Una de mis materias favoritas en la preparatoria era Contabilidad. Me encantaban los estados de cuenta, poner de un lado los pasivos y del otro lado los activos, los cargos y los abonos. Y es que todo en esta vida tiene un costo: cada decisión o cada omisión.
Desde luego el psicólogo también cobra por su servicio. Sin embargo en psicoanálisis la tarifa no la impone quien se renta para escuchar, el precio lo fija el analizante en función de lo que está dispuesto a pagar por sus palabras, por lo que tiene que decir y no halla dónde escupirlo o acomodarlo.
Y aún así hay quienes quedan a deber sesiones; sin embargo en la vida psíquica siempre cuadran las cuentas, el sujeto paga con culpa, algún lapsus, acto fallido o síntoma que eventualmente lo regresará a enfrentar aquello en lo que demanda reparación.
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