Como dice el clásico:
¡No se hagan bolas!, el suplente de Eduardo Rivera Pérez, una vez que deje el cargo de alcalde de Puebla para asumir la candidatura opositora al gobierno del estado, será Adán Domínguez Sánchez.
Y no sólo porque así lo dice la ley, sino por varias razones que van más allá de la grilla, los chismes y el fuego amigo y enemigo.
El primer aspecto que hay que tomar en cuenta es el legal.
El Gerente Municipal es, además, efectivamente, el SUPLENTE -así con mayúsculas- del presidente municipal de Puebla.
Así aparece expresamente en la constancia de mayoría y validez de la elección de ayuntamiento expedida por el Consejo Municipal del Instituto Electoral del Estado (IEE).
Explorar, buscar o intentar otra alternativa, es decir, apostar por alguien diferente a Adán Domínguez, no sólo sería ridículo, sino complicadísimo.
No ilegal, pero sí muy difícil.
En efecto, como ya lo han recordado algunos columnistas, en febrero de 2016, cuando Tony Gali Fayad tuvo que solicitar licencia para abandonar la alcaldía para convertirse en candidato del morenovallismo a la gubernatura de Puebla, hubo que hacer una operación muy cuestionada en su momento para nombrar a Luis Banck Serrato como presidente municipal interino.
El suplente de Tony Gali era Gerardo Maldonado Balvarena, pero este no gozaba de la confianza de Rafael Moreno Valle -ni de Gali- y fue desplazado.
Gracias a una lectura o interpretación bastante extraña o a modo de la ley, el Cabildo de Puebla propuso al Congreso a Luis Banck y este finalmente fue designado por mayoría y quedó al frente del ayuntamiento.
La operación fue costosa -en términos políticos- y muy criticada por los odiadores de Moreno Valle, que eran legión.
Se generó una gran controversia y a Luis Banck, un excelente perfil y quien a la postre acabaría haciendo una muy buena gestión, le costó mucho trabajo legitimarse y superar el hecho de haber sido “impuesto” pues legalmente no era el SUPLENTE.
Si hoy Eduardo Rivera optara por una ruta similar, no es seguro que lo lograra, entre otras cosas porque dependería de la buena voluntad del dueño de los hilos del Congreso del estado.
Negociar quién se quedará como su suplente, metería al actual edil a un proceso de desgaste y negociación que no parece oportuno y menos cuando su atención y energía estarán enfocadas en su campaña a la gubernatura.
Como dice la canción:
¡Pero qué necesidad! de crear un problema donde no lo hay.
Depender del Congreso, de los diputados, de otro tipo de intereses (políticos, económicos y hasta mediáticos)… no parece una idea brillante.
La otra gran razón por la cual Adán Domínguez va a completar el periodo que dejará trunco Eduardo Rivera es muy clara:
El Gerente Municipal es hoy por hoy su hombre de mayor confianza y su “mano derecha”.
Funge en los hechos como “jefe de gabinete”, coordina ejecutivamente a todos los secretarios y secretarias; se encarga del cumplimiento de las metas, y es la voz más autorizada después de la del alcalde.
Todavía más:
No de ahora, sino desde el inicio del trienio, acude en representación de Eduardo Rivera a los actos o eventos públicos que al edil se le dificultan por cuestiones de agenda y está al tanto de los acuerdos, compromisos y pendientes que la administración tiene con los diversos sectores de esta capital.
Miembros del equipo de Adán Domínguez señalan que, a pesar de lo que se ha comentado en algunos espacios periodísticos, el Gerente Municipal tiene buena relación con todos los funcionarios de primer nivel del ayuntamiento, con los que interactúa cotidianamente.
Por supuesto que hay roces, pero ninguno grave, sino lógicos dentro de cualquier equipo de gobierno y explicados por su rol y el nivel de exigencia impuesto por Eduardo Rivera.
Que un compañero de trabajo no te invite a su boda, o a la primera comunión de sus hijos, o a celebrar su cumpleaños, no significa que sea tu enemigo o que te odie.
A menos que pienses que a tu chamba sólo vas a hacer amigos, no a formar equipo de trabajo y a dar resultados.
En los últimos días se han manejado varios nombres -todos valiosos- como probables alternativas a Adán Domínguez, bajo el argumento de que Eduardo Rivera estaría evaluándolos.
Nada más falso.
La decisión está tomada.
Incluso este miércoles, uno de los promovidos, el secretario de Bienestar y Participación Ciudadana, Matías Rivero Marines, declaró a los medios que hay un suplente, que ese no es otro que Adán Domínguez, que a él no le toca tomar la decisión -sino a Eduardo Rivera- y que respeta y respetará la jerarquía del Gerente Municipal.
El multi aludido Adán Domínguez, por su parte, ha sido sumamente cuidadoso a la hora de tocar el tema tanto en público como en privado.
Esta misma semana, interrogado por los reporteros que cubren la fuente del ayuntamiento, repitió -palabras más, palabras menos- lo mismo que ha dicho a su equipo de trabajo:
“Apoyaré a Eduardo Rivera, al proyecto de mi jefe, desde la trinchera que él me diga; soy un hombre de equipo. No es momento de especular; soy el suplente, sí, pero estoy listo para hacer o asumir el papel que más convenga al proyecto“.
Así que repito:
¡No se hagan bolas!, el suplente de Eduardo Rivera Pérez, una vez que deje el cargo de alcalde de Puebla para asumir la candidatura opositora al gobierno del estado, será Adán Domínguez Sánchez.
No sólo no hay otra opción: no hay mejor opción.
Y desde muchos ángulos y puntos de vista, pero sobre todo si el objetivo es que el gobierno municipal guarde orden y estabilidad y entregue buenas cuentas a la ciudad.
Porque ya lo dice el dicho:
“No cambies caballo a mitad del río”.