En el PAN de Puebla se escucha frecuentemente que pocos son quienes gozan de una verdadera amistad y confianza de su líder nacional, Marko Cortés.
El tema no es menor pues, ante la ausencia de un gobernador albiazul, muchas son las variables y decisiones que se resuelven o deciden desde la dirigencia nacional.
Variables como candidaturas.
Incluidas las plurinominales, tan disputadas.
Comúnmente se señala que uno de los liderazgos locales más cercanos al presidente nacional panista es el diputado federal Mario Riestra.
Pero ¿esto es verdaderamente cierto?
Y, de ser así, de dónde viene dicha relación.
Dicen los que saben que la historia se remonta al 2018.
Por múltiples razones, uno de los años más complicados en la historia política reciente de Puebla.
Mario Riestra, a pesar del veto morenovallista que buscaba impedir la presencia de Marko Cortés en Puebla, durante la campaña presidencial, organizó sendos eventos para el entonces coordinador de la bancada panista en San Lázaro.
La directriz de Rafael Moreno Valle habría sido así, palabras más, palabras menos:
“Si tanto insistes Mario, que venga Marko, pero no asistirá Martha Erika (Alonso) y el evento no puede ser en la capital del estado”.
(Sólo por si ya se olvidó, como todo se olvida en Puebla: Martha Erika era la esposa de Moreno Valle y la candidata del régimen a la gubernatura).
Pasó la elección presidencial y, como todo mundo sabe, el tsunami morenista arrasó todo y con todo.
Y en ese nuevo contexto, Marko Cortés y Mario Riestra se volvieron a encontrar en la Ciudad de México.
El primero le compartió al poblano que buscaría la dirigencia nacional del PAN y le pidió su apoyo en una eventual contienda interna.
Riestra fue el único liderazgo en la órbita morenovallista en jugársela con Marko Cortés.
Pocos, muy pocos poblanos lo hicieron.
La lista se complementa con Rafael Micalco (hoy diputado local) y Humberto “El Tigre” Aguilar Coronado (diputado federal).
Los meses transcurrieron y parecía que el choque de trenes sería inminente.
Rafael Moreno Valle parecía buscar la misma posición.
Pero, hábil como era, el ex gobernador poblano midió las simpatías, los apoyos, hasta dónde le alcanzaba, y prefirió negociar la coordinación de los senadores a cambio de espaldar a Marko Cortés en sus aspiraciones.
Lo cierto es que, a partir de ahí, la relación entre Cortés y Riestra solo ha venido a estrecharse.
Tan es así que, tres años después, cuando Marko Cortés buscó su reelección en el CEN del PAN, Riestra fue uno de sus dos coordinadores estatales.
Nuevamente fueron pocos los que se sumaron realmente a la tarea de recabar firmas y hacer proselitismo en favor del michoacano.
Porque, como casi siempre ocurre, los simuladores no faltaron.
Quizás estas líneas expliquen el por qué de esa relación política que a muchos desinformados causa extrañeza.
Son amigos.
Se han apoyado en las buenas, en las malas y en las peores.
Han jugado políticamente muchos años juntos.
Y, en consecuencia, ambos saben que, para lo que viene, son aliados naturales.
Porque siempre se requerirá gente de confianza.
Y a prueba de balas.