AUGUSTA DÍAZ DE RIVERA, LA PEOR ENEMIGA DE EDUARDO RIVERA
Arturo Luna Silva
Quien te desnuda ante los adversarios, no puede ser un amigo ni una amiga.
Quien revela, con descontrolada candidez o mala intención, tus planes fututos, en la política o en la guerra (porque la primera también es muchas veces lo segundo), es un enemigo.
Es un detractor que te entrega.
Es un factor que te debilita.
Eso fue lo que hizo la presidenta estatal del PAN, Augusta Díaz de Rivera, con Eduardo Rivera Pérez.
Me explico: el presidente municipal de la capital poblana ha mantenido sigilo en sus intenciones políticas hacia 2024.
Ha dicho que definirá “hasta final de año”.
Ha esquivado y capoteado todas y cada una de las preguntas al respecto.
Ha señalado que no le corren las prisas.
Porque sabe que tiene muchas rutas.
Que son varios los cargos a los que puede aspirar.
Que el éxito de su camino dependerá de muchas cosas.
Algunas no están en su control.
Entre ellas, quién será el candidato o candidata que seleccionen, a la gubernatura, en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
De los movimientos en su propio Partido Acción Nacional (PAN).
Inevitablemente, de quién vaya a ser el abanderado o la abanderada del Frente Amplio por México, que integran PRI, PAN y PRD.
Incluso, de si Movimiento Ciudadano (MC), en Puebla, se suma al bloque opositor en Puebla y a él, en lo personal.
Esa es una posibilidad real que, seguramente, están advirtiendo en el equipo de Eduardo Rivera Pérez.
Porque de otro modo no se explican los acompañamientos que el presidente estatal de MC, el blofero Fernando Morales, ha hecho a Rivera Pérez en algunas actividades del ayuntamiento.
La más reciente apenas el 9 de agosto, para el arranque de los trabajos de bacheo, en el sur de la ciudad.
En este escenario, el alcalde ha sido sumamente cuidadoso.
Todos sabemos que puede ir por la oposición en pos de la gubernatura.
Que si no va él, la señal es que el PAN ha entregado la plaza.
Pero también, que podría ir por la reelección en la capital poblana.
O al Senado de la República, si no ve condiciones para pelear por Casa Aguayo.
En este contexto, Rivera Pérez se la ha pasado esquivando la definición.
Porque es su estrategia.
La que ve correcta.
Porque está a la espera de saber quiénes son los candidatos de Morena y de la oposición a la Presidencia de la República.
También quién es el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.
Sólo después de eso, se definirá.
Pero Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández pareciera que le juega las contras.
Lo exhibe.
Lo vulnera.
Lo encuera.
En una entrevista reciente con El Sol de Puebla, la dirigente estatal panista abrió completamente el juego de Eduardo Rivera.
“Lo único que me ha manifestado (Rivera Pérez) es su interés por la gubernatura del estado (…) Para cualquier cargo creo que es una carta muy fuerte, cuando llegue el tiempo ya veremos cómo se acomodan las fichas, por lo pronto el interés que me ha manifestado es por el gobierno de Puebla”, dijo al medio impreso y digital.
Es decir, lo que hemos supuesto y que, se sabe, ha dicho a sus colaboradores, de que tiene un abanico de oportunidades a diferentes cargos, no es real.
Es decir, él sólo irá por la gubernatura.
¿O cómo?
Con amigos así…