MANOS NEGRAS DE MORENA DETRÁS DEL CAOS DE LA RESURRECCIÓN
Arturo Luna Silva
Manipulación de la comunidad, mentiras absolutas con dolo para azuzar a los pobladores contra el gobierno municipal, intereses económicos oscuros para solapar bares, antros y otros giros de dudosa legitimidad y legalidad, así como intereses políticos abiertos y aviesos, se asoman detrás de la protesta de un grupo de pobladores de la junta auxiliar de La Resurrección, que está claramente identificado con Morena y liderado por el regidor de ese partido, Leobardo Rodríguez Juárez.
La narrativa, los datos y las pruebas que desnudan los actos organizados que constituyen delitos no dejan lugar a dudas.
La violenta manifestación del martes pasado a las puertas del Palacio del Ayuntamiento fue preparada con frialdad, antelación y sin escrúpulos.
En redes sociales y en sonidos locales en esa comunidad se mintió a los habitantes con la versión de que se quedarían sin algunas rutas de transporte.
Era falso.
Pero la intención fue sembrar encono contra las autoridades municipales, especialmente contra el alcalde Eduardo Rivera Pérez, virtual candidato del PAN a la gubernatura.
Azuzaron a los pobladores quienes luego siguieron a sus líderes a la protesta, sin demandas legítimas, en la que utilizaron un tractor y amagaron con derrumbar la histórica puerta del recinto que es sede del gobierno municipal de Puebla capital.
Fue un milagro que no hubiera heridos de alta gravedad. Muchos de los violentos estaban en estado de ebriedad.
¿Quiénes son los protagonistas y cuáles sus motivaciones perversas?
La cabeza de todo fue el patético regidor Leobardo Rodríguez, quien persigue una candidatura en Morena y quien se ha querido vender ante el coordinador estatal de defensa de la cuarta transformación, Alejandro Armenta, como “líder social” con fortalezas.
Pero al contrario, es un barril de pólvora y un lastre de negatividad para el virtual candidato a la gubernatura.
Cómo olvidar su anterior cercanía y luego traición a la ex alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, en cuyo gobierno trabajó y a la que le juró amor eterno.
En el equipo de Claudia Rivera no lo abominan: lo que le sigue, por desleal, convenenciero y pendenciero, un bisoño político de esos que abundan en tiempos de la 4T.
También, cómo olvidar que hace apenas un poco más de un lustro aplaudía rabiosamente de pie a Tony Gali.
Y no hay casualidades: Leobardo Rodríguez mismo fue visto este miércoles llevando, casi de la mano, a los agresores, a Casa Aguayo, para dialogar con autoridades estatales.
Abogó lastimeramente por los vecinos de La Resurrección, pidió la devolución del tractor y la liberación de los tres detenidos, pero le dijeron que eso ya no es posible, que ya no es un tema político o de acuerdo político, que el caso ya está en manos de la Fiscalía General del Estado y que mejor se vayan buscando -él y sus rijosos- una buena defensa.
Y es que es tan grave lo que hizo Leobardo Rodríguez que nadie dude que pueda acabar en la cárcel, en lugar de la boleta electoral que anhela.
Pero no fue el único autor intelectual de la barbarie.
Hay otros y están claramente identificados.
El presidente auxiliar Adolfo Reyes Pérez, quien milita en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Este personaje, a su vez, está manipulado por el ex presidente auxiliar, Alejandro Pérez, y por el juez de paz.
Los dos son manos oscuras detrás de la operación que generó actos delictivos.
Ellos han conseguido sacar “permisos” para antros, bares y mototaxis a Adolfo Reyes, a pesar de que el edil auxiliar carece de facultades para ello.
Es decir, son “permisos” sin ninguna validez.
Para ello, han creado toda una trama legaloide que no se sostiene.
Cuando la semana pasada se presentó el caso de una clausura, salieron con que había un supuesto acuerdo, que data de 2012, con el ayuntamiento, para respetar su “autonomía” como pueblo indígena.
Un completo despropósito y una rotunda falacia.
Nadie puede estar por encima de la normatividad con ese pretexto.
Por supuesto, no pudieron mostrar el supuesto acuerdo firmado.
Sobra decir que esos personajes están muy ligados a Leobardo Rodríguez, quien en entrevistas los defendió a capa y espada.
Otro de los principales instigadores de la violencia fue Manuel Cuautlaxahue, quien se ostenta como consejero indígena.
En distintos momentos, como registraron los medios de comunicación, esos personajes cometieron al menos tres delitos en flagrancia y por eso el auxiliar y otros dos fueron detenidos.
Todo fue un caos.
Creado por los mismos manifestantes.
Se perdió la demanda original de “autonomía”.
Por la tarde, ya sólo querían que se les devolviera el tractor y que se liberará a los detenidos.
Pretendieron intercambiarlos por el elemento del ayuntamiento que fue secuestrado.
Delitos y más delitos.
No hubo negociación alguna y ellos terminaron por soltar al elemento del gobierno municipal, cuando se dieron cuenta que estaban metidos en problemas legales graves.
Todo, por cierto, fue ratificado por los visitadores de derechos humanos y la delegada de la Secretaría de Gobernación estatal.
Las manos negras quedaron a la vista.
Los actos delincuenciales están registrados.
Hay audios.
Videos, por ejemplo, de un motociclista que en estado de ebriedad impactó su vehículo contra los policías que resguardaban la puerta de la sede del ayuntamiento.
Esa fue la mecha que desató el caos generalizado.
¿Así va a ser la contienda electoral?
Con actos sin moral y sin ley.
¿Quién se beneficia con una guerra?
Sí, los de siempre.
Con mentiras.
Utilizando a la gente como carne de cañón.
Que luego no anden de chillones.