Quién sabe mañana, pero hoy, en las mediciones demoscópicas, el morenista Alejandro Armenta encabeza las preferencias hacia la gubernatura de Puebla.
Y lo hace en una carrera en la que, hasta ahora, ha ido prácticamente solo, por el proceso interno de su partido, Morena, y porque todavía no arranca, con la energía que se supone es capaz de desplegar, su contrincante, el panista Eduardo Rivera Pérez.
Se han publicado ya al menos dos encuestas que ponen como puntero indiscutible al senador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
En una de ellas, la medición de la casa Enkoll para el diario El Universal, Alejandro Armenta lidera con 48 por ciento de preferencia bruta.
En segundo lugar está Eduardo Rivera Pérez, quien en unos días será formalmente precandidato de la alianza del PAN, PRI, PRD y el local Pacto de Integración Social (PSI), con 31 por ciento.
En la referencia partidista, Morena encabeza con 49 por ciento de la intención de voto.
El PAN luce muy rezagado, con el 19 por ciento.
En un tú a tú entre ambas marcas, hay una diferencia de 30 puntos.
En la suma de fuerzas, los números son los siguientes:
Morena (49%), PT (2%), PVEM (3%) y Nueva Alianza (1%): 55%.
PAN (19%), PRI (9%) y PRD (2%): 30%.
A reserva de lo que aporten Fuerza por México a la alianza encabezada por Morena, y el PSI a la coalición liderada por el PAN, la diferencia es de 25 puntos.
El estudio tuvo como base mil 13 entrevistas efectivas a hombres y mujeres con credencial de elector vigente, entre 9 y 12 de diciembre.
La empresa Enkoll, de Heidi Osuna ha resultado de las más certeras en los procesos nacional y estatal de Puebla, en la selección de candidaturas de la Cuarta Transformación (4T).
La ventaja de Alejandro Armenta luce amplía sobre el aspirante de la edición poblana del Frente Amplio por México.
Los números -estos números- no pueden considerarse sorprendentes.
Alejandro Armenta tiene un trabajo de más de tres décadas en todo el estado.
Constante, ininterrumpido e intenso.
Además, recién se dio el triunfo en un complicado proceso interno en su partido, que concluyó el 10 de noviembre pasado con su victoria en las tres encuestas (una oficial y dos espejo), que realizó la dirigencia de Morena y que le dio alta exposición mediática.
Así, es inevitable analizar las cifras con la consideración de que Eduardo Rivera no ha desplegado todavía una campaña de recorridos en el estado.
Ni tierra ni mucho menos aire, a diferencia de Armenta, que sí ha tenido ambos.
Es más, Eduardo Rivera por varios meses se mantuvo prudente respecto de la posibilidad de convertirse en abanderado opositor a la gubernatura.
El panista es un aspirante que recién arrancará formalmente este 25 de diciembre, con el inicio oficial de las precampañas.
La batalla Alejandro Armenta vs. Eduardo Rivera comenzará entonces y ahora sí sin titubeos y sin eufemismos.
Las mediciones serán probablemente distintas en unos meses y las de hoy no deben tomarse como una referencia definitiva.
Mucho menos como algo concluyente.
Ya hemos visto que diferencias similares en anteriores comicios no determinaron el resultado de la elección.
Candidatos que arrancaron con ventaja, incluso con amplía ventaja, acabaron mordiendo el polvo.
Lo de hoy es solo -diría el clásico- una fotografía del momento.
Ya llegará la Navidad…
Y con ella la guerra.
La de a deveras.