Morena y Claudia Sheinbaum se consolidan e incluso crecen en las potenciales preferencias; la oposición viene en caída libre, junto con su candidata, Xóchitl Gálvez; desde Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador controla la sucesión y las decisiones en los estados y muy probablemente será el primer presidente en 30 años que deje el poder a su preferida.
¿En cifras, dónde están parados los dos bandos y sus virtuales abanderadas, en lo que respecta a Puebla?
Las respuestas es mejor tenerlas claras, a propósito de la primera visita de la ex jefa de Gobierno como coordinadora de los Comités de Defensa de la Transformación.
Este sábado 30 de septiembre Claudia Sheinbaum estará en Puebla.
Y lo hará en un escenario inmejorable, hasta ahora.
Veamos la postal completa y aterricemos en Puebla.
López Obrador, seguramente, será el primero que, en 30 años, deje sucesor (a).
Desde el priísta Miguel de la Madrid eso no ocurría.
El tabasqueño va a hacer todo lo que pueda para conseguirlo.
Muchos podemos considerar que ha sido un muy mal presidente, pero nadie puede regatearle que es el mejor dirigente de partido que hemos visto en la historia contemporánea de este país.
Con este contexto nacional, Sheinbaum camina sobre algodones.
Así regresa a Puebla este sábado, por primera vez como la virtual candidata presidencial del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Y las cifras le prodigan una gran sonrisa.
De acuerdo con una encuesta del Centro de Estudios Consultivos, de Manuel Martínez, en Puebla, la morenista registró en agosto 46.1 por ciento de las preferencias.
En septiembre, ya como triunfadora del proceso interno de su movimiento, ha alcanzado 49.9 por ciento, en la medición a población abierta.
En un mes creció casi cuatro puntos (3.8 por ciento).
En tanto, la aliancista opositora Xóchitl Gálvez se ha estancado.
Tiene 16.3 por ciento en la misma medición de septiembre.
Claudia le saca 33.6 puntos.
Y aún no hay campaña formal.
La situación de Xóchitl Gálvez es tan inconsistente como sus pensamientos.
Hace unas semanas, incluso aquí en Puebla, defendía la despenalización del aborto.
Este jueves, en una entrevista, se echó para atrás y dijo que forma parte de un Frente Amplio, en el que “caben diferentes posturas”.
Ya ni siquiera se atreve a defender lo que cree o lo que piensa.
Respecto de la oposición interna, el ex canciller Marcelo Ebrard se hunde en el estado: de su 26.9 por ciento en agosto, en septiembre cayó a 22.2 por ciento.
Con este cielo sin nubarrones, la estrategia de Morena, Sheinbaum y López Obrador parece cantada.
Al parecer lo único que deben hacer es:
“Cuidar” a Claudia Sheinbaum, cuyo principal activo es sin ninguna duda el presidente de la República.
No equivocarse de candidatos en Puebla, CDMX, Tabasco, Veracruz, Chiapas, Morelos, Guanajuato, Jalisco y Yucatán.
Ir con quienes realmente, en los estados, le sumen y le garanticen triunfos.
También, abanderados en las zonas urbanas que les den votos para ganar las Cámaras.
Y que sean una garantía para romper el voto opositor.
López Obrador quiere ganar todo lo que pueda -y va a poder mucho-.
Será su legado, además de dejar sucesor (a).
Eso no lo lograron Carlos Salinas de Gortari (le mataron a su delfín), Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón ni Enrique Peña.
Además de no equivocarse en los candidatos en los estados, López Obrador -el dueño del tablero de ajedrez y de las piezas- debe mantener unido a Morena.
Son indispensables tanto la sabiduría como la precisión.
Eso, a pesar de que la oposición sigue papando moscas, mientras su “salvadora” se consolida como una decepción.
Puebla, con sus cifras y con ese contexto nacional, recibirá este domingo a Claudia Sheinbaum con confeti, matracas, porras y fervor.
Sólo los morenistas poblanos, con el desmadre que se traen, podrían empañar este escenario de lujo.
Ya veremos niveles, tamaños, ambiciones, desesperaciones, nerviosismos y mezquindades de quienes aspiran a suceder a Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Nos leemos el lunes.