En dos semanas comenzará la ruta inevitable, y que se espera también sumaria, para la expulsión de las filas del tricolor de Leobardo Soto Martínez y Enrique Doger Guerrero.
Los dos políticos, quienes han ocupado muchas posiciones de privilegio en el PRI, públicamente y hasta con descaro han apoyado a aspirantes de Morena.
La puerta trasera para que sean echados de ese partido la ha abierto el Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
La luz verde se encendió.
La pregunta es ¿por qué solamente ellos dos?
De los dos casos, sin duda el que más desfachatez representa, es el dirigente de la Confederación Nacional de Trabajadores (CTM) en Puebla.
Leobardo Soto Martínez ha sido diputado federal, diputado local, y ha impuesto a alcaldes y regidores a lo largo de los años en el Revolucionario Institucional (PRI).
Pero también desde hace años le juega las contras a su partido.
Fue aliado del morenovallismo.
Le levantó la mano y operó a favor de Miguel Barbosa en la elección extraordinaria de 2019.
Pero no ha dejado la ubre del PRI.
Como dicen en los ranchos al referirse a los borregos necios, “mama y da de topes”.
Su familia sigue cobrando en el PRI, aunque él ya hasta se sumó al equipo del ex secretario de Gobernación, Julio Huerta.
También el 17 de agosto estuvo en Izúcar de Matamoros en la asamblea de Claudia Sheinbaum, aspirante de Morena a la Presidencia.
Con algunos cetemistas, uniformados con las camisetas de esa agrupación, buscó sacarse la foto con la presidenciable, pero no tuvo éxito.
A pesar de todo eso, su hijo Leobardo Soto Enríquez es regidor del PRI en el Cabildo del Ayuntamiento de Puebla.
El junior, quien también es consejero estatal del tricolor poblano, antes fue diputado federal; llegó como suplente, pero alcanzó a ser unos meses el titular de la curul.
La progenitora de éste, Magnolia Ivon Enríquez Parra, es secretaria de Vinculación Social del PRI del municipio de Puebla.
Arturo, hermano de Leobardo, es el titular de la Secretaría de Gestión Social del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI.
La familia completa y él, en lo particular, personifican la definición de cinismo.
Al dirigente cetemista y a Doger les espera la aplicación puntual de los artículos 253 y 257 de los Estatutos.
Artículo 257. La expulsión procede por alguna de las causas siguientes:
(…)
VI. Solidarizarse con la acción política de partidos o asociaciones políticas antagónicas al Partido;
VII. Promueva y apoye actos de proselitismo de candidatos o candidatas de otros partidos o independientes;
Conductas que están configuradas de sobra en los dos casos.
El Artículo 253 de los Estatutos describe el proceso a través de una Comisión Nacional y las estatales.
“Las Comisiones Nacional y de las entidades federativas de Justicia Partidaria, erigidas en secciones instructoras, integrarán los expedientes en materia de pérdida de militancia, suspensión de derechos de la o el militante, inhabilitación temporal para desempeñar cargos partidistas y solicitudes de expulsión”.
Después de tantas expresiones contrarias al PRI, se ha decidido actuar contra Soto y Doger.
El caso del ex rector y ex alcalde de Puebla es también evidente.
Jura y perjura que nunca se afilió al PRI, pero sí: existe el registro de su militancia formal en el tricolor.
Y como tal, Enrique Doger ha manifestado públicamente su apoyo a Ignacio Mier, quien busca la nominación a la gubernatura por Morena.
Antes ha tenido otras conductas similares.
Es muy probable que él decida irse, renunciar, antes del proceso.
También es muy lógico suponer que ni uno ni el otro impugnarán el proceso que comenzará su inevitable ruta en un par de semanas.
Quizá incluso traten de presumir que el PRI les ha hecho un favor.
Pero la etiqueta de traidores nadie se las va a quitar.
Y si traicionaron hoy, mañana también lo harán si así conviene a sus intereses.
Sin embargo, hay una pregunta:
¿Por qué sólo ellos dos?
Es públicamente conocido que hay muchos más que han apoyado a Morena y a aspirantes morenistas.
¿Será que son los casos más notorios?
¿Será que no quieren una cacería masiva?
Los tiempos corren de prisa.
La elección de 2024 está muy cerca.
La puerta trasera de la expulsión, por órdenes del CEN, está abierta en Puebla.
Veremos cuántos más caben.