Mientras siguen las maromas en Morena (y cada vez más grotescas) para encubrir o maquillar de democracia un proceso basado única y exclusivamente en un “dedazo” presidencial -todo lo que hemos visto en las últimas horas no es sino parte de una mala opereta diseñada desde Palacio Nacional-, hay novedades en el frente albiazul en el estado.
La más importante de ellas tiene que ver con el evidente desplome que ha sufrido la candidata de la oposición a la Presidencia de la República, Xóchitl Gálvez, y sus efectos en Puebla.
Veamos:
La senadora, un globo inflado que poco a poco va perdiendo aire, se tambalea, se tropieza y se complica.
Las encuestas la ubican hoy hasta 25 puntos abajo de Claudia Sheinbaum, la abanderada oficial.
Una cosa fueron los días del proceso interno que vivió el bloque PAN-PRI-PRD, cuando la diferencia pareció acortarse, y otra muy diferente lo que hoy está pasando: Xóchitl Gálvez sencillamente no levanta y empieza a generar dudas y una gran desilusión incluso en el Frente Amplio por México, donde ya no lucen tan entusiasmados como al inicio.
Estudios serios señalan que, en un escenario de tercios -como el que se vislumbra para la elección de 2024-, Xóchitl Gálvez sería superada hasta por Samuel García, en el caso de que el cavernícola gobernador de Nuevo León fuera el candidato de Movimiento Ciudadano.
Y los problemas se acumulan: el plagio del reporte de prácticas profesionales con que Xóchitl Gálvez logró titularse como ingeniera en computación, las continuas contradicciones en que suele caer ante los grandes temas nacionales, la sistemática (pero ya poco efectiva) cantaleta contra las malas decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador, la superficialidad y frivolidad con que declara o asume posturas públicas, la falsa victimización que la caracteriza y el tenebroso caso de los contratos millonarios otorgados cuando fue jefa delegacional en Miguel Hidalgo y su millonaria mansión que no corresponde con sus ingresos reportados.
“Me apendejé”, fue la respuesta “más inteligente” que pudo balbucear para reconocer que sí, en efecto, plagió el informe presentado a la UNAM, que ya abrió una investigación formal.
En resumen: Xóchitl Gálvez resultó una decepción y eso que aún no empiezan las campañas oficiales.
Y no se ve, al menos hoy, cómo la abanderada de la oposición pueda ganar la elección del próximo año, sobre todo acompañada por un PAN, un PRI y un PRD que siguen totalmente extraviados y sin lograr ser el contrapeso a un gobierno cuyo líder, López Obrador, sigue estupendamente calificado pese al fracaso de sus políticas públicas en materia de seguridad, salud, educación y un largo etcétera.
Sí, Xóchitl Gálvez se desinfló -sólo la sostienen algunas cuantas cuentas de Twitter y algunos autonombrados voceros extraoficiales de la oposición- y eso ya está teniendo consecuencias, como en el caso del presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
La insurgencia de Xóchitl Gálvez fue la principal razón que motivó al edil capitalino a animarse finalmente para ir por la gubernatura; sin embargo, hoy han regresado nuevamente las dudas porque el escenario no se ve tan optimista como a finales de agosto pasado, cuando la senadora fue encumbrada como la “Salvadora de la Patria” y evidentemente sobrevalorada.
La ecuación era muy simple: una candidata opositora presidencial fuerte impulsaría a los candidatos a las 9 gubernaturas en juego y sobre todo a los candidatos a las diputaciones federales y senadurías.
Pero resulta que eso ya no se ve así y el camino luce muy pero muy cuesta arriba.
Este nuevo escenario explica las prisas que mostró el pasado viernes Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, para destapar (más bien comprometer públicamente) a Eduardo Rivera como el candidato del PAN-PRI-PRD a la gubernatura de Puebla, en el evento de celebración por el 84 aniversario de ese partido.
Si se analizan con cuidado el tono y las palabras utilizadas por el jefe albiazul, que sorprendió a todos pues nadie se esperaba que tocara el tema, lo que hizo fue, sí, un destape, pero más una advertencia: “Lalo, ya deja de dudar, comprométete y ya lánzate abiertamente como el candidato a la gubernatura”.
Y es que, en efecto, el alcalde capitalino sigue dudando y no ha descartado abandonar la idea de la gubernatura y optar ya sea por pelear el Senado o la reelección.
Ya no la ve tan clara como hace algunas semanas y dos factores inciden en ese renovado titubeo: 1) El desplome de Xóchitl Gálvez y 2) La incertidumbre de no saber todavía con certeza quién va a ser el candidato o la candidata de Morena a la gubernatura de Puebla (al interior de su equipo se habla de que si el candidato es Ignacio Mier o Alejandro Armenta, no va por la gubernatura, pero si el candidato resulta Julio Huerta o la candidata es Claudia Rivera, entonces sí iría por la gubernatura).
Basta ver la expresión y el lenguaje corporal de Eduardo Rivera en el momento en que Marko Cortés lo destapa, para entender que incluso dicho destape resultó molesto e incomodó al presidente municipal, quien no lució muy feliz que digamos durante y después del arrebato del dirigente del PAN.
Incluso al día siguiente, al dirigirse a los medios de comunicación, Eduardo Rivera no mostró el más mínimo entusiasmo y repitió lo mismo que ha venido diciendo desde hace meses:
“Que me esperen un poquito (…) Aún no defino mi trinchera de participación en 2024 (…) Sigo metido de lleno en mi responsabilidad como presidente municipal (…) Agradezco las muestras de apoyo, pero será a finales de año cuando podría estar en su caso decidiendo si me separo o no del cargo…”.
Y así por el estilo.
La jugada de Marko Cortés, para casi forzarlo a comprometerse al menos ante la militancia y liderazgos del PAN de Puebla, sencillamente no funcionó y ni los gritos de “¡Lalo gobernador, Lalo gobernador!” que lanzaron los presentes, tuvieron eco.
Y es que, como decimos, Eduardo Rivera sigue efectivamente sin decidir, sobre todo ahora que, buen analista, observa que Xóchitl Gálvez no es precisamente el pequeño “David” que va a derrotar al gigante “Goliat”.
De ahí que no hay que esperar un gran mensaje político, o un mensaje contundente como muchos creen que lo hará -incluido Marko Cortés-, el próximo 15 de octubre, en el marco del segundo informe de gobierno del alcalde.
Será cuidadoso, como siempre; medirá sus palabras; tejerá fino, pero en esencia repetirá lo mismo que ha venido diciendo respecto a las elecciones de 2024, y lo será doblemente luego que el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina advirtió a inicios de esta misma semana que él espera ir a informes de gobierno de presidentes municipales, “no a destapes”.
Sí, Eduardo Rivera NO ha tomado una decisión definitiva y el plan del Senado o la reelección siguen más vigentes que nunca.
Y para colmo, las fechas no ayudan: su informe es el 15 de octubre, como decimos; es decir: ¡15 (eternos) días antes de que finalmente todo Puebla sepa quién es el candidato o la candidata de Morena a la gubernatura!
Un factor de enorme peso que hoy por hoy está en el epicentro de la decisión que finalmente develará el futuro político-electoral del presidente municipal de Puebla.
SOBRE EL DESALOJO EN LA AUTOPISTA MÉXICO-PUEBLA
La tarde de este miércoles, nuevamente vecinos de Santa Rita Tlahuapan bloquearon ambos sentidos de la autopista México-Puebla, afectando a miles de personas.
Sin importar la razón que los mueve, estos facinerosos regresaron a las andadas, quizá motivados por organizaciones delictivas.
Ya perdimos la cuenta de cuántas veces lo han hecho sin importarles absolutamente nada ni nadie y en completa impunidad.
Pero esta vez no se esperaban la respuesta del gobierno del estado: por fin hubo un desalojo con la fuerza pública, lo que se pedía a gritos, y no les quedó otra que salir corriendo y liberar la carretera, una de las más importantes del centro y sur-sureste del país.
He sido víctima dos ocasiones de esta situación repetitiva: el cierre de la autopista.
Por razones de trabajo y personales, viajo continuamente a la CDMX y, como muchos viajeros más, me he quedado atrapado (a veces sin internet ni servicio telefónico) hasta más de 12 horas, en una especie de “secuestro”, con la impotencia y rabia del caso.
Desde aquí mi reconocimiento al gobierno del estado y en concreto al titular del poder Ejecutivo, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien esta vez no hizo otra cosa que aplicar la ley, simple y llanamente, contra el delito de ataques a las vías de comunicación.
Si más gobernantes en el país lo imitaran, quizá muchos de nuestros problemas como sociedad se superarían más rápido o más fácil.
Pero como es políticamente incorrecto echar mano del legítimo uso de la fuerza que establece la Constitución, muchas autoridades prefieren voltear para otro lado como avestruces, y no mancharse los zapatos, con tal de no asumir el costo de una decisión así.
Nadie puede afectar a terceras personas por causas particulares o grupales, por más importantes que estas sean, y punto.
Que lo sucedido este miércoles marque un precedente para futuros bloqueos carreteros, al menos en Puebla.