendrá enérgica reciprocidad.
Hace unos días, Eduardo Rivera utilizó el llamado hoyo financiero que dejó el barbosismo como herramienta para revirar a Alejandro Armenta.
El senador morenista criticó las multas por pintas en bardas.
Sugirió, en rueda de prensa, que el dinero que se recaude pudiera ir a parar en la campaña del panista.
Ante muchos ojos, Rivera Pérez cometió un error.
Porque para responder utilizó la frase “acá no se pierde la lana”.
El yerro estuvo en el fondo, más que en la forma.
Porque en lugar de lanzar su dardo hacia Alejandro Armenta, el presidente municipal raspó a la anterior administración morenista.
“Si en el camino, a mí como administración, se nos hubieran perdido por ahí 600 millones de pesos, 700 millones de pesos, como por cierto si ha pasado en los gobiernos de Morena, pues más bien dicho estarían preocupados”, dijo en una conferencia de prensa matutina el 23 de agosto.
La esencia del error en la argumentación de Rivera Pérez es porque, además de funcionario, es visto ya como el candidato de la alianza opositora a la gubernatura.
En su afán de descalificar a Armenta terminó por dirigir la metralla a donde no debía.
A la administración estatal.
Aunque sea una anterior a la actual.
A Morena, en lugar de solamente al senador morenista.
Así, desde muchas miradas, el alcalde panista inauguró hostilidades innecesarias.
Aunque Eduardo Rivera Pérez necesita colgarse el traje de opositor y lanzar dardos al régimen, para posicionarse como el muy probable candidato del frente a la gubernatura, este momento es inadecuado.
Porque de la administración estatal de Sergio Salomón no ha tenido más que cortesías y siempre una mano extendida.
Además, el mismo gobernador es quien ha denunciado puntualmente los faltantes o las presuntas anomalías relacionadas con el hoyo financiero barbosista.
Aquí entran ahí la reflexión y la sabiduría popular en una frase: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
Sin perder la serenidad, vino este lunes en su conferencia de prensa la respuesta de Sergio Salomón.
Reprochó que Rivera Pérez quisiera colar el tema con “suavidad”.
Pero también, y aunque no lo dijo él así, con una inadecuada referencia.
Porque si se trata de hacer referencias a los problemas que pasadas administraciones heredaron, Eduardo Rivera y los panistas debieran ser más cautelosos.
Porque evidentemente el lodo de la etapa morenovallista-panista es más espeso.
Más profundo.
Más fétido.
Porque si de comparaciones se trata, a Acción Nacional (PAN) y a sus administraciones en Puebla les podría ir peor.
Está el tema de un crédito fiscal, con sabor a desfalco, por 2 mil 700 millones de pesos.
El gobernador Sergio Salomón fue puntual:
“En el tema del señor presidente, que ya se metió a lo político muy suavemente, qué bueno que no perdieron 600 millones de pesos, qué malo que no se pronunciaron cuando fueron 2 mil 700 millones de pesos, porque para eso hay que tener memoria, hay que revisarlo todo con mucha puntualidad”, dijo.
Estamos en septiembre.
Las Fiestas Patrias exigen la convivencia de los gobiernos municipal y estatal.
La ceremonia del Grito de Independencia es un punto importante.
Sergio Salomón estará en el Palacio del Ayuntamiento.
No hará, como Miguel Barbosa, su propia ceremonia en Casa Aguayo.
Este gesto debe apreciarse en toda su extensión.
No es buen tiempo para adelantar los debates electorales.
Sin duda el gobernador lo tiene muy claro.
Más todavía: lo dejó muy, pero muy claro.
Con calma y con serenidad.
Hay quienes quisieran que la guerra preelectoral se adelantara.
Hay quienes quisieran ver hostilidades.
Porque seguramente ganan en un escenario de confrontación anticipado.
El gobernador lo ha atajado hoy pero también ha pintado su raya: va a contestar todas.
Que lo lea quien lo sepa leer.
Pero, más, quien lo pueda entender.