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OREJAS Y RABO, CON DIPUTADOS AL FONDO

OREJAS Y RABO, CON DIPUTADOS AL FONDO

OREJAS Y RABO, CON DIPUTADOS AL FONDO

Ovacionado, apapachado, reconocido, aplaudido…

Con gritos de “¡gobernador, gobernador!”

Una fiesta.

Un verdadero día de campo tuvo Sergio Salomón Céspedes Peregrina a su regreso al Congreso del estado.

La fuente primaria de su legitimidad.

La casa, su casa, de la que fue diputado y líder y de la que en diciembre de 2022, hace un año, tras la muerte de Miguel Barbosa Huerta, salió ungido como gobernador sustituto de Puebla.

Sin oposición -verdadera oposición- al frente, el mandatario llegó y se fue ileso, sin raspaduras, sin recibir una sola crítica seria por parte de quienes fueron sus compañeras diputadas y sus compañeros diputados, a quienes les debe, por supuesto, el haber sido nombrado como titular del Poder Ejecutivo.

La de este jueves fue una jornada plácida, tranquila, sin olas y mucho menos mareas, para Sergio Salomón en el Palacio Legislativo.

(Seguramente este fue el último informe de la historia en esa sede y recinto, pues pronto, muy pronto el Congreso estrenará nuevo edificio, allá por la zona de Los Fuertes).

A diferencia de muchos de sus antecesores, y haciendo alusión a su slogan oficial, el gobernador decidió estar presente en la sesión y escuchar, uno a uno, los posicionamientos de los distintos grupos parlamentarios.

Y nada, nadie, se salió del guion.

No hubo exabruptos, tampoco estridencias, y la mañana transcurrió en paz, en calma, en un ambiente de camadería y cortesía republicana, tal como estaba previsto.

(La nota hubiese sido lo contrario).

De la oposición -o supuesta oposición- se esperaba más, mucho más, sobre todo en la antesala del proceso electoral 2024, cuando -se supone- la lucha por el poder se dará con intensidad.

Pero del PAN, PRI y MC solo salieron elogios, reconocimientos y agradecimientos.

La diputada Karla Rodríguez Palacios fue la encargada de fijar la postura de los panistas y las panistas, pero decepcionó a la galería.

Reconoció que el de Sergio Salomón ha sido un “gobierno cercano y presente, un gobierno sensible y conciliador, un gobierno con oficio político, un gobierno que ha evitado el uso político de la justicia para encarcelar a adversarios”.

Y apenas esbozó algún tímido señalamiento y versó sobre la impunidad que prevalece en el caso del daño patrimonial por la fallida y millonaria inversión en Accendo Banco y los adeudos con el SAT, herencia del gobierno barbosista.

“Hubo renuncias obligadas (de funcionarios), pero no castigo”, señaló.

Y ya, nada más.

Fue todo.

Norma Reyes Cabrera habló a nombre de su partido, el PRI.

Y además de la demagogia, los lugares comunes, las frases hechas, sólo tuvo cumplidos para el gobernador.

“Somos oposición responsable y revolucionaria”, aseguró.

“La polarización para usted no es una opción para gobernar”, mencionó.

Y punto.

El que se voló la barda fue Jaime Natale, del PVEM.

“Has demostrado un gran liderazgo”, dijo a Sergio Salomón.

Y añadió:

“Se dice que el tiempo y la historia pone a cada quien en su lugar. Y a ti amigo, el tiempo y la historia te pondrán como uno de los mejores gobernadores que ha tenido el estado de Puebla”.

El torneo de elogios legislativos continuó, por supuesto.

Fernando Morales Martínez, “El Parri”, habló a nombre de su partido, Movimiento Ciudadano.

Histriónico, protagonista hasta la náusea, pidió un aplauso para el extinto Miguel Barbosa Huerta y le mandó “un saludo hasta el cielo”.

Y al final prometió al gobernador Sergio Salomón:

“Desde MC cuentas con nuestro apoyo”.

“Tengo la certeza de no haberme equivocado ni en el voto ni en la decisión de haberlo nombrado, junto con mis compañeras y compañeros diputados, como gobernador sustituto; tengo la satisfacción de haber cumplido al ver que su gobierno se caracteriza por la inclusión, la tolerancia, el respeto y el diálogo”, dijo, por su parte, Carlos Navarro Corro, a nombre del Partido Social de Integración (PSI), otro del que se esperaba más dado que recién se estrenó como aliado electoral del PAN, PRI y PRD.

Del resto de los legisladores que fijaron a nombre de sus respectivos partidos políticos (Toño López, del PT, y Azucena Rosas Tapia, de Morena), poco, muy poco que destacar.

Salvo lo obvio, lo esperado:

“Gracias señor gobernador por llevar a Puebla a un futuro más brillante”, señaló él.

“Estamos hombro con hombro a su lado”, afirmó ella, su compañera y camarada de partido.

Y san se acabó.

Y entonces Sergio Salomón entregó su informe por escrito y al momento de hacer uso de la palabra, estallaron los gritos de:

“¡Gobernador, gobernador, gobernador…!”.

“No tenemos temor alguno de reconocer las áreas de oportunidad. Somos humanos y asumimos nuestros errores, pero pedimos objetividad”, apuntó el mandatario.

Y fue todo.

El Legislativo renunció a su función de contrapeso del Ejecutivo, la oposición -o supuesta oposición- no lo fue, y el Congreso del estado vivió una fiesta, un día de campo…

Sergio Salomón salió como llegó:

Ovacionado.

Apapachado.

Reconocido.

Con el grito de “¡gobernador, gobernador, gobernador!” retumbando en las paredes.

Con la tarea cumplida.

La faena hecha.

Partiendo plaza.

Con rabo y orejas.

Y vuelta al ruedo.

Como los buenos toreros.

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