LAS PELIGROSAS BATALLAS DE LODO
Arturo Luna Silva
Todas las guerras dejan heridos, bajas, rencores y división. En los cuarteles de los principales aspirantes a la candidatura de Morena a la gubernatura suenan los tambores de batalla y las estrategias para enlodar al adversario están en marcha con beligerancia. ¿Habrán calculado bien las consecuencias de abrir esta Caja de Pandora? ¿Quién será el beneficiado del lodo que se dispara de una trinchera a otra, con una metralla de descalificaciones?
La semana pasada, el combate comenzó a escalar.
Evidentemente, los equipos de los primos Alejandro Armenta y Nacho Mier decidieron darle tono de guerra.
Podría ser muy tarde para dar marcha atrás.
Porque a un ataque, de inmediato viene una respuesta.
Sus escríbanos y “estrategas” se mandan amenazas veladas y también directas.
¿Están los aspirantes al frente de esta conflagración?
¿Saben lo que hacen sus equipos y sus matraqueros?
Más grave aún: ¿lo aprueban?
El problema es el calibre de las consecuencias que puede dejar esta refriega.
La gravedad es que se salga de control, como pareciera que está ocurriendo.
Lo irreparable serán los daños colaterales.
Cómo suponer que seguidores de Armenta se sumarán a los de Mier, tras la guerra.
O viceversa.
Cómo esperar que de entre las ruinas surja la unidad.
Cómo aplaudir y apoyar a quien dieron trato de enemigo.
Al que se le gritó “corrupto”.
La semana pasada se registró la primera baja formal.
José Luis García Parra debió renunciar como coordinador de asesores de Alejandro Armenta, obligado por el escándalo de la compra de un Audi R8, de más de 3.5 millones de pesos.
El discurso de la austeridad y el respeto a los postulados lopezobradoristas se derrumbó en el entorno del presidente del Senado de la República, aunque él no haya sido el responsable directo.
La crisis tuvo un pésimo manejo.
El tema llegó al debate nacional.
Y raspó a muchos.
Ahora, apareció una acusación anónima de que Nacho Mier compró una casa de 17.5 millones de pesos.
Supuestamente fue para un familiar.
El coordinador de los diputados federales de Morena ya explicó, aclaró y advirtió:
“Me pueden voltear de cabeza y nada… No somos iguales”.
Es la guerra.
Una que, en mayor o menor medida, raspa y ensucia.
Es de lodo.
Pero es también de alta intensidad.
Y es de esperarse que, de aquí a las definiciones, seguirán las descalificaciones, los golpes bajos, los videos anónimos y los ataques por abajo o por encima de la mesa.
En este contexto de metralla, Nacho Mier dio señales de lo que podría llegar a ser una alianza con la ex presidenta municipal de Puebla Claudia Rivera Vivanco.
Se encontraron mientras ella ofrecía este lunes una conferencia de prensa y él se dirigía a una entrevista.
La coincidencia fue registrada puntualmente y a detalle por algunos medios, que estaban ahí.
Apenas hace unos meses, a Rivera Vivanco se le veía afín a Armenta.
Pero desde la semana pasada, pintó su raya.
Ahora dejó un mensaje: hay o puede haber alianza con Nacho Mier.
Es de esperarse que esto también termine como ingrediente en esta batalla de lodo.
¿Le suma realmente Claudia Rivera a Nacho Mier?
Es de suponer que su equipo habrá hecho esos cálculos.
Los políticos.
Y los aritméticos.
Pero las peores consecuencias de esta guerra pueden ser para todos en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Tanto para los ganadores como para los derrotados en la interna.
Parece que olvidan que falta mucho tiempo por delante.
Y que todo puede terminar beneficiando a un tercero que puede ser: Rodrigo Abdala, Claudia Rivera, Olivia Salomón o Julio Huerta.
¿Quién va a salir ganando de una pelea irreconciliable entre los primos?
Pero las consecuencias podrían ser todavía más graves, si con tanto lodo se ensucia también la marca de Morena en Puebla.
Si con sus batallas, debilitan la aparentemente sólida fuerza electoral del lopezobradorismo en el estado.
Entonces, los rencores irreconocibles beneficiarían a la oposición.
Mucho ojo, en muchas mediciones ha venido creciendo la opción opositora en el país y en el estado.
Poco, pero ha crecido.
La hipótesis también debería contemplar que una candidatura presidencial opositora adquiriera mucha fuerza y pueda jalar a los demás abanderados.
Muchos ven en esa posibilidad a Xóchitl Gálvez.
Mucho puede pasar.
Las guerras nunca terminan bien para los combatientes.
Menos, mucho menos las de lodo.