El protagonismo y la ausencia de capacidades para entender sus momentos, tanto el de gloria, como su caída y la llegada al averno, han marcado la vida y la carrera política de Javier López Zavala.
Hoy está preso por la presunta autoría intelectual del asesinato de su ex pareja, la abogada y activista Cecilia Monzón y, finalmente, el PRI ha comenzado la ruta efectiva para su expulsión.
La del oriundo de Pijijiaán será una historia negra que por generaciones marcará a Puebla, en especial a su clase política, en donde fue candidato a gobernador.
En la solicitud de proceso sancionatorio, que un militante y sus abogados presentaron ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria, se da cuenta de los excesos y traiciones políticas que cometió el ex titular de Gobernación estatal.
La narrativa testimonial y las pruebas resultan contundentes.
Dan fe del descaro que cometió el también ex diputado local y federal y, con base en sus propias declaraciones, tienen un valor de confesiones.
Entrevistas, publicaciones en sus redes y fotografías se convierten en la cadena testimonial que lo ata a la que se ve como una inexorable expulsión.
“He apoyado a Barbosa desde 2018: Zavala”, se lee en la cabeza de una entrevista que fue publicada en El Sol de Puebla el 10 de marzo de 2019.
La publicación y su transcripción aparecen en la página 4 del documento que está ya en análisis y por el que López Zavala será notificado hasta el penal de máxima seguridad de El Altiplano, en el Estado de México.
El material resulta una confesión definitiva, en la que el hoy denunciado ante los órganos partidistas reconoce su traición añeja, desde ese entonces.
Un fragmento es contundente. Aquí la cita:
Locutor: Platícanos Javier, la semana pasada, en estos días recientemente, tomas una decisión importante, te sumas al proyecto de Miguel Barbosa.
López Zavala: Mira, la verdad es que no me sumo la semana pasada, debo de ser muy honesto y muy claro con los ciudadanos y decirles que Miguel Barbosa ha sido un amigo desde hace un buen rato… y yo desde la campaña pasada una vez que Enrique Doger era candidato del PRI, pero no estaba jugando con la cachucha del PRI, sino con la cachucha del PAN y entonces, yo me di cuenta que el PAN tenía dos candidatos. Y dije yo bueno, pues yo no voy a hacer un trabajo para alguien que nos ha traicionado, que nos ha vendido y tomé la decisión de apoyar a Miguel Barbosa desde la campaña pasada (2018).
Javier López Zavala comenzó su caída absoluta y rápida al abismo, cuando no tuvo la capacidad de entender su nueva realidad, luego de la derrota de 2010, cuando su papá político, Mario Marín -hoy también preso, aunque por otra razones-, lo vendió para salvar su propio pellejo.
Luego, el de Chiapas buscó la dirigencia estatal del tricolor y fracasó.
Intentó colarse en varias posiciones y falló.
Se convirtió en rémora, lastre y terminó entregándose como operador de Rafael Moreno Valle, quien lo había derrotado y humillado.
De haber sido un todopoderoso en la administración pública, cuando en el marinismo fue secretario de Gobernación y de Desarrollo Social, terminó ignorado y ridiculizado.
Sus aliados de otros tiempos lo desconocieron.
Los “amigos” se fueron.
La soledad del poder llegó.
No supo entender que, a veces, para reinventarse, hay que hacer silencios y dejar que el tiempo sane las heridas.
Insistió e insistió, sin conseguir volver a la palestra.
Luego hizo sus torpes intentos de acercarse al lopezobradorismo.
Cómo olvidar su ridículo en 2017, incluso desde entonces exhibiendo traiciones a su militancia.
En febrero de ese año acudió a un acto del hoy presidente, entonces precandidato, en Jilotepec, Veracruz.
Literalmente fue un fan más.
Una suerte de groupie político, que fue en pos de un autógrafo en el libro, entonces recientemente publicado, de López Obrador.
Consiguió la firma.
El tabasqueño ni idea tuvo de quién era.
Pero López Zavala quiso vender en Puebla la foto como la de un acercamiento político importante.
Pronto se descubrió el engaño.
Vino 2019 y se exhibió más el todavía priísta.
Acudió como invitado y como “aparecido” en muchos actos de Miguel Barbosa.
Quiso apostar a la segura.
Hay gráficas que dan la impresión de cercanía con el entonces candidato morenista en la elección extraordinaria.
Hay abrazos.
Eso también está en el documento que solicita el proceso sancionatorio que, primero suspendería sus derechos partidistas, lo que de todos modos ocurre de facto al estar preso, y luego terminaría con su expulsión.
Las páginas 15 a la 19 son un gran collage que comprueba su intento de agradar a Barbosa y, por supuesto, testimonia su infidelidad partidista.
En el colmo del descaro, el día de la votación de 2019, López Zavala publicó la foto en que mostraba su boleta cruzada a favor de Morena.
La caída final de López Zavala es la más desconcertante.
De acuerdo con lo que han dicho las mismas autoridades ministeriales, el ex candidato priísta a la gubernatura de Puebla planeó y ordenó la ejecución de su ex pareja.
Las leyes y los tribunales dirán si así fue.
Entre 2005 y 2010, López Zavala lo tuvo todo.
Ahora, una década y años después, está preso.
La pena puede ser durísima.
En enero cumplirá 55 años de edad.
La sanción penal tendrá, muy probablemente, equivalente a prisión vitalicia.
El fin de su vida podría llegarle en la cárcel.
Tocó el cielo.
El averno hoy es su hogar.
LA OVEJA NEGRA DEL SINDICATO DEL IMSS
Los resultados del pasado 27 de septiembre en la consulta nacional para las modificaciones al Contrato Colectivo de Trabajo del IMSS, fueron un rotundo fracaso para el Sindicato del Seguro Social en Puebla.
Y es que, contra todo pronóstico, en el estado el 60% de los sindicalizados votó en contra.
La responsabilidad de esto fue de Antonio Miznáhuatl, secretario del Interior y Propaganda, cuya mala gestión, caracterizada durante siete años por el despotismo y la corrupción, ha contaminado la vida interna de la organización.
Hace no mucho, valiéndose de su puesto, impuso “por sus pistolas” a Lilia Tomé García como jefa de personal en el Hospital de Traumatología y Ortopedia, violentando los derechos de quien ocupaba esa función y al margen de la ley.
En los últimos meses, Miznáhuatl sólo se ha dedicado a promover a su candidata a la dirigencia del Sindicato, la Dra. Elda Cuesta, y a utilizar ilícitamente todos los recursos a su alcance para favorecer a su grupo “IMSSPIRANDO”.
Un grueso expediente con pruebas de sus malos manejos, abusos y negligencias fue hecho llegar ya al líder nacional, Dr. Arturo Olivares, por lo que no sería extraño que pronto se determine su destitución, pues en opinión de la base trabajadora, pone en riesgo la estabilidad de la sección a la cual pertenecen.