A 13 días de que terminen los recorridos de las corcholatas presidenciables de Morena, ha cambiado totalmente la jugada.
El presidente del CEN del partido lopezobradorista, Mario Delgado, reveló que será solo una pregunta, con valor de 75 por ciento en la encuesta, la que definirá al candidato o a la candidata a Palacio Nacional.
Si, como se prevé, ese modelo se replica en los estados, ¿a quién le favorece en Puebla?
¿A Alejandro Armenta?
¿A Nacho Mier?
¿A Rodrigo Abdala?
¿A Claudia Rivera?
¿A Julio Huerta?
¿A quién?
¡Vaya giro del escenario!
El diario español El País, que tiene en México tal vez la más eficiente corresponsalía de las extranjeras que están aquí, dio la primicia, tras una entrevista con el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) morenista.
“La candidatura presidencial de Morena se definirá con una pregunta que valdrá el 75% de toda la encuesta”, se lee en la cabeza de la nota.
“El partido oficialista aplicará un cuestionario nacional en el que la pregunta de a qué ‘corcholata’ prefiere la gente tendrá un valor rotundo del 75%; los demás reactivos sobre los atributos de los aspirantes serán testimoniales”, sigue el sumario del texto que firma el corresponsal Zedryk Raziel.
La declaración de Mario Delgado, que consigna el diario español, tiene una relevancia devastadora.
En las anteriores experiencias para definir las candidaturas a las gubernaturas, el único antecedente directo, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) había aplicado cuestionarios con ocho preguntas.
Con ellas se medían atributos como honestidad, identificación con la Cuarta Transformación (4T), si el sujeto era cumplido en sus promesas, si defendía los derechos de las mujeres, si era competitivo y si tenía potencial como abanderado o abanderada, en resumen.
Ahora, para el caso de la selección del titular de la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la 4T, es decir, del candidato o candidata presidencial, una pregunta definirá todo.
Habrá otras, pero con un puntaje tan bajo en el contexto de la calificación final, que en realidad no importan.
Literalmente.
No valen lo suficiente.
Son apenas anecdóticas.
“¿A quién prefiere como coordinador o coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta transformación rumbo a las elecciones de 2024?”, es la pregunta del millón.
La que valdrá 75 por ciento en la encuesta.
Ni más ni menos.
Para sorpresa de todos.
Habrá que reconocer que ese método es el que propuso y empujó el ex canciller Marcelo Ebrard.
Aunque pudiera no favorecerle.
Pero se le dio gusto.
Quizá para que luego no haga berrinche.
La entrevista de El País con Mario Delgado es breve pero contundente.
Aquí la cita:
—¿Por qué valdrá 75% esa pregunta? —plantea Delgado—. Pues es muy sencillo: porque vamos a un proceso donde debe haber un ganador muy claro; si no, podemos ir a un escenario en el que pudiera presentarse polémica respecto del ganador, que hubiera una especie de empate, y nos generaría muchísima incertidumbre. Entonces, tiene que haber mucha claridad en cómo se va a definir al ganador o ganadora.
—O sea, quien gane en esa pregunta, gana la encuesta.
—Sí, claro —afirma el dirigente.
(…)
—Y, entonces, ¿las otras preguntas para qué servirían?
—Primero son las de control, para asegurar la representatividad de la muestra. Y segundo, pues para conocer la opinión sobre los atributos de los distintos perfiles, que es importantes conocerlos.
La decisión de valorar en 75% la pregunta de la preferencia electoral fue formalizada el lunes pasado en una reunión conjunta de las comisiones de Encuestas y Elecciones de Morena.
Hasta aquí la referencia.
Ahora bien, si el modelo nacional, como se había anticipado, se reedita en los nueve estados que elegirán gubernatura, ¿qué pasa?
En Puebla, ¿a quién le viene “como anillo al dedo”?
¿A Nacho Mier, quien está remontando y en las últimas encuestas del BEAP, Más Data y Centro de Estudios Consultivos ya aparece como el puntero?
¿A Alejandro Armenta, quien por meses y meses ha presumido liderar todos los sondeos?
¿A Rodrigo Abdala, el delegado de Bienestar que sigue y sigue y sigue creciendo?
¿A Julio Huerta, quien desde que salió de Gobernación no deja de difuminarse?
¿A la ex alcaldesa capitalina Claudia Rivera Vivanco, quien se salvó de la inhabilitación y está en plena campaña, aunque depende de la definición de género femenino en la candidatura poblana?
¿A quién?
¿Es definitivo?
¿Es una señal?
¿Otra “pinche señal”?
¿Es un traje a la medida?
¿Para quién?
Ya falta poco, muy poco para saberlo.